Los científicos del proyecto SETI son conocidos por rastrear posibles señales alienígenas, pero ahora, además, se están planteando enviar mensajes desde la Tierra advirtiendo de nuestra posición. Un investigador de la Universidad de Cádiz cuestiona esta idea a la vista de los resultados que arroja una encuesta entre universitarios, donde se desvela el desconocimiento general que existe sobre el cosmos y la influencia de la religión a la hora de abordar estos temas. Pero…¿Estamos preparados para contactar con una inteligencia extraterrestre?
SINC|05 mayo 2014 09:34
El proyecto de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) es una iniciativa que comenzó en los años 70 con el patrocinio de la NASA, pero que ha evolucionado hacia una colaboración de millones de internautas para el procesamiento de los datos del radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), con el que se efectúa el rastreo espacial.
Ahora los miembros de este controvertido proyecto pretenden ir más allá y no solo buscar señales alienígenas, sino enviarlas también desde la Tierra de forma activa (active SETI) para que las detecten posibles civilizaciones extraterrestres. Astrofísicos como Stephen Hawking ya han advertido del riesgo que esto supone para la humanidad, ya que podría favorecer la llegada de seres con una tecnología más avanzada y dudosas intenciones.
El conocimiento que el público formado tiene del cosmos y de nuestro lugar en él aún es escaso, según el estudio
Las implicaciones éticas y sociológicas de esta propuesta han sido analizadas por el neuropsicólogo Gabriel G. de la Torre, profesor en la Universidad de Cádiz y participante en proyectos como Mars 500 o alguno de psicología espacial financiado por la Agencia Espacial Europea, quien se pregunta: “¿Se puede tomar una decisión así en representación de todo el planeta? ¿Qué sucedería si tiene éxito y ‘alguien’ recibe nuestra señal? ¿Estamos preparados para un contacto de ese tipo?”.
Para responder a estas preguntas, el profesor ha enviado un cuestionario a 116 estudiantes universitarios de EE UU, Italia y España. Mediante la encuesta ha valorado sus conocimientos de astronomía, su grado de percepción del entorno físico, su opinión sobre el lugar que las cosas ocupan en el cosmos, así como cuestiones de tipo religioso –“¿Crees que Dios creó el universo?”, por ejemplo– o sobre la probabilidad de contacto con extraterrestres.
Los resultados, que publica la revista Acta Astronautica, indican que, como especie, la humanidad todavía no está preparada para tratar de contactar activamente con una supuesta civilización alienígena, ya que faltan conocimientos y preparación entre la gente. Por este motivo se recomienda a los investigadores de SETI que busquen estrategias alternativas.
La mejor herramienta, la educación
“Este estudio piloto viene a demostrar que el conocimiento que el público general de cierto nivel educativo tiene del cosmos y de nuestro lugar en él es aún escaso, por lo que se debe promover más una consciencia cósmica –donde nuestra mente sea cada vez más consciente de la realidad global que nos rodea– a través de la mejor herramienta de la que disponemos: la educación”, subraya De la Torre. “En este sentido, nos hace falta un nuevo Galileo que abra este camino”.
De los cuestionarios, que pronto estarán disponibles on line para todo el mundo, se deduce que los universitarios y el resto de la sociedad desconocen muchos aspectos astronómicos, a pesar de los enormes avances de la ciencia y la tecnología. También se revela que la mayoría de la gente juzga estos temas según su creencia religiosa y que confiaría en los políticos en el caso de que hubiera que resolver una gran crisis a escala planetaria.
“En cuanto a nuestra relación con una posible vida inteligente extraterrestre, no deberíamos basarnos en referentes morales de pensamiento, ya que estos patrones están muy influidos por la religión. ¿Por qué unos seres más inteligentes deben ser ‘buenos?”, añade el investigador, quien considera que este asunto no debería ser monopolizado por un puñado de científicos: “Realmente se trata de un tema global con un fuerte componente ético en el que participamos todos”.