LITIO y MINERÍA ESPECIAL. NORUEGA RECICLA BATERÍAS. SUMAN BÚSQUEDA DE NÍQUEL, MANGANESO, COBALTO, GRAFITO.

Operación de la primera planta de reciclaje de baterías EV de Noruega en la ciudad de Fredrikstad.

En pleno funcionamiento, nuestra primera planta reciclará más de 12 000 toneladas de paquetes de baterías cada año, más que suficiente para cubrir el volumen total de baterías que se retiran del mercado noruego de vehículos eléctricos.

No nos detendremos en las baterías para vehículos eléctricos noruegos: también manejaremos baterías de transbordadores eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía de red y más a medida que comencemos a recibir baterías de Suecia y Europa.

En el sureste de Noruega está la mayor planta europea de reciclaje de baterías usadas o defectuosas de autos eléctricos, donde son reducidas a una amalgama de níquel, manganeso, cobalto, litio y grafito.

El objetivo es volver a usar estos minerales para hacer nuevas baterías, que son una pieza clave en la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono.

“A mayor calidad de los componentes, más fácil es usarlas para reciclar”, explica este técnico en el contenedor que usa como laboratorio.

La empresa Hydrovolt abrió esta planta en la ciudad portuaria de Fredrikstad y es un emprendimiento conjunto formado por el gigante del aluminio noruego Norsk Hydro y el fabricante de baterías sueco Northvolt.

Se prevé que en unos meses más, este sitio tenga capacidad de procesar cada año 12 mil toneladas de paquetes de baterías de litio, el equivalente de 25 mil coches eléctricos.

Noruega, un país productor de petróleo donde la electricidad procede casi exclusivamente de fuentes renovables, es un líder en el uso de coches eléctricos. Estos representan más del 80% de los autos recién matriculados.

Los paquetes de baterías son desmantelados para recuperar hasta un 95% de los metales. Por un lado el aluminio es reciclado por Norsk Hydro y el resto, la “amalgama negra”, es vendida a los productores de baterías.

RECICLAJE A GRAN ESCALA

“El reciclaje de baterías, es, en muchos sentidos, una alternativa a las minas. En cierta forma hemos construido una mina fuera del suelo”, destaca el director de operaciones de Hydrovolt, Andreas Frydensvang.

“Una batería puede ser transformada en una nueva batería hasta el infinito”, afirma.

Recursos propios
Julia Poliscanova, directora de movilidad eléctrica de la organización no gubernamental Transport & Environment, destaca que en Europa hay “grandes mercados”, pero no tantos recursos propios.

Según la ONG, reciclar baterías viejas podría cubrir entre un “8 y 12% de las necesidades de minerales críticos” en Europa para 2030 y entre “12 y 14% en 2035”.

El Parlamento Europeo adoptó recientemente una normativa para que las baterías sean más duraderas y más fáciles de reciclar.

Pero, para Poliscanova, Europa debería también dejar de exportar esta preciada “amalgama negra” hacia otros países, especialmente China y Corea del Sur, y desarrollar sus propios complejos metalúrgicos.

Para Poliscanova también es necesario que haya subsidios, para que varios proyectos de fábricas de baterías se concreten, lo que ayudaría a los recicladores.

“Para nosotros lo más importante es el grado de adopción de los coches eléctricos, para que haya una reserva de baterías que llegan al final de su vida útil, y la anunciada producción de células (de batería) ya que eso también genera muchos desechos”, señala Frydensvang.

“Estamos mirando hacia países como Alemania, Francia y un poco también hacia Estados Unidos”, afirma.

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