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INFLACIÓN ARGENTINA: LAS CAUSAS DE UN PROBLEMA MACROECONÓMICO 
Investigadorxs de la Escuela de Economía y Negocios abordan las causas y consecuencias de la cuestión más preocupante de la economía argentina. Información ampliada del cómic “Inflación”, un proyecto especial de la Gerencia de Comunicación de la UNSAM.
Por Gaspar Grieco. 
La economía argentina es como una bombucha con agujeritos colocada en una canilla abierta. Cuando el Gobierno nacional intenta emparchar una de las causas de la inflación, la presión genera que se acelere por otras causas. Ante esta situación, existen sectores que plantean cerrar la canilla por medio de recortes a subsidios y planes sociales, lo que permitiría detener la emisión monetaria, pero, de esa manera, el globo se desinflaría al igual que el bolsillo de millones de personas. Incluso, hay quienes coinciden en tapar todos los agujeros a la vez por medio de una dolarización, lo que podría ocasionar un estallido social empujando a más población a la pobreza y la indigencia.

Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) mostraron una inflación de 12,4 % para el mes de agosto. Este valor histórico originado por las presiones devaluatorias impuestas por el FMI empujaron la inflación acumulada de 2023 a un 80 % con una variación interanual de un 124 % respecto al mismo mes de 2022.

Dado que, del número total de la inflación, los Alimentos y Bebidas no Alcohólicas sufrieron un 15,6 % de aumento —producto de la suba en los rubros Carnes y Derivados, y Verduras, Tubérculos y Legumbres— seguido por el sector Salud con un 15,3 % —fundamentalmente por los aumentos en medicamentos— el Gobierno anunció medidas para tratar de aliviar el bolsillo de lxs argentinxs: reducción del IVA con tope de 18 mil pesos mensuales, la implementación de un bono de 60 mil pesos cobrables entre los meses de agosto y septiembre absorbibles por paritarias, aumentos en jubilaciones y pensiones, congelamiento de precios de las prepagas de salud, eliminación del componente impositivo para monotributistas y una suba del piso del impuesto a las ganancias a 1.770.000 pesos.

Agustina Ciancio es economista, docente y becaria de la Escuela de Economía y Negocios (EEyN) de la UNSAM. Para ella, la inflación es un fenómeno macroeconómico compuesto por múltiples causas en el que “la cuestión monetarista no se puede obviar, pero no lo es todo”. “La macro está muy desordenada. Tenés tantos agujeros por todos lados que movés una cosa y se te va a inflación”, explica.

En esta línea, Emiliano Libman, economista e investigador de la EEyN, dice que “la inflación está relacionada con un desorden macroeconómico” y propone una serie de medidas: “La forma de bajarla es con un plan de estabilización integral que requiere de poder político y de una conducción económica centralizada que corrija las distorsiones de los precios relativos, luche contra la indexación contractual, ordene la cuestión fiscal y monetaria, achique el déficit fiscal y controle la suba del tipo de cambio”.

En nuestra economía existen tres grandes tipos de bienes: los bienes transables, destinados al comercio internacional por exportaciones e importaciones; los bienes y servicios no transables, que son los productos que generamos y consumimos todos los días; y los bienes regulados, determinados por el sector público, como los servicios de electricidad, gas, agua, transporte y comunicaciones.

Según el documento Un análisis de los determinantes de la inflación en Argentina de la fundación FUNDAR, “la inflación argentina es un fenómeno multicausal, de modo que cualquier abordaje parcial está destinado al fracaso”. Siguiendo esta lógica, ni el planteo ortodoxo que sostiene como única causa a la emisión monetaria, ni los argumentos sobre concentración económica empresarial son suficientes para explicarla.

 

 

Causas
Economía bimonetaria: Es la situación que provoca que en nuestra economía se utilicen activamente dos tipos de monedas. Los sueldos y los precios de los bienes domésticos son en pesos, pero ahorramos y pensamos en dólares. ¿Por qué se da esta situación tan particular? Cuestiones de nuestra historia reciente como el Corralito, los defaults, la incertidumbre, las crisis de deuda y las tasas de interés reales negativas generan una desconfianza social sobre nuestra moneda y desincentivan el ahorro en pesos. La economía bimonetaria impacta en el proceso inflacionario con una caída en la demanda de pesos y una suba en la demanda de dólares. Entonces, la circulación de dinero se mueve más rápido y suben los precios de los bienes.

Muchos economistas coinciden en señalar que las alternativas para enfrentar al bimonetarismo son dolarizar o recuperar la moneda nacional. Libman rechaza el planteo de la dolarización al señalar que para implementarlo “se necesitan muchos dólares y no los tenemos”. “El problema principal de la dolarización es que te saca herramientas para enfrentar situaciones extremas adversas, como salidas de capitales o una sequía. Y el otro problema es que dolarizar requiere que la gente pueda cambiar sus monedas existentes por dólares. Es decir, que el Banco Central tiene que tener reservas para esto y, al mismo tiempo, para redenominar los contratos del sistema financiero”, explica.

La idea inversa a la dolarización es el fortalecimiento de la moneda nacional. Guido Zack, coordinador del Centro de Investigaciones Macroeconómicas para el Desarrollo de la EEyN, señala que, para fortalecer el peso argentino, “es esencial comenzar a bajar la inflación, dado que inflación y bimonetarismo se retroalimentan” y propone junto con Libman cinco acciones para lograrlo:

Generar incentivos reales y sostenidos para el ahorro en pesos
Establecer regulaciones prudenciales y políticas de coordinación
Completar mercados
Fomentar la desindexación de contratos
Mantener prudencia frente a la circulación del dólar
Más información: Argentina bimonetaria: Cómo salvar al peso sin morir en el intento

 

Depreciación del peso / tipo de cambio: El peso argentino perdió 41 % de su valor frente al dólar en 2022, según datos de la consultora privada Bloomberg línea. A diferencia de otros países de la región, nuestro esquema inflacionario está muy atado al aumento del dólar o la depreciación del peso. Esa constante fluctuación del dólar genera expectativas a la suba por parte del sector empresario que aumenta los precios de los bienes de consumo para no perder margen de ganancia.

El gobierno adoptó desde 2020 un régimen cambiario en el que realiza microdevaluaciones diarias con el fin de evitar el retraso cambiario, pero la inflación se aceleró en los últimos meses. Ante este escenario, el Banco Central está en una disyuntiva: si acelera el ritmo del tipo de cambio, convalida una inflación mayor presionando a su vez sobre los precios; pero si no lo hace, el tipo de cambio se retrasa y deja de ser competitivo en el mercado internacional.

Agustina Ciancio explica cómo impacta la depreciación del peso en el esquema inflacionario: “Muchos insumos industriales son importados. Eso lleva a que cuando vos compras un producto este tiene un componente extranjero. Entonces, si se deprecia la moneda sube el tipo de cambio y aumenta el precio del insumo y, por ende, ese aumento se traslada al precio del producto final, porque cuando se deprecia el peso necesitás más pesos para comprar el mismo dólar”.

 

Puja distributiva: La inflación también es el resultado del conflicto distributivo entre empresas y trabajadores. Según Olivier Blanchiard, economista francés exjefe del FMI, en el mercado laboral los trabajadores pueden estar en una posición más fuerte para negociar salarios más altos por los precios que se manejan en el mercado. Pero en el mercado de bienes, las empresas están en una posición más fuerte para aumentar los precios respecto a los salarios.

Para intervenir en esta disyuntiva, el Estado argentino propone políticas de ingresos para que los trabajadores puedan ganarle o empatarle a la inflación, como negociaciones paritarias con reaperturas, programas laborales, planes sociales para el sector informal de la economía y actualizaciones jubilatorias. Al mismo tiempo, lleva adelante políticas de congelamiento de precios por tiempos determinados. Estas propuestas difícilmente logran sostenerse, no impactan en negocios de cercanía y generan un sinnúmero de protestas y discusiones por parte del sector empresario, lo cual dificulta su aplicación.

El periodista y economista Alfredo Zaiat, en su nota “La inflación es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los economistas” explica que la resistencia del sector empresario a los programas de control de precios “no es la base del proceso inflacionario, sino que es la expresión de una tensión económica estructural, la forma en cómo se distribuye el ingreso”, y remarca que las consecuencias de esta disyuntiva son “las tensiones inflacionarias que provoca”.

 

Déficit fiscal / emisión monetaria: Las economías con inflación crónica, como la argentina, viven escenarios de déficit fiscal. Es decir, un alto gasto público para financiar la inversión en obras y beneficios fundamentalmente para la población más postergada. Ese gasto público se financia con la compra de bonos de deuda en pesos por parte de agentes financieros (mercados) y, en su defecto, por emisión monetaria desde el Banco Central. En consecuencia, el Estado Nacional contrae deuda en pesos con el Banco Central.

Cuando se produce un aumento de la expansión de la base monetaria durante un periodo determinado (por ejemplo, un año) y ese proceso no está acompañado con un crecimiento de la economía real, se genera inflación. A su vez, las escasas reservas del Banco Central agregan leña al fuego inflacionario.

En el informe Sobre la persistente inflación en la Argentina, el economista Javier García Cicco sostiene que la inflación es un fenómeno monetario y fiscal, cuyo principal responsable es el gobierno de turno y el Banco Central. “La raíz principal de la tendencia en la inflación es la configuración de la política fiscal; esto es, cuánto gasta el gobierno y cómo lo financia. El gobierno puede crear dinero aun cuando no esté respaldado por mayores ingresos. Y sobre eso tiene un poder monopólico que puede usar discrecionalmente. Cuando este medio se utiliza de manera sostenida el valor de la moneda va disminuyendo; por un simple argumento de exceso de oferta”.

Por su parte, Agustina Ciancio argumenta que “la cuestión monetarista no se puede obviar, pero no lo es todo”, y fundamenta: “El 7,7 % de inflación de marzo, por ejemplo, te muestra una canasta enorme de productos alimenticios. Si se sacan los subsidios y se aumenta la energía va a haber un salto inflacionario en ese rubro que va a impactar en el total. En ese caso no tendría nada que ver la emisión”.

 

 

Factor externo: Las condiciones externas que impactan en el incremento de la inflación argentina son diversos. En primer lugar, hay que aclarar que las principales economías del mundo sufrieron inflación durante la recuperación pospandémica. Según el informe Perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento de las potencias económicas “caerá desde 3,4 % en 2022 a 2,8 % en 2023” y la inflación disminuirá “de 8,7 % en 2022 a 7 % en 2023”.

Si bien la inflación acumulada en los Estados Unidos en 2023 es de 3 % con una variación interanual de 3,2 %, la Reserva Federal (banco central estadounidense) prevé que la presión alcista de los alimentos podría disparar un nuevo aumento para los próximos meses.

Al mismo tiempo, el informe Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra el impacto del conflicto Rusia-Ucrania en el incremento de los precios de la energía en la región. “El alza de los precios de los productos energéticos y, en general, de los productos básicos, el pronunciado aumento de los costos del transporte internacional, el agravamiento de los problemas de oferta y el aumento de la demanda interna en las economías desarrolladas, han redundado en un impulso de la inflación global, que ha presentado aumentos desde el segundo semestre de 2020, que han alcanzado máximos históricos en el primer cuatrimestre de 2022”. En ese marco, la tasa de Inflación de América Latina pasó de 6,1 % a 8,1 %.

Por otro lado, la histórica restricción externa argentina sumada a la presión ejercida por la deuda con el FMI contraída durante la administración macrista siempre meten miedo, pero Emiliano Libman señala que este año los vencimientos de deuda no tendrán un impacto significativo. “No veo que los vencimientos de deuda tengan un impacto tan grande, porque a no ser que se rompa la negociación, el Fondo va a aprobar los desembolsos y no va a haber más pagos de deuda este año. El calendario de vencimientos está diseñado para que la Argentina no tenga que girar más plata este año”, adelantó.

 

Precios relativos: Cuando se menciona “precios relativos” se habla de la diferencia existente entre los precios de distintos bienes. Según la consultora PxQ los precios relativos en la Argentina están desequilibrados con respecto a los otros países de la región. Esta dispersión en los precios de los bienes y servicios es una variable que suma complejidad a la dificultad del Gobierno nacional de bajar la inflación.

La distorsión en los precios genera que el alquiler de un monoambiente en CABA ronde los 150 mil pesos y, al mismo tiempo, un par de zapatillas de primera marca tengan un valor de 75 mil pesos. Es decir, un mes en un monoambiente hoy vale lo mismo que dos pares de zapatillas.

 

Poder adquisitivo: En este contexto de aceleración inflacionaria, los ingresos de los trabajadores no logran recuperar el 20 % de pérdida de poder adquisitivo que atravesaron entre 2017 y 2019. En septiembre de 2022 los salarios se situaron en un nivel muy similar al que tenían en diciembre de 2019, pero en los últimos dos años algunos datos muestran una caída de 5 % más del poder de compra de los salarios. Los datos se desprenden del centro Capacitación y Estudios del Trabajo y el Desarrollo de la Escuela IDAES de la UNSAM.

Las estimaciones de la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación para el mes de febrero de 2023 arrojaron como resultado un crecimiento mensual del empleo privado registrado en empresas de más de 10 ocupados del 0,2 %.

“De esta forma se sostiene la tendencia de crecimiento que se observa desde julio de 2021. En términos interanuales, se observa un aumento del empleo de 2,1 %. En relación a los meses de febrero de los años anteriores, se observa una variación positiva de similar magnitud a la del año pasado y mayor a la de los cuatro años anteriores”, dice la encuesta.

Con todo este panorama, Agustina Ciancio es categórica: “Si vos sacás los planes o la AUH reducís el déficit fiscal, pero en lugar de tener un 50 % de pobreza vas a generar aún más pobreza. La situación es tan complicada que cualquier cosa que toques o te aumenta la inflación o te genera una crisis social. Hay que ordenar la macro, pero yo creo que es muy difícil que se pueda ordenar la macro sin ajuste”.

UNSAM – ARGENTINA.    SINTETIZADO

 

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