CONTROL BIOLÓGICO FRENTE A AGROQUÍMICOS. INTERESANTE RECORD EN BRASIL. (CHICHARRITA?…)

El registro de productos para el control biológico de plagas supera al de agroquímicos en Brasil
19 de abril de 2024 

 

Alrededor del 90% del área dedicada al cultivo de caña de azúcar en el país hoy ya utiliza enemigos naturales para combatir plagas agrícolas; datos fueron presentados durante la FAPESP Week Illinois

 

Elton Alisson | Agência FAPESP – El número de productos biológicos para la protección de cultivos contra plagas agrícolas registrados en Brasil en los últimos años superó al de agroquímicos. Alrededor del 90% del área dedicada hoy al cultivo de caña de azúcar en el país, por ejemplo, ya utiliza enemigos naturales, como microorganismos, macroorganismos, bioquímicos (compuestos de origen natural que controlan plagas y enfermedades) y semioquímicos –como se les llama. Moléculas que inducen respuestas conductuales en organismos diana.

José Maurício Simões Bento , professor da Escola Superior de Agricultura Luiz de Queiroz da Universidade de São Paulo (Esalq-USP), em um painel de discussão sobre agricultura inteligente durante a FAPESP Week Illinois , na semana passada, em Chicago (Estados Unidos).

“Actualmente existen alrededor de 629 productos biológicos registrados en Brasil para el control de plagas, involucrando microorganismos, macroorganismos, bioquímicos y semioquímicos. Ese número crece año tras año”, afirmó Bento, uno de los principales investigadores del Centro de Investigación Avanzada en Control Biológico de São Paulo ( SPARCBio ), creado por la FAPESP en colaboración con la empresa Koppert.

 

José Maurício Simões Bento, profesor de la Esalq-USP ( foto: Elton Alisson/Agência FAPESP )

Según el investigador, aproximadamente el 20% de los productores agrícolas mundiales adoptan productos orgánicos. Brasil lidera en este sentido, con el 55% de las propiedades que utilizan biocontrol en comparación con el 6% en Estados Unidos. En bioestimulantes, el país representa el 50% contra el 16% y, en biofertilizantes, la proporción es del 36% contra el 12% en las dos naciones, respectivamente.

Hoy Brasil cuenta con alrededor de 170 biofábricas, que tratan una superficie de aproximadamente 25 millones de hectáreas y un mercado que genera más de mil millones de dólares anuales, con un crecimiento proyectado de entre el 15% y el 20% anual”, informó Benedicto.

En los cultivos de caña de azúcar –cultivo del que Brasil es el mayor productor del mundo, con una superficie plantada de 22 millones de hectáreas y una producción que cuadruplicó en los últimos 40 años– el control biológico se ha combinado con tecnologías como la sistemas de monitorización, sensores, inteligencia artificial y vehículos autónomos para mejorar su aplicación.

Se han instalado trampas inteligentes en todas las zonas plantadas, equipadas con cámaras que captan imágenes de los insectos capturados, atraídos por feromonas.

Las imágenes se envían a un centro donde son procesadas por un software que cuantifica los insectos capturados. Mediante herramientas de inteligencia artificial se procesan imágenes junto con datos climáticos y previsiones meteorológicas.

“Este procesamiento de inteligencia artificial nos permite estimar la población de insectos para los próximos días y determinar con precisión la fecha más adecuada para la liberación de enemigos naturales en diferentes puntos de la granja, lo cual se realiza mediante drones”, explicó Bento.

Impacto del cambio climático

Las herramientas de inteligencia artificial también permitieron modelar los impactos del cambio climático, como la sequía, las altas temperaturas y el aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la composición de las semillas de soja producidas en Brasil.

A través de análisis realizados a partir de ellos, un grupo de investigadores del Instituto de Biociencias de la USP observó que, hasta cierto punto, niveles elevados de CO2 ejercen un efecto protector sobre la soja, que pasa a producir más semillas, por ejemplo. A altas temperaturas los resultados son aún mejores. Sin embargo, al combinar estas dos variables con la sequía, el efecto sobre la planta puede ser desastroso, alterando la composición de los aceites del grano.

“Esto podría causar impactos económicos desastrosos para Brasil, que es el mayor productor mundial de oleaginosas, seguido de Estados Unidos”, dijo Marcos Buckeridge , profesor del IB-USP y coordinador del estudio.

Según el investigador, las variedades de soja producidas en Brasil y Estados Unidos son genéticamente completamente diferentes. “Por este motivo, la colaboración en la investigación es importante para avanzar en nuestra comprensión de los posibles impactos del cambio climático en estas plantas”, destacó.

ROBOTS

En Estados Unidos, investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign están llevando a cabo un programa sobre el uso de inteligencia artificial para desarrollar soluciones agrícolas sostenibles.

Una de las tecnologías que se están creando son pequeños robots, con ruedas y otros dispositivos, destinados a controlar las malas hierbas en los cultivos de maíz, por ejemplo.

“Estos robots pueden pasar bajo la cubierta vegetal y detectar y eliminar las malas hierbas mecánicamente. La forma de hacer esto hoy es muy primitiva. Los herbicidas convencionales sólo se pueden aplicar antes del cierre de la cubierta vegetal, en la fase inicial de la temporada de crecimiento”, explicó Madhu Khana, profesor de la institución y coordinador del proyecto.

Otra aplicación de los robots es en la siembra de cultivos de cobertura, que tienen como objetivo cubrir temporalmente el suelo durante la poscosecha, protegiéndolo contra procesos de erosión y pérdida de nutrientes.

“Estos robots pueden esparcir las semillas de cultivos de cobertura. De esta manera, mientras se cosecha el maíz, el cultivo de cobertura ya está sembrado. Su uso también ayuda a reducir la necesidad de mano de obra, mejorar la salud del suelo, reducir la necesidad de fertilizantes y la cantidad de malezas”, dijo Khana.

Según el investigador, las tasas de adopción de cultivos de cobertura han aumentado con el tiempo, pero aún son inferiores al 10% de las hectáreas en el Medio Oeste de Estados Unidos.

Los investigadores han estado realizando estudios utilizando herramientas de aprendizaje automático y detección remota para analizar los cambios a lo largo del tiempo en la adopción de cultivos de cobertura en tres estados de EE. UU.: Illinois, Iowa e Indiana.

Los resultados de los estudios indicaron que las posibilidades de adoptar esta práctica aumentan cuando ya es utilizada por fincas vecinas, la calidad de la tierra es mala y el costo de los cultivos de cobertura es menor, entre otros factores.

Se puede acceder a más información sobre la FAPESP Week Illinois en: fapesp.br/week/2024/illinois .

FAPESP

 

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