Identifican un nuevo blanco terapéutico para leucemia mieloide aguda. – El hallazgo de los científicos del CONICET y de la UBA, Argentina, abre el camino para mejorar las terapias convencionales que suelen ser altamente tóxicas y que en muchos pacientes no logran curar la enfermedad.
(05/01/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Un estudio científico podría en el futuro mejorar el tratamiento de la leucemia mieloide aguda (LMA), una enfermedad que, según Fundaleu, afecta a mil argentinos por año.
Las terapias convencionales para tratar ese tipo de leucemia son altamente tóxicas y en muchos pacientes no resultan ser curativas.
Ahora, un equipo de investigadores del CONICET y de la UBA identificó un blanco terapéutico de la LMA. “Nuestros estudios confirman que la proteína MRP4 –fabricada con instrucciones del gen del mismo nombre- representa una molécula asociada a la enfermedad y su modulación controla la progresión de la misma”, señaló a la Agencia CyTA el líder del proyecto, el doctor Carlos Davio, director del Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA), que depende de la UBA y del CONICET.
En 1971 Earl Sutherland recibió el premio Nobel de Medicina por descubrir un mensajero celular llamado AMPc que está involucrado en diversos mecanismos vitales. En 2011, el grupo de Davio publicó un trabajo en la destacada revista científica “Journal of Biological Chemistry” que describe cómo la proteína MRP4 controla el transporte y la cantidad de AMPc dentro de las células leucémicas y cómo su bloqueo determina que las células malignas dejen de serlo.
Siguiendo esta línea de investigación, los integrantes del equipo de investigadores demostraron, mediante estudios realizados en cultivos celulares y modelos experimentales, que la proteína MRP4 está implicada en el crecimiento tumoral. “El bloqueo farmacológico o molecular de las funciones de esta proteína inhibe la progresión de la enfermedad y disminuye el tamaño de los tumores”, indicó la doctora Sabrina Copsel, becaria posdoctoral del CONICET y una de las principales autoras de este estudio.
Más aún, los autores del trabajo demostraron que el blanco terapéutico MRP4 está presente en una población de células que no responde a las terapias tradicionales. “Estas son las células madre leucémicas, responsables del desarrollo y la reaparición de la enfermedad luego de los tratamientos tradicionales”, explicó Davio, quien también dirige el Laboratorio de Farmacología de Receptores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
La evidencia reunida, y descrita en la revista científica “Oncotarget”, establece que la función de esta proteína está asociada a la transformación maligna y que su inhibición “permitirá a futuro contar con estrategias terapéuticas novedosas menos tóxicas y agresivas”, sentenció Davio, quien también cree que el hallazgo podría servir para desarrollar estudios de detección temprana.
El desarrollo de un fármaco para intervenir sobre ese blanco terapéutico es un desafío complejo. “La incorporación de un nuevo medicamento en el mercado no es posible sin el apoyo de la industria farmacéutica, debido a los altos costos”, afirmó Davio.
“De todos modos, estamos convencidos que construyendo conocimiento sólido como el que hemos logrado hasta el momento podremos incorporar la participación de otros actores con el fin de introducir terapias novedosas menos agresivas y con un costo social acorde a las necesidades de una gran parte de la población mundial que sufre este tipo de patologías, cada vez con mayor incidencia y mortalidad”, agregó.
En el proyecto participan miembros del Laboratorio de Farmacología de Receptores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA dirigidos por Davio; del Laboratorio de Patología y Farmacología Molecular del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del CONICET, encabezado por la doctora Carina Shayo; y el doctor Frans Russel, del Departamento de Farmacología y Toxicología del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Nijmegen, Holanda.
En la foto: Integrantes del Laboratorio de Farmacología de Receptores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y del Laboratorio de Patología y Farmacología Molecular del Instituto de Biología y Medicina Experimental del CONICET. El trabajo de los investigadores apunta a mejorar el tratamiento de la leucemia mieloide aguda