Riego suplementario para potenciar los rendimientos
Según expertos del INTA, el riego suplementario permite obtener estabilidad en los rendimientos y garantizar así la producción.
Por Valeria Pirotta |
El balance hídrico es un factor importante en la producción agropecuaria pues la disponibilidad adecuada de humedad en el suelo determina el buen crecimiento y desarrollo de los cultivos.
Razón por la cual el riego suplementario es un tema de interés para los productores que el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) recoge y, a través del trabajo de investigación y asesoramiento en sus diferentes Estaciones Experimentales, impulsa.
Aquiles Salinas, especialista en riego y director del INTA Manfredi, – Inst. Nacional de Tecnología Agropecuaria – en un podcast explicó que «en el 80 % de la superficie agrícola ganadera argentina el régimen de precipitaciones no llega a cubrir la demanda de los cultivos, por lo tanto, en esa gran superficie, los rendimientos potenciales están limitados a lo que llueve». Es allí donde empieza a jugar un papel preponderante el riego suplementario de los cultivos: «Con un plus de de riego suplementario o complementario, que en el caso del maíz y la soja estamos hablando de 100 mm, permite el crecimiento del rendimiento en un 50%; y, depende la zona, el trigo con 200 o 220 mm duplica los rendimientos».
El INTA trabaja desde hace más de 25 años en el desarrollo y análisis del riego suplementario para la producción de trigo, soja y maíz en la provincia de Córdoba. Al respecto, Salinas detalló que en el año 1995, «se cubría a través del riego suplementario 4.000, 4.500 hectáreas en Córdoba y, en la actualidad, se riegan arriba de 185 mil hectáreas, gracias al impulso dado desde el INTA».
De esta manera, el riego suplementario permite obtener estabilidad en los rendimientos y garantizar así la producción, indicó el experto.
Respecto a la inversión realizada en el sistema de riego (en este caso el INTA utiliza una sistema por aspersión de pivot central), Salinas explicó que la recuperación de la misma depende del valor del producto.
Por ejemplo, con el excedente, que se obtiene respecto al incremento del rendimiento que permite la implementación del riego suplementario, se puede pagar la inversión en 7 u 8 años, si el valor del producto es bajo. Pero «cuando tiene buenos valores se paga en 3 años y en algunos cultivos mucho más intensivos como la papa, por ejemplo, a veces en 1 solo año se paga la inversión. No hay una regla pero esta muy atado al valor del producto, por eso desde el INTA nos planteamos un cambio de paradigma que apunte más al valor agregado del producto», detalló el especialista.