¿Qué son las Ciencias Aplicadas?

Bunge, Mario (1919): Buscar la filosofía en las Ciencias Sociales. México: Siglo XXI. 277-289.

Ciencias Aplicadas.

No existe consenso acerca de la expresión ‘ciencia aplicada’. En el campo de las ciencias sociales, ‘aplicada’ con frecuencia significa que tiene interés en problemas específicos, como la estagflación, en oposición a la investigación de teorías altamente idealizadas como lo es la economía de equilibrio general. Adoptaremos su uso actual en las ciencias naturales y en la ingeniería, donde denota el vínculo entre la ciencia básica y la tecnología, como por ejemplo la farmacología, la investigación biomédica y la epidemiología.

La ciencia aplicada es el campo de investigación en el que los problemas científicos con un posible sentido práctico se investigan con base en los descubrimientos de la ciencia básica (pura). Más que ser una investigación libre, tiene un «objetivo», o «mandato»: de esa investigación se esperan eventualmente descubrimientos de interés práctico, como por ejemplo los efectos de la contaminación por químicos o de la desigualdad social en la salud. Sin embargo, se espera que la investigación aplicada arroje conocimientos, no diseños para artefactos o planes de acción, que son productos de la tecnología. Típicamente, el científico aplicado utiliza generali­zaciones y teorías en vez de inventarlas o ponerlas a prueba. A su vez, el tecnólogo utiliza algunos de los resultados de la ciencia aplicada.

Los psicólogos clínicos, los psiquiatras y los expertos en educa­ción son científicos aplicados en la medida en que se dedican a la investigación científica auténtica, pero no a su práctica profesional, en donde actúan como artesanos altamente calificados o como prestadores de servicios. Así también pasa con los científicos so­ciales que investigan problemas sociales específicos, como la mar­ginalidad, la adicción a las drogas, la corrupción, la criminalidad, el analfabetismo, el fanatismo, la degradación cultural, la inflación y el desarrollo. Sólo de aquellos que diseñan políticas sociales o programas se puede decir que son sociotecnólogos. Aquellos que los implementan pueden llamarse sociotécnicos.

La ciencia aplicada utiliza la ciencia básica, pero no se desprende automáticamente de esta última: implica investigación original. Si no implicara investigación y no arrojara nuevos conocimientos, podría calificársela de especialidad, pero no de ciencia. Aún así, la principal tarea del científico aplicado es explotar parte de la reserva de conocimiento que la investigación básica produzca. Se espera que haga descubrimientos, pero no que descubra propie­dades profundas o leyes generales. Además, el alcance de la ciencia aplicada es menor que el de la ciencia básica correspondiente. Por ejemplo, en vez de estudiar el conflicto social en general, el soció­logo aplicado puede estudiar los conflictos industriales en una determinada región, industria o empresa, con miras a descubrir (aunque no a implementar) soluciones prácticas (aunque no nece­sariamente justas) de éstos. La implementación es asunto de los servidores civiles, de los administradores o de los líderes sindicales.

La ciencia aplicada, como la tecnología, tienen una meta prác­tica: ambas están orientadas hacia un objetivo. Por ejemplo, du­rante el periodo colonial algunos antropólogos fueron contratados por los gobiernos para estudiar a los nativos con el fin de hallar la mejor manera de preservar la dominación colonial. Los soció­logos del desarrollo y los economistas estudian los problemas del subdesarrollo, no sólo por curiosidad científica sino para precisar los obstáculos que un plan de desarrollo adecuado debe enfrentar. Se les pide que proporcionen conocimientos a quienes hacen las políticas para que los utilicen en el diseño de planes específicos dirigidos a la solución de cuestiones sociales específicas.

La ciencia aplicada conecta a la ciencia básica con la tecnología, pero no existen fronteras precisas entre las tres -a tal punto que aquello que comienza como investigación pura puede terminar como aplicada, y ésta como tecnológica. (La farmacología, la bio­tecnología y la bioeconomía son algunos ejemplos.) Sin embargo, con frecuencia los canales que hay entre las tres están obstruidos y cada una de las tres actividades tiene sus peculiaridades y exige sus propios antecedentes intelectuales específicos, sus propios in­tereses y habilidades. Mientras que el científico original, ya sea básico o aplicado, es esencialmente un explorador, el tecnólogo creativo es básicamente un inventor: diseña sistemas o procesos. En particular, el sociotecnólogo diseña o rediseña sistemas sociales o métodos para administrarlos. Sin embargo, estamos tocando el borde de un tema que corresponde a la siguiente sección.

Tecnología.

La mayoría de la gente confunde la tecnología con la ciencia o con la industria, y algunos científicos explotan esta confusión po­pular para obtener recursos para investigación prometiendo vagos resultados prácticos. La confusión es comprensible, porque la tec­nología y la industria modernas hacen uso intensivo de descubri­mientos científicos y también debido a la penetración del pragma­tismo, que no tiene tiempo para la investigación desinteresada. Sin embargo, pese a los rasgos que poseen en común, existen diferencias notables entre los tres campos. La diferencia principal entre la ciencia y la tecnología es que la primera, ya sea básica o aplicada, produce nuevos conocimientos, en tanto que los labora­torios, talleres y oficinas de investigación y desarrollo utilizan el conocimiento exclusivamente como un medio para diseñar arte­factos (por ejemplo, máquinas, ciudades u organizaciones forma­les), normas (por ejemplo, de emisión) o planes de acción (por ejemplo, campañas de alfabetización o de vacunación). Estas y otras peculiaridades de la tecnología son estudiadas por un número cada vez mayor de filósofos de la tecnología (véase por ejemplo Mitcham y Mackey 1972; Agassi 1985; Bunge 1985b; Mitcham 1994).

Algunas de las diferencias entre la ciencia y la tecnología pueden detectarse en el lenguaje de los informes técnicos, donde aparecen palabras típicamente tecnológicas como uso, reparación, confiabili­dad, eficiencia, seguridad, amigable, control de calidad, productividad, regla, norma, política, plan y costeable. Esta diferencia de lenguaje es un indicador de las diferencias en los referentes, los medios y los objetivos. Los objetos centrales de la tecnología son artefactos, ya sean cosas o procesos, inanimados, vivos o sociales; y su meta es controlar los sistemas o procesos naturales o sociales para benefi­ciar a algún grupo social. El científico se presenta con nuevas proposiciones que se piensa que son verdaderas, el tecnólogo con propuestas, originales o bien probadas, con miras a la eficiencia.

Comencemos por distinguir la técnica de la tecnología: la pri­mera es el resultado de una elaboración precientífica, la segunda es investigación y desarrollo basados en la ciencia. (No existe algo llamado tecnología de la Edad de Piedra o de la Edad de Hierro.) El tecnólogo refina la técnica con ayuda de la ciencia y explota los descubrimientos de la ciencia pura y de la aplicada. Puede invo­lucrarse en investigaciones originales, pero sólo de manera tem­poral y como un medio. Su tarea específica no es explorar el mundo sino fabricar herramientas (materiales o intelectuales) para cam­biarlo (para bien o para mal). Realiza esto haciendo diseños, planes o normas con ayuda de lo mejor del conocimiento puro disponible.

El tecnólogo emplea generalizaciones confirmadas (en particu­lar leyes) como base para las reglas tecnológicas, que a su vez son el fundamento de sus diseños o planes. Por ejemplo, sabiendo que e es o puede ser valiosa para la industria, el biotecnólogo, después de aprender de la genética. que el cambio genético A en el orga­nismo de tipo B hace que este último produzca e, establece, prueba y finalmente pone en práctica la regla: Indúzcase el cambio A en un gran número de organismos B para producir e en cantidades industriales. Si, por otro lado, se demostró que e es nociva, el mismo fragmento de conocimiento científico sería el fundamento para la regla opuesta: Evítese que ocurra el cambio A en todas las B para impedir que produzcan C. Como vimos anteriormente (ca­pítulo 2, sección 8), esta ambivalencia del conocimiento tecnoló­gico es el origen de su ambivalencia moral. Es decir, la tecnología se puede utilizar bien o mal. Por lo tanto, a los que hay que «ca­chear» es a los tecnólogos, no a los científicos (más en el capítulo 8, sección 5).

Un diseño, una norma o un plan tecnológicos pueden tener que ver con cosas inanimadas, organismos, procesos mentales, siste­mas sociales o información. Por lo tanto, en este sentido am­plio, la tecnología incluye los siguientes campos: tecnología de hardware, que incluye la fisiotecnología (ingeniería civil, eléctrica y nuclear, por ejemplo), la quimiotecnología (química industrial e ingeniería química), la biotecnología (agronomía, terapia e inge­niería genética), la psicotecnología (psicología clínica y de merca­do), la sociotecnología (por ejempo, la ciencia de la administración y la estrategia militar), y la tecnología del software o ingeniería del conocimiento (por ejemplo, la informática y la robótica).

El proceso de investigación y desarrollo se puede descomponer en las siguientes etapas:

  • elección de campo
  • formulación de un problema práctico
  • adquisición del conocimiento antecedente necesario
  • invención de reglas técnicas
  • invención del artefacto en esquema
  • descripción detallada del plan
  • prueba (en el escritorio, en el campo o en la computadora
  • evaluación de la prueba
  • corrección final del diseño o del plan.

A esta secuencia le llamamos el «método tecnológico».

El producto final de un proceso de investigación y desarrollo es el prototipo de un artefacto, un plan preliminar o un conjunto de normas para proponer al jefe o al cliente. En el caso de la sociotecnología, el artefacto es una organización formal, tal como una empresa o un departamento del gobierno; y la norma o plan es una de acción racional (y esperemos que eficiente). Por ejemplo, a un consultor administrativo se le puede llamar para diagnosticar los orígenes de los problemas en un negocio y para proponer un plan para resolverlos.

La adopción y la ejecución del diseño, norma o plan tecnológicos finales casi siempre está en manos de otra persona que no es el tecnólogo. Este último da consejos, pero no toma las decisiones finales ni las pone en práctica. En particular, en los asuntos sociales, el sociotecnólogo hace propuestas, que bien pueden ser ignoradas, adoptadas, corregidas o rechazadas por su jefe o cliente (el cuerpo de políticos o de hombres de negocios). Si el jefe aprueba el pro­yecto final, instruye a los burócratas (servidores públicos o ejecu­tivos) para que lo implementen otras personas o sus sustitutos artificiales (robots).

Con respecto a la originalidad, existen dos tipos de invención tecnológica: primaria o secundaria, o innovación y mejoramiento. Un problema que requiera un invento primario se presenta de la siguiente manera: Es deseable alcanzar el objetivo O; así que in­vestíguese si algún medio M (máquina, organización, proceso pro­ducto o plan) se puede diseñar y finalmente traer a la existencia para alcanzar O. Si encuentra usted una M plausible, trate de desarrollarla para que tome la forma de un artículo técnicamente

factible y económica (política o cultural mente) rentable. Ejemplo: Una reducción de la tasa de natalidad es deseable. Diseñe usted un programa médica, cultural, política y económicamente factible para instituir la planificación familiar de manera masiva y volun­taria.

En contraste, un problema de mejoramiento se ve así: El arte­facto existente M para alcanzar el objetivo O es defectuoso (engo­rroso, inseguro, ineficaz, lento, caro, dispendioso o está asociado a efectos secundarios indeseables). Conduzca una investigación con el objeto de diseñar una variante M’ de M para el mismo fin O pero que no tenga algunos de los defectos de M. Ejemplo: El programa social S es efectivo pero dispendioso. Dinamice S para aumentar su eficiencia.

Tanto los problemas de invención primaria como los de mejo­ramiento requieren el diseño de artefactos (inanimados, vivos o sociales) o de procesos para hacer o fabricar algo útil para alguien de la manera más eficiente. Pero hay diferencias ontológicas y epistemológicas obvias entre los dos. La invención primaria puede llevarnos a una novedad radical, en tanto que la invención secun­daria sólo nos lleva a una alteración menor de la primera. También existe una distinción psicológica. A diferencia de las mejoras su­perficiales, las invenciones primarias surgen de la curiosidad, son alimentadas por la imaginación creativa y estimuladas por los éxi­tos y fracasos del proceso creativo mismo. Por otro lado, las mejoras casi siempre son guiadas por el anzuelo del éxito práctico. Final­mente, existe una diferencia social interesante también: en tanto que la mayoría de las mejoras se generan dentro de un sector determinado, las invenciones radicales son casi siempre obra de forasteros o de equipos interdisciplinarios. Esta característica de la invención tecnológica parece estar relacionada tanto con la ru­tina inherente a la mayoría de los empleos permanentes como a la inercia de las grandes organizaciones, pero por lo demás casi nunca es bien entendida.

Ya sea primaria o secundaria, una vez adaptada y puesta en práctica, una invención se convierte en una innovación. Las inno­vaciones no son ideas sino eventos sociales, como la Revolución Industrial, la difusión de aparatos domésticos, la legislación social y la actual revolución del procesamiento de la información. La resistencia a la innovación tecnológica es ambigua: puede ser un indicador de una actitud retrógrada, del rechazo a aprender y adaptarse o del temor de que la innovación en cuestión pueda tener consecuencias sociales indeseables, como desempleo masivo, contaminación o degradación cultural.

Estamos listos ahora para proponer una definición general del concepto de tecnología, que complementará y refinará lo anterior.

También mostrará lo que la ciencia y la tecnología tienen en común y sus diferencias (sección 1). Una familia de tecnologías es un sistema cada uno de cuyos componentes F es representable por una ll-tupla:

F= <C, S, D, G, F, B, P, C, O, M, V>

Donde, en cualquier momento:

1] la comunidad profesional C de F es un sistema social compuesto por individuos que han recibido un entrenamiento especializado, mantienen lazos de información entre ellos, comparten ciertos valores e inician o continúan una tradición de diseño y evaluación de artefactos o procesos de algún tipo;

2] S, la sociedad que aloja a C apoya, o por lo menos tolera, las actividades profesionales de los miembros de C;

3] el dominio D o universo de discurso de F está compuesto exclusivamente de entidades reales (certificadas o putativamente reales), pasadas, presentes o futuras, algunas naturales y otras ar­tificiales;

4] el enfoque general o trasfondo filosófico G de F consiste en a] una ontología de cosas cambiantes conforme a leyes -en particular recursos naturales y cosas bajo control humano posible-, b] una epistemología realista con un toque de pragmatismo y c] la ética profesional de la utilización de los recursos naturales y humanos (cognitivos en particular);

5] el trasfondo formal F es una colección de teorías lógicas y matemáticas actualizadas;

6] el trasfondo específico B de F es una colección de datos, hi­pótesis y teorías actualizados, razonablemente confirmados (aun­que corregibles) acerca de métodos de investigación efectivos y de diseños, normas y planes encontrados en otros campos del cono­cimiento, en particular en las ciencias y las tecnologías relacionadas con F;

7] la problemática P de F consiste exclusivamente en problemas cognitivos y prácticos acerca de los miembros del dominio D, así como en problemas acerca de los otros miembros de la 11­tupla;

8] el fondo de conocimientos C de F es una colección de datos, hipótesis, teorías y métodos actualizados y verificables (aunque no definitivos), así como de diseños, normas y planes compatibles con el trasfondo específico B y obtenidos por algunos miembros de e en ocasiones anteriores;

9] los objetivos O de los miembros de e incluyen inventar arte­factos o procesos nuevos, nuevas formas de usar los conocidos, o normas y planes para llevarlos a cabo o para evaluarlos;

10] la metódica M de F  consiste exclusivamente en procedimien­tos escrutables (verificables, analizables, criticables) y justificables (explicables), en particular el método científico y el método tec­nológico;

11] los valores V de F consisten en una colección de juicios de valor acerca de cosas y procesos naturales o artificiales -en parti­cular materias primas y productos terminados, recursos humanos, procesos de trabajo, organizaciones sociales y normas.

Además, existe cuando menos otra tecnología contigua y que se tras lapa parcialmente, con las mismas características de F. Más aún, la composición de cada uno de los últimos nueve componentes de F cambia con el tiempo, aunque sea lentamente, como resultado de la investigación y el desarrollo en F; o de las tecnologías y las ciencias relacionadas y las matemáticas, o como respuesta a de­mandas sociales.

De todo campo del conocimiento que no satisfaga, ni siquiera de manera aproximada, todas las condiciones anteriores, se dirá que es no tecnológico. De un campo del conocimiento que comparte los objetivos utilitarios O de la tecnología, pero que sólo cumple de manera parcial algunas de las otras condiciones, se puede decir que es una ‘prototecnología’. La mayoría de las sociotecnologías, en particular la macroeconomía normativa y el derecho, son de este tipo. En contraste, de una tecnología con un gran trasfondo científico específico, como la ingeniería eléctrica o la biotecnología, se dice que es una tecnología ‘superior’ (o ‘avanzada’). De una tecnología que produce artefactos o planes que emplean muy pocos -recursos, son benignas en cuanto a su efecto en el medio ambiente y pueden ser manejadas por un individuo o por grupos pequeños -promoviendo así una economía de mano de obra intensiva-, se dice que es una tecnología ‘suave’ (o ‘intermedia’, o ‘apropiada’). Ejemplos: las tecnologías involucradas en el diseño de viviendas rurales con servicios modernos, construidas con mano de obra y materiales de la región. Finalmente, de un campo del conocimiento no tecnológico por carecer de bases científicas o por no emplear métodos científicos y tecnológicos, y que sin embargo se anuncia o se vende como tecnológico (o científico), se puede decir que es una ‘seudotecnología’ (o una tecnología falsa o simulada). Ejem­plos: la mayoría de las psicoterapias, el monetarismo, el «socialismo científico» y las «terapias de choque» económicas.

Nótense los siguientes puntos. En primer lugar, una familia de tecnologías no es un agregado sino un sistema, pues todo desarrollo (o atraso) en cualquiera de sus componentes es probable que tenga un impacto en los otros componentes: es decir, dependen unos de otros. En segundo lugar, la comunidad profesional de una tec­nología es un sistema social, no un individuo aislado o un agregado de personas solas. Esta sistemicidad está asegurada por sociedades, publicaciones y reuniones profesionales. Sin embargo, l!ls comu­nidades tecnológicas son mucho menos cohesivas y abiertas que las científicas, porque sus productos son propiedad privada de sus clientes, más que propiedad común de la sociedad. Estos derechos de propiedad se aseguran mediante patentes, así como el secreto industrial y militar. Sin embargo, las patentes se pueden evadir con pequeñas innovaciones y los secretos se pueden violar con el espionaje. Más aún, en años recientes la cooperación tecnológica entre empresas, y entre éstas y los gobiernos, impulsada por los costos en aumento de la investigación y desarrollo y por los altos costos de la competencia sin freno se ha empezado a engranar con la competencia.

En tercer lugar, no todas las sociedades pueden sostener una comunidad dedicada a la investigación y el desarrollo. Así pues, las sociedades teocráticas y las sociedades subdesarrolladas pueden comprar algunos productos industriales, pero las primeras inhiben el pensamiento original en todas las áreas y las segundas dicen que no tienen fondos para apoyarlo -siendo que de hecho no se pueden dar el lujo de dejar de apoyarlo, puesto que están subde­sarrolladas en gran medida porque les falta pensamiento original.

En cuarto lugar, el dominio o universo de discurso D de cualquier tecnología, a diferencia del de cualquier ciencia natural, contiene no sólo objetos naturales sino también artefactos como máquinas y organizaciones formales.

En quinto lugar, el trasfondo filosófico G de la tecnología casi siempre se pasa por alto, aunque todo proyecto de investigación y desarrollo lo presupone. Para empezar, la tecnología comparte con la ciencia muchos conceptos filosóficos, como los de cosa y propiedad, evento y proceso, causalidad y casualidad, norma y regla, organismo y sociedad, lo natural y lo artificial. Además, cuando hace investigación y desarrollo, el tecnólogo utiliza de manera tácita un cierto número de principios ontológicos y epis­temológicos como los de realidad, mutabilidad, legalidad y cog­noscibilidad del mundo externo. (Es más, ciertas teorías tecnoló­gicas comprensivas, como las teorías generales de las máquinas, los autómatas y el control se puede decir que son tanto ontológicas como tecnológicas; véase Bunge 1971).

Sin embargo, la perspectiva filosófica de los tecnólogos es algo diferente de la de los científicos. En primer lugar, el tecnólogo se interesa primordialmente en cosas para nosotros y bajo nuestro posible control, más que por las cosas en y por sí mismas. Por ejemplo, se interesan más en la instrucción formal que en el apren­dizaje en general, en los programas socioeconómicos que en aná­lisis sociales o económicos desinteresados, etc. En segundo lugar, tiende a preferir las teorías más simples, con las que resulta más fácil trabajar, aunque sean superficiales -aunque no tiene objeción en aprender teorías complejas cuando las simples conducen a di­seños o programas ineficientes. Aunque reconoce de manera tácita la existencia y el valor de la verdad objetiva, generalmente se contenta con aproximaciones burdas: no puede darse el lujo del perfeccionismo. Así, sazona el realismo científico con una pizca de pragmatismo.

Con respecto al componente ético del trasfondo filosófico de la tecnología, éste difiere un poco del ethos de la ciencia básica. El trabajo del tecnólogo está orientado por una misión, y su misión es utilitaria: lejos de ser un agente autónomo, se espera que adopte los intereses de quien lo emplea. En consecuencia, es probable que se apropie de conocimientos adquiridos por otros, sin com­partir, con todo, el conocimiento producido a expensas de su em­pleador. Puede no tener escrúpulos al diseñar armas de uso masivo, o productos inútiles o de pacotilla. Si da el pitazo y pone al des­cubierto proyectos antisociales, probablemente lo despidan. Aún así, el tecnólogo, como el científico, apI:’ecia la verdad objetiva, aunque sea como un medio para el diseño y la planeación eficien­tes. Si no fuera así, serían ineficientes.

En sexto lugar, el trasfondo formal F de cualquier tecnología es uno de los indicadores de su nivel de avance. Por ejemplo, antes de la segunda guerra mundial, la administración y la logística militar eran técnicas empíricas. En nuestros días, algunas veces utilizan modelos de investigación de operaciones refinados y mé­todos de control de calidad en los que se incluyen las matemáticas de alto nivel.

En séptimo lugar, el volumen del trasfondo específico B de una tecnología es otro indicador más de su grado de desarrollo. Mien­tras más deba la tecnología a la ciencia básica, más crédito merece. Por ejemplo, la investigación de operaciones y la mercadotecnia son más eficientes (para bien o para mal) cuanto más utilicen la psicología, la sociología y la economía.

En octavo lugar, la problemática P de una tecnología es ilimi­tada, aunque la restringen las circunstancias socioeconómicas. En toda tecnología podemos distinguir las siguientes categorías de problemas: a] problemas de dominio, o clase referencial, como ¿de qué trata la criminología: de los delincuentes, de las sociedades o de los delincuentes dentro de la sociedad?; b] problemas filosóficos , como ¿se justifica moralmente que el sociotecnólogo diseñe orga­nizaciones cuyo objetivo es maximizar las ganancias sin importar el costo social?; c] problemas de trasfondo formal, como ¿existe una matemática especial para la sociología (o la economía o la polito­logía)?; d] problemas de trasfondo específico, como ¿qué ciencias están tras el manejo del medio ambiente?; e] problemas de proble­mática, como ¿El problema p puede resolverse con los medios m?; f] problemas de fondo de conocimiento, como: ¿Qué tan buena (exacta, verdadera o útil) es la teoría de las decisiones?; g] problemas de objetivos, por ejemplo ¿Cómo se pueden convertir las tecnologías y las industrias militares en civiles cuando se hacen las paces?; h] problemas metodológicos, por ejemplo ¿Cómo puede medirse el de­sempeño de una organización social o de un programa social?

En noveno lugar, el fondo de conocimiento e de una tecnología puede ser modesto o impresionante, pero no puede ser vacío, o no sería una tecnología. La formulación misma de un problema tecnológico presupone algún fondo de conocimiento.

En décimo lugar, los objetivos O de una tecnología incluyen el diseño o rediseño de artefactos, normas o procesos y el diseño o rediseño de planes para que cada uno sea utilizado con la ayuda de algo de matemáticas y de ciencia. Por esta razón, los profesio­nales que utilizan los frutos de la investigación y el desarrollo sin involucrarse en ellos pueden ser expertos, pero no son propia­mente tecnólogos.

En undécimo lugar, la metódica M de una tecnología incluye sus técnicas particulares, como las contables y de mediciones so­ciales. También incluye el método científico y lo que yo llamo el método tecnológico.

En duodécimo lugar, los juicios de valor de V tienen que ver con entidades o procesos naturales o artificiales a la luz de los objetivos, O. Se supone que los V son resultado de análisis y pruebas y no producto de un impulso. V debe distinguirse de los juicios de valor internos acerca de cualquiera de los componentes del proceso ID -por ejemplo, los problemas técnicos de diseño o pla­neación. V no tiene contraparte en la ciencia básica. Así, un cien­tífico político puede describir un movimiento político dado, en tanto que un analista político puede prescribir la mejor manera de impulsarlo o debilitarlo.

Decimotercero, no existen tecnologías aisladas, autosuficientes y mucho menos autoimpulsadas. Todas dependen unas de otras, así como de las circunstancias socioeconómicas.

Decimocuarto, todas las tecnologías están llenas de innovacio­nes. Una tecnología que cesa de evolucionar se vuelve una técnica obsoleta.

Decimoquinto, así como la ciencia, el arte, el derecho y la filo­sofía, la tecnología es una abstracción. De hecho, sólo existen tec­nólogos individuales, comunidades de éstos y sistemas sociotecno­lógicos tales como granjas, fábricas, redes de transporte, comuni­cación o salud, bancos, hospitales, escuelas y ejércitos modernos.

(Un sistema sociotecnológico es un sistema social en el que la tecnología juega un papel decisivo. En un sistema como éste los tecnólogos o expertos que utilizan tecnologías y equipo sofisticados son cruciales, tal vez incluso decisivos, pero nunca dominantes. A fin de cuentas, la administración y el gobierno son los que ejercen el control. La tecnocracia es políticamente irrealista e indeseable ya que no es democrática.)

Decimosexto, puesto que la tecnología es un medio para llegar a un fin, cualquier informe acerca de un artefacto debe incluir una explicación teleológica (explicación en términos de metas) además de cualquier mecanismo causal, estocástico o mixto que explique la forma en que funciona o deja de funcionar. (En contraste, la física, la química, la biología y una buena parte de la psicología deben abstenerse de usar el concepto de finalidad. Un desarmador se fabrica para hacer girar un tornillo, pero una mano no se fabrica.) De este modo, para poder explicar los logros y las deficiencias de la ciencia administrativa, debemos tener presente que la meta de los administradores es optimizar (no necesariamente maximizar) el de­sempeño técnico y económico de los sistemas socio tecnológicos a su cargo.

Hasta aquí de caracterización general de la tecnología. En lo que se refiere a la socio tecnología, se espera que sus practicantes reco­mienden las formas más eficientes para establecer, mantener, re­formar o desmantelar sistemas sociales, así como de desencadenar, acelerar, regular o frenar los procesos sociales. En particular, se espera que curen los males sociales.

Pero en general se admite que la terapia social es hoy tan empírica y está tan rezagada como la terapia médica a principios del siglo xx, cuando los medicamentos se prescribían, sobre todo, sólo porque parecían hacer bien en algunos casos, más que en razón de la investigación clínica basada en la fisiología y la farmacología. Sin embargo, me ocupo de la sociotecnología en otro libro (Bunge, de próxima publicación).