Lucas Garibaldi es un joven investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). El argentino lideró una investigación de la cual participaron 49 profesionales, entre ellos, dos argentinos más: Marcelo Aizen, de la Universidad Nacional del Comahue; y Natacha Chacoff, de la Universidad Nacional de Tucumán.
El trabajo consistió en una investigación que reveló que muchos de los cultivos necesitan de los insectos silvestres para su polinización.
Este trabajo fue nombrado en Francia como «el descubrimiento del año» por la prestigiosa publicación científica La Recherche, como también fue destacado por la mundial revista Science.
La investigación se realizó en 19 países de los cinco continentes donde los científicos estudiaron la presencia de insectos en 600 campos de 41 regiones con diferentes cultivos.
Allí pudieron observar, por ejemplo, que la abeja de la miel mejoró la producción en algunas de esas regiones, mientras que los insectos silvestres fueron polinizadores mucho más efectivos, ya que increíblemente mejoraron la producción de absolutamente todos los cultivos.
Para Garibaldi «fue una gran alegría» y remarcó que «fue seleccionado como el descubrimiento más importante entre todas las áreas de la ciencia: física, medicina y microbiología».
«Como investigador mi intención es realizar aportes que tengan un impacto en mejorar la calidad de vida de las personas y nuestro trabajo tiene consecuencias aplicadas importantes», dijo el investigador.
También comentó que «en comparación con los 90, el sistema científico argentino ha crecido muchísimo, fortalecido por el Estado» y afirmó: «Tenemos investigadores de muy buen nivel».