PECES INVASORES. LLEGARON A LA PATAGONIA. SALMÓN CHINOOK.

 

Un equipo interdisciplinario liderado por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) obtuvo un avance significativo en el control de los peces invasores en la Patagonia.   Mediante el desarrollo de un innovador método químico, ahora es posible determinar con alta precisión el origen y las rutas migratorias del salmón Chinook (Oncorhynchus tshawytscha), especie nativa del Pacífico Norte que se estableció de manera invasiva en los ambientes patagónicos.

La efectividad de esta herramienta fue detallada en la revista Science of The Total Environment. La investigación proporcionará información crucial para la implementación de planes de manejo y control en las cuencas hidrográficas afectadas por este pez invasor. La especie ya ha sido avistada, incluso, en el Río Paraná y la costa uruguaya.

El Salmón Chinook y su efecto en los hábitats naturales
Desde finales del siglo pasado, diferentes especies de salmónidos han invadido los ambientes acuáticos de la Patagonia. Entender el origen y los patrones de movimiento de estos peces es esencial para comprender cómo se dispersan y, así, desarrollar planes de manejo adecuados.

En este reciente estudio que se realizó en la región Patagónica, se revelaron datos claves sobre la especie de Salmón Chinook, la cual mostró la mayor capacidad de dispersión natural en las últimas dos décadas.

Esta famosa especie, también conocida como “salmón rey” debido a su peso de hasta 57 kilogramos en algunos casos, fue criado con propósitos comerciales en jaulas marinas en el sur de Chile. Sin embargo, varios ejemplares lograron escapar y llegaron al sur de Argentina, lo que impactó en el ecosistema de la región.

Esteban Avigliano y Alejandra Volpedo comprobaron que los otolitos de estos peces guardan un registro histórico de las señales isotópicas en función de los ambientes experimentados a lo largo de la vida y las migraciones.

 

ICET.
El retorno de la mayoría de los salmones Chinook al lugar donde nacieron para reproducirse es un hecho conocido, pero un pequeño porcentaje de ellos ha colonizado nuevos territorios. Estos intrusos marinos llegaron primero a Tierra del Fuego, luego a Santa Cruz y Chubut, y más recientemente se encontraron ejemplares en el Río de la Plata y el Río Paraná. 

Además de alterar la distribución de nutrientes y contaminantes, la presencia de estos salmones invasores puede diseminar microorganismos y enfermedades. Esto puede alterar las relaciones entre especies dentro de los ecosistemas, afectar negativamente la diversidad y poblaciones de peces nativos, e incluso favorecer el establecimiento de otras especies invasoras.

Para comprender mejor sus patrones de movimiento y sus desplazamientos, tanto en aguas saladas como dulces de Argentina, un equipo de investigadores del CONICET, liderado por Esteban Avigliano, desarrolló un novedoso método basado en el análisis de los otolitos (estructuras calcáreas en el oído interno de los peces) del salmón Chinook.

La clave de los otolitos
En diálogo con el CONICET, la directora del Instituto de Investigaciones en Producción Animal (INPA), Alejandra Volpedo, destacó la importancia de entender el origen natal y la tasa de retorno de los salmones Chinook para comprender su invasión y sus efectos en los ecosistemas.

El estudio dirigido por Avigliano y su equipo ha demostrado que los otolitos son fundamentales para revelar datos cruciales sobre el origen y trayectoria de los salmones invasores. Esta herramienta se ha vuelto esencial para entender los mecanismos de dispersión de estas especies y desarrollar planes de manejo en los ecosistemas colonizados, dada la falta de comprensión completa del uso del hábitat en estas áreas.

Avigliano destaca que los resultados del estudio indican un alto grado de aislamiento entre los salmones Chinook del Pacífico y los del Atlántico. Ambos difieren significativamente y se adaptaron a distintos ecosistemas. Crédito: CONICET.

En el marco del estudio, los investigadores del CONICET y otros organismos científicos llevaron a cabo un muestreo de agua en 14 cuencas del Pacífico y del Atlántico en Argentina y Chile.

Los análisis isotópicos resultaron esenciales, confirmándose que cada tramo de las cuencas hidrográficas y la estación del año mostraban una firma química específica determinada por la relación entre los isótopos de estroncio (86Sr y 87Sr), de origen geológico.

Estos resultados permitieron crear un mapa detallado que asigna un valor o relación entre los isótopos a cada sitio muestreado, facilitando una comprensión más profunda de la distribución de estos elementos en las diferentes cuencas y estaciones del año.

 

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