Un nanoinsecticida podría aportar una esperanza muy necesaria a los agricultores en la lucha contra el enverdecimiento de los cítricos o Huanglongbing (HLB).
Investigadores de Embrapa Medio Ambiente (SP) de Brasil y del Instituto de Química de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) del mismo país, lograron controlar el vector (Diaphorina citri) responsable de su propagación, mediante un sistema de liberación controlada de la molécula tiametoxam.
Tiametoxam es el nombre común de una mezcla de isómeros utilizada como insecticida sistémico.
El nuevo producto utiliza nanomicelas poliméricas, estructuras más pequeñas que la milmillonésima parte de un metro, para encapsular el ingrediente activo.
Los estudios indican que los nanopesticidas pueden superar a los pesticidas convencionales en eficacia y seguridad medioambiental.
Control del enverdecimiento y beneficios del nanoinsecticida
Los investigadores evaluaron la eficacia del nanoinsecticida en el control del Diaphorina citri, el insecto vector del HLB.
Ljubica Tasic, profesora de Unicamp, señaló que el producto mostró una baja toxicidad para los organismos acuáticos. Agregó que «esto demuestra cómo la nanotecnología puede promover prácticas agrícolas más sostenibles, garantizando la producción agrícola y la calidad de vida de las generaciones futuras».
El uso de nanoinsecticidas puede reducir el número de aplicaciones necesarias, disminuir la resistencia de la plaga y minimizar el impacto ambiental y los costes.
El tiametoxam y los retos del HLB
El tiametoxam, utilizado para controlar la enfermedad, pertenece a la clase de los neonicotinoides, insecticidas muy solubles en agua y susceptibles a la lixiviación y la fotólisis.
Las formulaciones de pesticidas nanoencapsulados permiten una liberación controlada y protegen contra la degradación prematura, lo que hace que el uso de insecticidas sea más eficiente y sostenible.
Para que esta tecnología pueda aplicarse con seguridad en la agricultura, es esencial realizar más estudios sobre su impacto en los seres humanos y el medio ambiente.
El proyecto contó con el apoyo de la Fundación para la Investigación del Estado de São Paulo (Fapesp).