Se obtuvo una nueva variedad de soja denominada Tango 4S, cuya principal característica es que el 60% de sus vainas tienen cuatro semillas.
Impacto productivo
Tres semillas por vaina es lo máximo que otorgan las variedades de soja actuales del mercado argentino. “Ese es nuestro piso, nosotros arrancamos del techo de las comerciales y aumentamos a cuatro el promedio de semillas por vaina” indica Morandi.
Las vainas de la planta de soja son las chauchas, en ellas se alojan los granos, es decir las semillas, que es lo que se cosecha. “Si a igual cantidad de vainas se le suman más semillas, automáticamente aumenta la producción y ese número de semillas junto al peso de cada una hacen al rendimiento” explica Quijano.
“El número de semillas por vaina es una característica poco afectada por el ambiente, que podemos manipular genéticamente a través de un programa de mejoramiento para aumentar el potencial de rendimiento de la variedad de soja” indica Morandi .
El aumento en el número de vainas con cuatro semillas se logró sin disminuir ni en el número de vainas ni en el peso unitario de las semillas.
“Esto hace que la incorporación de este carácter aporte un plus al rendimiento potencial sin las penalidades derivadas de reducciones en otros componentes del rendimiento” destaca Morandi y agrega que el carácter seleccionado está contenido en genotipos de buen
comportamiento agronómico, lo que facilita su incorporación rápida a germoplasma elite de soja y la obtención de variedades comerciales con alto potencial de rendimiento, que es el objetivo final del proyecto.
Eligio Morandi, Carlos Gosparini, Nidia Montechiarini, Álvaro Quijano y Julieta Bianchi.
El grupo que realizó este avance.
El papel de los marcadores moleculares
“Uno de los objetivos de la investigación fue detectar marcadores moleculares ligados al alto porcentaje de vainas de cuatro semillas para acelerar la incorporación de esta característica en los programas de mejoramiento de soja” indica Bianchi, quien recientemente defendió sus tesis doctoral del CONICET, en la cual reflejó este avance en la variedad de soja, y se denominó “Aspectos ecofisiológicos y moleculares de la incorporación de las características hoja lanceolada y alto porcentaje de vainas de cuatro semillas a germoplasma elite de soja”.
“Obtener una nueva variedad es un proceso que requiere mucho tiempo, no menos de seis o siete años, entonces disponer de una herramienta molecular permite identificar las plantas portadoras de los caracteres de interés en etapas tempranas del desarrollo” explica Bianchi y Montechiarini agrega “De esa manera se seleccionan sólo las plantas portadoras de los caracteres de interés y se descarta tempranamente el resto, lo que hace más eficiente todo el proceso”.
Al respecto de la disponibilidad de marcadores moleculares, Morandi indica “Para aplicar a un programa de mejoramiento, donde se manejan grandes cantidades de plantas, que pueden ser cientos de miles, y cuando se quieren sumar distintos genes de interés agronómico en una misma variedad, el hecho de poder seleccionar en etapas tempranas la porción de la ejemplares de soja que porta los genes de interés reduce significativamente la cantidad de líneas experimentales que pasan a la etapa de evaluación en el campo, lo que es una ganancia fenomenal en tiempo y un ahorro de costos”.
Un resultado, muchos esfuerzos aunados
El equipo de científicos ya contaba con genotipos experimentales, venían trabajando en varias líneas de investigación e incluso habían desarrollado previamente distintas tecnologías aplicables al mejoramiento de la soja, como por ejemplo la de avance acelerado de generaciones y la obtención de marcadores moleculares ligados a genes de resistencia a estrés biótico y abiótico, pero cuando comenzaron este proyecto focalizaron todos sus esfuerzos en aumentar el porcentaje de frutos de cuatro semillas, porque sabían que esta característica tendría un impacto directo sobre el rendimiento potencial del cultivo.
Eligio Morandi y Carlos Gosparini comenzaron hace más de veinte años el proyecto de investigación que ahora, finalmente, desembocó en este logro. “Nuestro grupo de investigación reunió distintas vertientes, todas relacionadas con la obtención de variedades mejoradas de soja y de esta manera varias proyectos de investigación convergieron en algo más grande, con posibilidades concretas de transferencia al sector productivo, y eso no siempre se da” concluye Morandi.
Por Ana Paradiso
CONICET Rosario, Argentina