El premio Nobel de Química fue conjuntamente atribuido hoy a los investigadores francés Jean-Pierre Sauvage, británico Fraser Stoddart y holandés Bernard Feringa, padres de las minúsculas «máquinas moleculares» que prefiguran los nanorobots del futuro.
Los tres galardonados «han conducido los sistemas moleculares hacia estados donde, al ser llenados de energía, pueden controlarse sus movimientos», explicó el jurado del Nobel.
«El motor molecular está hoy en la misma fase que el motor eléctrico en los años 1830, cuando los científicos exhibían manivelas y ruedas, sin saber que ello conduciría a los trenes eléctricos, a las lavadoras, a los ventiladores y a las batidoras», añade.
Jean-Pierre Sauvage, de 71 años, profesor en la universidad de Estrasburgo (este de Francia), es el primero en haber imaginado estas ‘nanomáquinas’, que presenta como un «ensamblaje molecular capaz de ponerse en movimiento de forma controlada en respuesta a señales diversas: luz, cambio de temperatura, etc».
«Tales sistemas existen, muy numerosos, en las células vivas e intervienen en todos los procesos biológicos importantes», había explicado en 2008.
En el origen de su descubrimiento, unió dos moléculas en forma de anillo para formar una cadena, llamada «catenano».
Esa experiencia fue desarrollada luego por Fraser Stoddart, de 74 años, profesor en la Northwestern University (Estados Unidos), y que creó un «rotaxano»: enhebró un anillo molecular en un fino eje molecular, y demostró que el ‘anillo’ podía desplazarse a lo largo del eje.
Este descubrimiento le permitió crear un ‘ascensor’ y un ‘músculo’ moleculares.
Siendo niño, Fraser Stoddart creció en la granja familiar en Escocia. «No había ni televisión ni ordenador. Se divertía haciendo ‘puzzles’, desarrollando así una calidad esencial para un químico: reconocer las formas y entrenarse para ensamblarlas» recuerda la Academia real de Ciencias, que entrega el premio.
Stoddart soñaba entonces con ser un «artista molecular», añade.
Bernard «Ben» Feringa, de 65 años, profesor en la Universidad de Groninga (Holanda), es el primero en haber desarrollado un «motor molecular», lo que le permitió crear un «nanovehículo» con cuatro ruedas motoras.
‘Infinitas posibilidades’
Interrogado en directo por la Academia sueca, dijo «tener la impresión de ser un poco como los hermanos Wright, que volaron (en avión) por primera vez hace 100 años. La gente dijo: ¿para qué necesitamos máquinas volantes? Y ahora tenemos el Boeing 747 y el Airbus».
«Si piensan en los materiales que podemos crear hoy gracias a la química, en nuestra capacidad para introducir funciones dinámicas y construir máquinas, o producir materiales que pueden cambiar de función, entonces las posibilidades son infinitas», aseguró.
Según el jurado Nobel «las máquinas moleculares serán muy probablemente utilizadas en el desarrollo de objetos como los nuevos materiales, los sensores y los sistemas de almacenamiento de energía», explicó
La creación de ordenadores moleculares que permitirían almacenar y tratar la información a nivel molecular, o robots microscópicos capaces de cumplir una gran variedad de funciones en medicina o la vida diaria, están entre las potenciales aplicaciones de estas máquinas.
Un premio de más de 800.000 euros
El premio está dotado con 8 millones de coronas (832.000 euros). El año pasado fue otorgado a Aziz Sancar (Turquía/Estados Unidos), Paul Modrich (Estados Unidos) y Tomas Lindahl (Suecia) por sus investigaciones sobre la reparación del ADN.
El premio de Química es el último de los Nobel científicos en ser anunciado.
El martes los británicos David Thouless, Duncan Haldane y Michael Kosterlitz fueron galardonados con el de Física por sus investigaciones sobre los estados «exóticos» de la materia, que en el futuro podrían ayudar a crear ordenadores cuánticos.
Nuevo Siglo