Un artículo de Carlos Martín Lorenzo
Geriatra y Director Médico del Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia
publicado en GERATRICAREA
Es habitual que a medida que pasan los años se vayan perdiendo algunas capacidades. Entre ellas, una que nos preocupa especialmente es la memoria. Las pérdidas de memoria “normales” pueden consistir en olvidar los nombres de personas o cosas conocidas (lo tengo en la punta de la lengua), dónde hemos dejado objetos cotidianos (¿dónde he dejado el teléfono móvil?), si hemos realizado o no acciones cotidianas (cerrar el gas) y la sensación de que recordamos mejor lo que ocurrió hace años que lo que pasó ayer.
En la esfera cognitiva, el síntoma más precoz del deterioro cognitivo leve suele ser la afectación de la memoria, especialmente la memoria reciente y a corto plazo, con relativa preservación de la memoria a largo plazo. A esto se une la dificultad para aprender nuevos datos, por lo que puede existir un rechazo a enfrentarse a situaciones desconocidas.
Las pérdidas de memoria nos deben preocupar (o a nuestra familia) cuando empiezan a dificultar la realización de nuestras actividades cotidianas, momento en que conviene realizar una consulta médica, con una valoración de la capacidad mental. En el caso de que se detecte la existencia de un deterioro cognitivo, conviene realizar un seguimiento del mismo y realizar ejercicios estructurados de estimulación cognitiva que retrasen la progresión de los déficits de memoria.
El hecho de que consideremos esta alteración de la memoria asociada a la edad como normal, no significa que no debamos hacer nada, ya que si no la ejercitamos cada vez tendremos más problemas para recordar las cosas. En nuestra vida cotidiana tenemos muchas oportunidades para mantener nuestra mente activa, como leer, escribir, manejar las nuevas tecnologías, conversar, realizar tareas domésticas y ocuparse de los asuntos personales y familiares.
Fomentar un buen grado de relaciones sociales y familiares, evitando la soledad no deseada, es un buen complemento para potenciar nuestras capacidades intelectivas y afectivas, tan necesarias para mantener un buen equilibrio psíquico y emocional.
Es importante que las personas mayores puedan acceder a una oferta de servicios sociosanitarios, enfocados a la detección precoz, tratamiento y rehabilitación de los síndromes geriátricos que, como el deterioro cognitivo, afectan a su autonomía e independencia. Servicios como las consultas externas, la teleasistencia, la ayuda a domicilio, los centros de día o los centros residenciales,pueden ofrecer una amplia y variada cartera de servicios para cubrir todas las posibles necesidades de apoyo, adaptándose al proyecto de vida de la persona mayor.