LLUVIA SÓLIDA?

Lluvia sólida en polvo, el sorprendente invento mexicano contra la sequía

 

 

 

Promete ahorrar un 82% en tiempo de riego, garantiza un uso sencillo y el uso de mucha menos agua. Es la lluvia en polvo, una tecnología mexicana basada en el uso y la aplicación del polímero como sistema de riego, convirtiendo el agua en sólido para reducir el desperdicio por infiltración y evaporación.
Cada vez son más frecuentes los fenómenos climáticos anormales, las temperaturas récord o las temporadas de sequía en el mundo, como lleva años advirtiendo la OMM en base a las estimaciones científicas.

Si nos centramos en la sequía, esta comporta importantes daños a los ecosistemas, pérdidas de biodiversidad, problemas de desabastecimiento de agua para la población, pérdidas en cultivos agrícolas y hambre. Por ello, surgen proyectos tecnológicos de diversa índole como esta lluvia en polvo made in Mexico.

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Lluvia Sólida se trata, tal y como describen en su página web, de un polvo granular a base de potasio, degradable, no soluble y no tóxico que, al entrar en contacto con el agua, se expande y es capaz de adsorber hasta 400 veces su peso en agua. Dependiendo del tipo de suelo, calidad del agua, clima, planta y otras variables. Su aplicación es muy sencilla, ya que se coloca en la raíz y la mantiene hidratada sin necesidad de riego o lluvia.

Sus creadores explican que puede usarse para todo tipo de plantas, cultivos, árboles, jardines, macetas, hidropónicos, vegetales, etc. Las plantas tomarán la humedad de acuerdo a sus necesidades, asegurando un crecimiento estable y saludable, reduciendo las frecuencias de riego y aprovechando y optimizando el agua de lluvia, algo especialmente importante de cara a períodos de sequía.

Sus aplicaciones son tanto rurales como urbanas: en las ciudades, Lluvia Sólida se aplica en techos verdes, jardines verticales, macetas, parques, jardines y otros elementos, mientras que en el campo se torna un aliado imprescindible del trabajo agrícola, optimizando y aprovechando el agua de la lluvia, reduciendo las frecuencias de riego, disminuyendo el peligro de pérdidas de cosecha y protegiendo los cultivos del estrés hídrico.

por Andrea Nuñez Torron-Stock

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