Claudia Dummermuth ha realizado su sueño: en medio de un barrio residencial de Oberstammheim, en el cantón de Zúrich, cultiva lavanda en un complejo de 700 metros cuadrados. swissinfo.ch se reunió con ella durante la cosecha.
Utiliza lavanda biológica para obtener aceites esenciales empleados en la producción de bálsamos, jabones, productos para la ducha, mermeladas e incluso licores. Su idealismo y su amor por la planta son evidentes en su lema: ‘Crecer lentamente y con calidad junto con la planta”.
La lavanda, originaria de la zona mediterránea, pertenece a la familia de las lamiáceas. Los antiguos egipcios se servían de la ‘lavandula angustifolia’ para obtener preciosos aceites esenciales para el proceso de momificación. Los romanos, griegos y árabes, en cambio, aprovechaban la planta para la higiene personal, el lavado de ropa y como medicamento.
Gracias a su efecto calmante y antiespasmódico, la lavanda se emplea hoy en día para la producción de té, tinturas y cremas utilizadas en el tratamiento de la flatulencia, trastornos del sueño, irritación de la piel y numerosas otras patologías.