Argentina se suma a la revolución en miniatura – Especialistas del INTI – Instituto Nacional de Tecnología Industrial, de la Argentina – desarrollaron sensores más pequeños que una moneda de un centavo, que permiten identificar potenciales zonas petroleras. Este tipo de dispositivos están en auge en todo el mundo porque brindan información en tiempo real sobre objetos, lugares y personas.
Con el avance de la tecnología no sólo las personas están cada vez más conectadas sino también los objetos, como sucede con los electrodomésticos que se programan a través de celulares, valijas que permiten ser rastreadas por sus dueños o camas inteligentes que monitorean la salud de los pacientes en hospitales. En línea con esta tendencia, especialistas del INTI desarrollaron sensores para identificar potenciales zonas para la explotación petrolera.
“Los sensores se colocan en el terreno y permiten caracterizar el suelo en función de las ondas sísmicas reflejadas a través del mismo, las cuales se generan a partir de vibraciones inducidas artificialmente y en forma controlada”, detalla Pablo Granell del Centro de Micro y Nanoelectrónica del INTI, quien llevó adelante el proyecto. Para su desarrollo diseñó el sensor mecánico y la electrónica básica, que traduce la información del lugar a una señal eléctrica y permite digitalizarla para su análisis en una computadora.
Este tipo de dispositivos se los denomina sistemas micro-electro-mecánicos (MEMS, por sus siglas en inglés) y están fabricados a partir de obleas de SOI (silicio sobre aislante), lo cual permite obtener estructuras suspendidas susceptibles a un estímulo vibratorio. Estas características los hacen atractivos para amplios sectores industriales, especialmente para lo que se conoce como “internet de las cosas”, que conecta objetos cotidianos a internet —desde semáforos hasta hogares, oficinas y calles—.
El dispositivo ya cuenta con 15 prototipos y su fabricación fue financiada a través de un programa de cooperación internacional entre Argentina y la Unión Europea. Los prototipos, con un tamaño aproximado de 5,5 x 11 milímetros, pasaron con éxito las pruebas de funcionamiento mecánico. El paso siguiente será avanzar en la validación de sus especificaciones técnicas, para lo cual se generan las condiciones de campo en el laboratorio para verificar los parámetros del sensor.
El INTI dispone de la capacidad no sólo para diseñar dispositivos con tecnología MEMS, sino también para hacer pruebas preliminares antes de su fabricación. Para ello cuenta con una “sala limpia”, laboratorio donde se controlan de forma muy precisa los parámetros ambientales —como la humedad del aire, la temperatura y la cantidad de partículas presentes— para proteger a los productos y procesos que se desarrollan en ese ámbito. La contaminación de partículas es el aspecto de mayor relevancia a considerar en el caso de un establecimiento destinado a la microelectrónica.
“Este desarrollo cobra relevancia teniendo en cuenta el potencial que tienen los yacimientos de petróleo no convencional existentes en el país, como el caso de Vaca Muerta. Además, el hecho de contar con el know how sobre el diseño de MEMS nos permitirá acompañar el auge de estas tecnologías que se está desarrollando en todo el mundo”, anticipa Granell.