Con la presencia de funcionarios del Gobierno, Total, Pan American Energy y Wintershall anunciaron que desarrollarán un yacimiento en Tierra del Fuego.
Boudou y Kicillof, ayer, junto a Pazkiewicz y Javier Rielo, de Total. Foto: Prensa senado
El segundo subsuelo del hotel Intercontinental fue ayer el escenario de una postal poco habitual para la primera plana del Gobierno. De acuerdo con la tradición que inauguró Néstor Kirchner y continuó la Presidenta, los funcionarios suelen utilizar los anuncios de inversiones, por pequeñas que sean, para desplegar diatribas públicas a favor del modelo.
Por eso resultó llamativo ver al vicepresidente Amado Boudou; al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; al ministro de Planificación, Julio De Vido; a Hernán Lorenzino y Axel Kicillof, números uno y dos de Economía; al titular de Trabajo, Carlos Tomada; al presidente de YPF, Miguel Galuccio, y a varios funcionarios de segunda línea asistir en silencio a uno de los anuncios de inversión más importantes del año. Un colaborador de De Vido explicó, escueto, que se debía a la veda electoral, aunque esa prohibición empieza a regir mañana. En contraposición a la escasez de declaraciones, la asistencia fue casi perfecta.
En un contexto de sequía de proyectos privados, la francesa Total -junto a sus socios Pan American Energy (PAE, de la británica BP, la china Cnooc y Bridas, de los hermanos Bulgheroni) y la alemana Wintershall- anunció que invertirá en los próximos dos años hasta US$ 1200 millones para producir más gas en el mar argentino frente a las costas de Tierra del Fuego.
«El consorcio tomó la decisión final de inversión para iniciar el desarrollo del yacimiento de gas Vega Pléyade», explicó el director de Total Exploración-Producción Américas, Ladislas Paszkiewicz, frente a una multitud que superaba la capacidad de la sala. También se realizarán tres pozos de producción en el yacimiento Carina.
Paszkiewicz estuvo acompañado en la mesa principal por Javier Riello, director general de la francesa; Oscar Prieto, CEO de PAE, y Martín Bachmann, CEO de Wintershall Holding. Los funcionarios miraron desde la primera fila, otra rareza.
Riello, que ayer cumplió su último día como director general de Total Austral -continuará su carrera en Francia-, explicó a los periodistas que «es probable que la inversión exija una asistencia de la casa matriz [es decir, ingresen dólares]», si bien se excusó porque aún no estaban definidas esas precisiones. «Nos financiamos con caja propia y financiamiento externo; no evaluamos utilizar los Baade», agregó.
El objetivo es reemplazar importaciones futuras de combustibles -las principales responsables del cepo cambiario- por US$ 1620 millones al año. Es el equivalente a 7,5 millones de metros cúbicos (m3) de gas, que cubren las necesidades de 2,5 millones de hogares al año. Ese número encierra una cuestión semántica importante. Según los folletos que distribuyó Planificación, generarán un ahorro. Pero en la práctica la mayor producción permitirá compensar el declinamiento de la oferta actual de la provincia. En otros términos: el consorcio extrae hoy del mar 18 millones de metros cúbicos de gas, lo mismo que prevé volcar al mercado en el tercer cuatrimestre de 2015, cuando la inversión haya concluido.
TARIFA TRIPLICADA
La mayor parte de los desembolsos se destinará a desarrollar el yacimiento Vega Pléyade. Se tratará de una tarea titánica que implicará instalar una plataforma de producción en el inhóspito mar austral. La empresa tiene experiencia en esa clase de trabajos. En 2005, por caso, puso en marcha el yacimiento Carina, a 77 kilómetros de la costa.
Prieto explicó que unos US$ 850 millones irían a Vega Pléyade. La perforación de tres pozos en Carina se llevaría el resto. El ejecutivo, quien reconoció en diálogo con periodistas que el anuncio se había organizado de manera muy veloz, remarcó que era una «buena noticia». Desde hacía tiempo Total evaluaba continuar con los desarrollos, pero encontraba entre los principales escollos los bajos precios del gas en la Argentina, algo que fue resuelto por la presidenta Cristina Kirchner a fines de 2012.
La caída en la producción y el crecimiento de las importaciones convencieron al Gobierno de tirar por la borda la política de precios bajos de casi toda la década. Así, propuso pagarles a las petroleras que aportaran gas nuevo US$ 7,50, más del triple del precio promedio que recibían hasta ese entonces. Prieto ponderó ese plan: «El Gobierno lanzó el plan de incentivos. Está operativo y lo está pagando», resumió..