Las tres cuartas partes de las mieles producidas en el mundo contienen trazas de pesticidas, según un estudio suizo publicado recientemente en la prestigiosa revista ‘Science’. Examinamos las consecuencias que esto tiene en nuestra salud y en la de las abejas en esta entrevista.
Miel amarga
Por Luigi Jorio
Entre 2015 y 2016, investigadores de la Universidad de Neuchâtel y del Jardín Botánico de la ciudad de Neuchâtel han analizado la presencia de neonicotinoides, una clase de insecticidas, en 198 mieles de todo el mundo. ¿Resultado? El 75% de las muestras contiene una de las cinco sustancias buscadas, por lo menos. La tasa más alta, el 86%, se ha encontrado en la miel de Norteamérica.
Hablamos sobre ello con uno de los coautores del estudio, Alexandre Aebi, apicultor y profesor de agroecología en la Universidad de Neuchâtel.
Alexandre Aebi: Sí y no. Esperábamos encontrar rastros de neonicotinoides en la miel, pero sí nos ha sorprendido la proporción del fenómeno. No pensábamos que en el 75% de las muestras analizadas hubiera contaminación. Creíamos que algunas partes del mundo, como África por ejemplo, estaban todavía libres del problema. En cambio, hemos visto que afecta a todo el planeta. Otro resultado inesperado es la presencia de un gran número de moléculas en una misma muestra, especialmente en la miel producida en Norteamérica y Europa.
¿Prohibir los pesticidas?
Introducidos como alternativa al DDT, los neonicotinoides son pesticidas a base de nicotina. Son los insecticidas más utilizados en el mundo (especialmente en los cultivos de maíz y colza).
En la Unión Europea y Suiza existe desde 2013 una moratoria que limita el uso de tres sustancias de esta familia (incluyendo el tiametoxam producido por la multinacional Syngenta en Basilea). Se sospecha que pueden ser el origen de la muerte de las abejas. Según el diario británico GuardianEnlace externo, este otoño, la Comisión Europea va a presentar una propuesta para prohibir definitivamente los plaguicidas neonicotinoides.
En noviembre de 2016 en Suiza se puso en marcha una iniciativa popular para exigir que se prohíba el uso de los plaguicidas sintéticos en la agricultura y en los productos alimenticios. El Gobierno suizo, por su parte, planea reducir el uso de plaguicidas en un 25% antes de 2027.
¿Qué se sabe sobre los efectos de estos pesticidas en la salud humana?
A.A.: Algunos estudios demuestran el impacto de los neonicotinoides en los seres humanos. Las concentraciones encontradas en las muestras están muy por debajo de los estándares permitidos para las personas.
La media es de 1,8 nanogramos/gramo, mientras que los límites para la alimentación, según la molécula, son entre 10 y 50 ng/g. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la miel la ingerimos a diario. Por lo tanto, es importante estudiar el efecto a largo plazo de estas dosis bajas, así como el efecto combinado de varias sustancias.
Un artículo científico reciente ha revelado que los neonicotinoides actúan en las abejas como disruptores endocrinos. Evidentemente, hablamos de abejas pero, como biólogo, no tengo motivos para pensar que esto no pudiera suceder también en los seres humanos. Pero no soy especialista en salud humana.
Hablemos de las abejas, ¿cómo funcionan los neonicotinoides?
A.A.: Gran parte de nuestro estudio se ha basado en revisar la literatura existente. Hemos examinado 50 artículos científicos que habían analizado el efecto de estas moléculas en abejas domésticas y salvajes, abejorros y otros insectos útiles, como las mariquitas. Los resultados son alarmantes: hay efectos significativos a partir de una concentración de 0,1 ng/g. La lista es larga: secuelas sobre la capacidad reproductiva, la supervivencia, el sistema inmunológico o la memoria, es decir, la capacidad de regresar a la colmena después de recoger el polen y el néctar.
Las grandes multinacionales químicas, como Syngenta, afirman que los efectos de los neonicotinoides sobre las abejas están sobrevalorados…
A.A.: Cada uno tiene su punto de vista. Un estudio reciente, dirigido precisamente por un investigador de Syngenta, ha confirmado el efecto negativo de estas moléculas sobre las abejas. Puede que incluso las grandes multinacionales estén empezando a tomar conciencia de la magnitud del problema.
Sin embargo, es cierto que los pesticidas no son el único factor que amenaza a las abejas en el mundo.
A.A.: Así es. Hay distintos factores, desde la reducción de los hábitats naturales y la biodiversidad, hasta la presencia del parásito varroa. Sin olvidar el cambio climático.
Hace años que se viene denunciando el descenso de las colonias de abejas. ¿Cuál es la situación actual?
A.A.: No estoy muy preocupado por la abeja melífera porque todos los años los apicultores se esfuerzan por mantener la población de abejas en niveles aceptables. Este servicio de polinización procurado por las abejas domésticas continuará en el futuro.
En cambio, me preocupan más las otras abejas, salvajes y solitarias, o los abejorros que, como sabemos, también sufren los efectos de los neonicotinoides. Pero no hay nadie que las cultive y divida las colonias. Espero que nuestro estudio contribuya a reflexionar sobre la eliminación de los neonicotinoides.
La miel está considerada como uno de los productos comestibles más saludables y con la mayor cantidad de propiedades terapéuticas. ¿Podemos seguir consumiéndola sin miedo?
A.A.: También hemos encontrado rastros de neonicotinoides en la miel que yo produzco. Pero, igual que en las otras muestras analizadas, las concentraciones son extremadamente bajas. Yo sigo comiéndola y dándola a mis hijos. Por otro lado, ¿cuántos alimentos de uso frecuente no están contaminados? Por desgracia, hay pesticidas en la mayoría de los alimentos que consumimos. Lo importante es no caer en la psicosis, pero ser conscientes del problema.
Traducción del francés: Lupe Calvo
SWI swissinfo.ch, a branch of the Swiss Broadcasting Corporation