El «suero del futuro» que ya salva vidas –
Crear una solución médica aplicable a los seres humanos es un proceso largo y burocrático. En 2004, cuando comenzaron los primeros diálogos internos para formar Inmunova sus fundadores Linus Spatz (50 años), Dan Kaplan (52) y Fernando Goldbaum (55) no sabían que tardarían 14 años en poner su primer producto médico en proceso de ensayo clínico.
«Vimos la posibilidad de crear algo con valor agregado a partir de los descubrimientos que se estaban gestando en el laboratorio.
Fue muy interesante el proceso, especialmente porque Linus y Dan plantearon un montón de cosas a mejorar desde el lado tecnológico», asegura el doctor en bioquímica Fernando Goldbaum.
Hoy, el producto de Inmunova es un suero contra el Síndrome Urémico Hemolítico que está en su última etapa de aprobación y que ya cuenta con las patentes necesarias en la Argentina y el mundo para comenzar su distribución.
Esta compañía, que nació en los laboratorios del Conicet , Argentina, con una inversión inicial de US$ 100.000 en subsidios y otros US$ 100.000 adicionales del grupo Insud, creó tras mucho más de cinco años de investigación un carrier o «plataforma propia» que se puede «decorar» con distintos antígenos.
¿Qué significa esto? Que si se mezcla la plataforma con un «antígeno X» se despierta una muy buena respuesta inmune en el receptor. Con esta creación, Inmunova enfoca esta respuesta en la lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico, una enfermedad que, en general, afecta a unos 5.000 niños por año en la Argentina solamente y para la cual no existe un tratamiento específico.
Para lograrlo combinaron su tecnología de la plataforma con la toxina Shiga, que es la que produce la enfermedad. Esta respuesta médica se aplica mediante un suero antitoxina desarrollado en caballos, como los sueros antitetánicos, y neutraliza la toxina en el cuerpo.
«Cuando llega un chico con los síntomas y se constata que tiene toxinas circulando, se le aplica el suero y así se evita que se les peguen a los receptores de las células del riñón y el sistema nervioso. Es muy parecido a un anti veneno y muy efectivo», agrega Linus Spatz, uno de los fundadores.
Una vez que la persona se infecta, la toxina se acumula y daña el tejido. Por eso, de los 5.000 infectados, 10 por ciento muere o carga con duras consecuencias toda la vida. «Todo depende de la patogenicidad de la cepa, de la carga de bacterias que se ingirieron o el estado nutricional del paciente», explica Spatz.
Para sustentar sus desarrollos, Inmunova tiene un modelo de negocios dual: aplica su plataforma a animales y terciariza sus productos a grandes empresas del exterior. Por otro lado, está su faceta de «medicina humana directa» como sucede con el suero contra el síndrome, gracias al cual reciben inversiones de grupos privados a cambio de licencias exclusivas para distribuir su producto una vez que se apruebe.
«El suero es un producto innovador y responde a una necesidad global. Su potencial de facturación es enorme, superando varias veces la inversión inicial. Es decir, los retornos son grandes en caso de ser exitoso», finaliza Spatz. Además, tiene otros proyectos médicos en su línea de producto, su semillero a futuro, todos enfocados en sueros para enfermedades como el Hantavirus, una patología que afecta a los pulmones y que puede ser fatal.
INFOTECHNOLOGY.