Agro Clave – LA CAPITAL- Rosario,Argentina-Los nuevos vientos que se vienen en el mercado global de granos. Los biocombustibles, el crecimiento de los países emergentes y la inversión financiera traccionó el ciclo de altos precios. Ahora, se avizoran cambios.
Commodities. El ciclo alcista más largo de la historia presenta síntomas de desaceleración. Los nuevos tiempos.
Por Florencia Sambito (agroclave@lacapital.com.ar)
Los precios de los granos a valores nominales, tanto en maíz como en soja, están estancados, pero cuando ajustamos por inflación en términos reales, venimos teniendo una tendencia decreciente». Así describió la situación del mercado de granos el director de Austral Agroperspectivas, Dante Romano, quien puntualizó que «de 2002 hasta acá hubieron ciclos alcistas, de los más largos de la historia, pero evidentemente algo está cambiando, ya que tuvimos un techo en 2012/2013 y esos picos siempre llegan al final y retoman la tendencia negativa, razón por la cual estamos atentos».
A la hora de contextualizar este nuevo «estatus de precios», como eligió definirlo, el especialista de mercados granarios de la Universidad Austral hizo referencia a tres factores que inciden de manera directa en el comportamiento de la demanda. Estos son los biocombustibles, los agroalimentos y los fondos de inversión como actores del negocio global.
La conjunción de estos tres elementos marcan la dinámica del mercado actual. «De las tres patas de la demanda, una sigue muy firme, los biocombustibles; otra crece a tasas más tranquilas, los agroalimentos; y la tercera, que son los fondos financieros, está decayendo», dijo y agregó que, de todos modos, «el mercado logra absorber este movimiento». Esto porque «ya no hay una crisis financiera como sucedió en 2008 y no estamos en ese escenario», tranquilizó Romano.
Así todo, «la oferta necesita una señal de precios todos los años», agregó.
La pregunta del millón es si el mercado continuará con este nuevo estatus de cotizaciones y cuáles fueron las causas de la reversión de esta tendencia que venía en rangos altos de precios.
Según indicó Romano, la cuestión se explica porque «hay una mayor demanda y éste no es un tema menor, ya que en el mercado de alimentos las sorpresas suelen venir por el lado de la oferta».
«La oferta oscila en función de cómo se viene dando el año productivo», señaló. En cuanto a la demanda, opinó que «influyen las tres patas» de biocombustible, alimentos y fondos de inversión.
Romano disertó en la presentación del Programa de Agronegocios (PDA) de la Facultad de Ciencias Empresariales, Centro de Agronegocios y Alimentos, de la Universidad Austral.
En relación al mercado demandante de los granos locales, el analista recordó los cambios de los últimos años.
La primera de las transformaciones llegó por el lado del desarrollo de los biocombustibles, que generaron un mayor consumo de maíz y soja.
Su crecimiento venía siendo muy exiguo, lento y paulatino. A mediados de los 90 empezaron a aparecer las primeras fábricas de biocombustibles en Europa.
«Con costos mucho más altos que el petróleo, esto tenía que ver con los niveles de ingresos y las preocupaciones ambientales», rememoró. A partir de 2001, hubo un cambio fundamental. Después de las Torres Gemelas, la tensión geopolítica se aposentó en los territorios productores de petróleo. En la búsqueda de reducir la dependencia energética se le dio aire a los biocombustibles. «Pero muchos de estos desarrollos todavía no estaban técnicamente disponibles», dijo Romano.
Señaló que la gran ventaja vino con el biodiesel, ya que los combustibles líquidos se pueden mezclar con otras fuentes de energía.
Sobre el presente, el disertante dijo que «el crecimiento inicial está estabilizándose, la industria maduró y crece a tasas reducidas».
En tanto, los biocombustibles de segunda generación se están trabajando principalmente para usar otro tipo de materias primas.
LOS AGROALIMENTOS. Otro de los factores influyentes es la mayor demanda de alimentos en cantidad y calidad que se vincula al denominado bloque Bric (por Brasil, Rusia, India y China).
El mismo generó grandes cambios, fruto de su gran expansión. «La mayor demanda de granos implica que la presión sobre el recurso suelo es mucho mayor. Y todavía hay lugares del mundo donde los niveles de alimentación son bajísimos. Ese es el gran desafío», advirtió Romano.
Los fondos. Por otra parte, el especialista ubicó a la tercera pata de la demanda en los fondos financieros en el mercado de granos.
Las compras de commodities como refugio ante emisión de dólares traen la última clave en el aumento de la demanda. «Los inversores han colocado parte de sus dineros comprando granos y, entre 2012 y 2013, esto implicó un gran cambio en la tendencia de precios».
Estos fondos compraron 110 millones de toneladas de maíz, trigo y soja en 2008. Pero fue cuestión de tiempo, y los capitales comenzaron a retirarse de los mercados.
«En 2009 vendieron sus carteras, repuntó un poco en 2011 y desde entonces los negocios vienen desarmándose», mostró Romano.
La oferta. Qué ocurre con la oferta. ¿Tenemos espacio para un mayor aprovechamiento de la tierra? Romano señaló algunas posibles regiones para crecer: «América latina y el Caribe, considerando altos costo de producción; el frica subsahariana, aunque hablamos de países muy inestables. En los países industriales también se cuenta con algo de superficie, pero nos encontramos con el problema adicional de la degradación de los suelos por presión de la agricultura», indicó.
«Lo que empieza a suceder en el mundo es que los incrementos de producción se empiezan a dar por mejoras en el rendimiento. Gran parte por la apuesta a la tecnología. Pero es muy cara y hay que financiarla con precios más altos», agregó.
A futuro, Romano mostró una maduración del ciclo de inversión y desarrollo. «En el polo tecnológico de Rosario se está haciendo una inversión muy grande, a través de Bioceres», dijo. Mientras tanto, los precios siguen altos.
«Tendríamos un buen nivel de ingresos, no por cuestión de precios sino por cuestión de volumen. La demanda no se está retirando», describió y auguró que «una nueva revolución productiva hará que los rendimientos sean otros, los precios se moderen y sigamos aportando valor agregado mayor».
«Este proceso se está produciendo, va a cambiar la forma de hacer agricultura», dijo.
Para finalizar, se refirió al «viento de cola que estuvo empujando a los países que generan agroalimentos». Sigue estando vigente pero hay que entender esta dinámica y ver cómo es posible aprovecharla.