Uno de los dos estadounidenses infectados en Liberia por el virus del ébola, mientras prestaban auxilio a las victimas de la epidemia, ha pasado la primera noche de regreso a Estados Unidos en una habitación totalmente aislada del mundo el exterior y en contacto apenas con los médicos que lo atienden.
El doctor Kent Brantly, de 33 años, ingresó caminando a las instalaciones del Hospital Universitario Emory, en las afueras de la ciudad de Atlanta, Georgia, uno de los dos hospitales del país con la capacidad de tratar enfermedades contagiosas como el ébola.
Según se pudo constatar a través de la trasmisión en vivo de varias cadenas de televisión, el paciente llegó al hospital en una ambulancia y vestido con un mono color blanco totalmente sellado, con una visera de plástico transparente a la altura del rostro.