Los desalinizadores utilizan ósmosis inversa para producir agua potable.
La ósmosis es la difusión, o sea el pasaje, de un líquido que está actuando como solvente (normalmente agua) a través de una membrana semipermeable, desde una región de menor concentración a una de mayor concentración.
Vale decir, si en un lado de la membrana tenemos agua salada y en el otro agua pura, ésta comenzará a pasar naturalmente hacia el lado del agua salada debido a una presión que se genera naturalmente, llamada presión osmótica (ver gráfico ). Esto se aprecia fácilmente cortando rodajas de papa y poniéndolas en agua muy salada. El agua que contiene la papa comenzará a fluir desde el interior de la rodaja hacia el agua salada.
A simple vista no apreciaremos el pasaje del agua, pero las rodajas comenzarán a achicarse al perder volumen debido a la disminución de la masa de agua que contenían.
Este es el fenómeno directo, pero si nosotros aplicamos del lado del agua salada una presión mayor a la osmótica, invertiremos el proceso, haciendo que el agua que estaba presente en la solución salina comience a difundirse desde esa región hacia la del agua pura. Esto es ósmosis inversa.
En lenguaje común se trata ni más ni menos que de “exprimir” agua de mar para extraerle el agua potable haciéndola pasar a través de un filtro lo suficientemente fino como para que retenga la sal y otros minerales y contaminantes.
Desgraciadamente la membrana filtrante debe ser tan fina que para empujar el agua pura a través de ella es necesario desarrollar una enorme presión durante el proceso y alcanzarla requiere de mucha energía. Los desalinizadores presurizan el agua de mar a valores cercanos a las 800 libras por pulgada cuadrada (56 kg/cm2 aproximadamente), unas 27 a 30 veces la presión interna promedio de una cubierta de auto, forzando su paso a través de una membrana semipermeable.
GRAN ESCALA
Las moléculas de agua pasan a través de dicha membrana pero no así las bacterias, virus, sal y la mayoría de otros solutos y contaminantes. El residuo que queda en la parte exterior de la membrana es expulsado al exterior mientras una nueva cantidad de agua de mar es introducida en la cámara de compresión.
De esa manera la desalinización se convierte en un proceso automático en el que solamente el 10% del agua de mar se transforma en potable y el 90% es desechado. Algunos desalinizadores aprovechan la energía remanente en el producto residual para facilitar la presurización del nuevo volumen de agua de mar ingresado en la etapa subsiguiente. Este ingenioso sistema de ahorro de energía permite que un equipo portátil de accionamiento manual sea capaz de suministrar suficiente agua potable como para hidratar a veinticinco personas en condiciones de supervivencia.
SOLAR Y PEQUEÑA ESCALA ( Proyecto MIT )
En este cálculo se desestima la energía utilizada para su obtención y la pérdida de agua por el esfuerzo físico consiguiente. Para producir la cuota diaria mínima requerida por una persona utilizando un desalinizador de tipo personal, el sobreviviente (*) deberá operarlo durante una hora y si cuenta con el de mayor tamaño de accionamiento manual que se fabrica, aproximadamente 15 minutos.
(*)Texto explicado por Clínicas Oceánicas. Organización dedicada a formar marinos profesionales y deportivos