Una rara enfermedad crónica que causa la muerte de salmones en centros de cultivo de Macquarie Harbour, en la costa oeste de Tasmania, ha generado controversia entre autoridades gubernamentales, científicos y ambientalistas.
Por un lado, expertos del Departamento de Industrias Primarias señalan que la enfermedad, llamada micobacteriosis, ha sido vinculada con la degradación del medio ambiente, y advierten que los bajos niveles de oxígeno y el complejo entorno marino en este puerto aumentan el riesgo de su propagación entre los salmones, informa ABC Rural.
El Dr. Stephen Pyecroft, profesor titular de Patología Veterinaria en la Universidad de Adelaida y miembro del Departamento de Industrias Primarias, Parques, Agua y Medio Ambiente (DPIPWE), explica al respecto: «Uno recibe un mayor número de esas bacterias si tiene una baja concentración de oxígeno disuelto, altos niveles de detritus, y si uno entra en lo que llamamos un ambiente eutrófico (alta cantidad de nutrientes provenientes de desechos de pescado)».
Por otra parte, un portavoz del DPIPWE dijo que las micobacterias son bacterias comunes en el entorno, que se encuentran en el suelo y en el agua, y que es raro que la enfermedad haya sido detectada en salmones del Atlántico.
«En esta etapa, la incidencia de su detección en muestras de Macquarie Harbour es bastante baja, dado que en 7 de 79 presentaciones a los laboratorios de Salud Animal se halló su presencia. La detección de esta bacteria no representa un brote de la enfermedad, sino que algunos peces se han infectado», subrayó el portavoz.
El DPIPWE indicó que a esta enfermedad también se la conoce comúnmente como «la tuberculosis de los peces» y que puede propagarse entre los peces a través de fuentes de agua contaminada, el consumo de alimentos contaminados y el canibalismo de peces infectados o muertos.
Los peces pueden albergar la enfermedad, que no es mortal en todos los casos, durante largos períodos de tiempo, y es posible que se recuperen si las condiciones ambientales cambian.
Además, los expertos del DPIPWE aseguran que la infección desde los peces a los humanos es extremadamente rara, y se ha asociado con cortes infectados en las manos o con personas con sistemas inmunes comprometidos.
Por otro lado, en referencia a los datos publicados por el DPIPWE, el senador Pedro Whish-Wilson, del Partido Verde, afirmó: «Es sólo una pieza de un rompecabezas que nos sugiere que a menos que lo difundamos, Macquarie Harbour es una bomba de tiempo para la industria del salmón y, potencialmente, para un ecosistema más amplio».
Por su parte, el Dr. David Booth, profesor de Ecología Marina y director del Centro de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad de Tecnología de Sidney, señaló: «Es un estuario muy estratificado, en el que las capas inferiores del agua tienen muy bajos niveles de oxígeno, y esto significa que la situación actual ya está casi en el punto de inflexión».
«Si las granjas de salmón no se gestionan de manera correcta, no sólo podrían dañarse a sí mismas, sino que podrían afectar al medio ambiente», añadió el profesor.
Las empresas Tassal, Huon Aquaculture y Petuna han venido expandiendo el cultivo de peces en Macquarie Harbour en los últimos cinco años.
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