Con menos piezas que un vehículo naftero y menor complejidad los electromóviles se transforman en una alternativa económica y ecológica
Un motor de combustión interna o nafetero, ni hablar de un diesel, tiene cientos de piezas que se mueven de forma coordinada sometidas a desgaste constante y a altas temperaturas. Y en cada uno de los sistemas y subsistemas como el sistema de engrase, encendido, alimentación, refrigeración, admisión, escape, culata, bloque, etc., el número de elementos que lo forman, se multiplica en número en comparación a la tecnología del motor eléctrico.
Un motor eléctrico incorpora básicamente un rotor, un estátor, un soporte, cojinetes y unas tapas de cierre. En otras palabras, el coche eléctrico es un automóvil mucho más simple que el coche de combustión.
No cuenta con piezas como el embrague, la caja de cambios, la correa de distribución y la mayoría de las piezas del sistema de tracción de un coche eléctrico no están sujetas a desgaste ni a altas temperaturas, por lo que su mantenimiento es mucho más sencillo.
Además los motores eléctricos tampoco tienen filtros ni aceite, uno de los mantenimientos periódicos más habituales de los coches de combustión.
Números duros
En un vehículo eléctrico se dejan de lado los cambios y revisiones más habituales como el cambio de bujías, de la correa de distribución, del filtro del aire, del filtro de combustible ya que las revisiones solo se remiten a una mera inspección visual para comprobar que todos los componentes de alta tensión y aislamientos se encuentren en perfecto estado.
Por otra parte, al pensar en un coche eléctrico hablamos de un automóvil que utiliza un sistema de tracción más sencillo con componentes utilizados industrialmente con un mantenimiento mínimo ya que incluso, un elemento altamente desgastable como las pastillas de freno, debido a la tecnología regenerativa, le confiere al sistema de frenado una vida útil varias veces mayor.
En definitiva, en esta nueva tecnología se sigue la máxima científica de «a mayor simpleza, menor mantenimiento», eso sí, siempre y cuando a los iluminados políticos no se les ocurra aumentar los impuestos sobre el valor de estos autos.