El Dr. Pablo Bolcatto, investigador del Instituto de Física del Litoral (Conicet/UNL) y profesor de la UNL, dio una charla alusiva al Día del Investigador Científico.
IFIS LITORAL/Conicet UNL -Conicet SANTA FE-EL LITORAL (*)
Hace 129 años nacía Bernardo Houssay, investigador que fundó el Conicet como corolario de una vida fecunda: a los 13 años fue bachiller, a los 17 farmaceútico, a los 23 médico, a los 25 profesor universitario y a los 60 Nobel Medicina y Fisiología por sus avances en esta ciencia.
Por esto, cada 10 de abril es el “Día del Investigador Científico”, y esta vez el Dr. Pablo Bolcatto, investigador del Instituto de Física del Litoral -Conicet/UNL- y profesor titular de la UNL, expuso sobre el Dr. Houssay y el Conicet como contexto para pensar el futuro.
“El investigador científico: un rebelde institucionalizado” reunió a becarios, investigadores y profesionales de diversos institutos, aportando datos y preguntas para reflexionar.
Houssay se dedicó a su especialidad y a la vez aportó a la política sectorial, para cimentar las bases de la actividad científica institucionalizada en Argentina. Su labor universitaria culminó con la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, organismo público que reúne 26.000 especialistas de todas las áreas del saber científico y tecnológico.
Ambas facetas de la vida de Houssay se presentan a cada investigador. La búsqueda del conocimiento y el contexto en que se trabaja: dónde lo hace, bajo qué normas y cómo se organiza. Entre estas dimensiones sucede el proceso de creación de conocimiento, que es libre, pero que debe ordenarse y disciplinarse dentro de las instituciones que lo contienen, dándose una tensión entre el desafiar los límites para avanzar, y la pertenencia a una organización que marca “hacia dónde vamos”, según su política científica.
Houssay deseaba que su “país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo… y que artistas y pensadores enriquezcan nuestra cultura y su obra sea beneficiosa para nuestro país”. Estas ideas siguen vigentes ya que todavía cuesta a los científicos sentirse parte del entramado social. Según Bolcatto, se trata de un trabajoso reconocimiento mutuo en el que se ha avanzado, pero aún resta vincularse mejor con la sociedad.
Cuestionamiento
La labor científica es inquieta y tiene al cuestionamiento como motor de búsqueda, lo cual exige libertad, a veces a riesgo de ir contra lo establecido por el sistema. El científico tiene la rebeldía entre sus actitudes básicas pero también debe procurar validez institucional para mantener la relación con la institución-Estado que promueve la actividad y define las prioridades y presupuestos.
En los años ‘60, al quehacer científico se sumó el cuestionamiento sobre qué hacer con la ciencia. Pensadores como Varsavsky interpelaron el rol del científico y cuestionaron las dicotomías “exactas vs. sociales” y “puras vs. aplicadas” como falsas opciones del pensamiento dominante, proponiendo la figura de un científico rebelde que use las herramientas de la ciencia ante los problemas del cambio económico-social y alentando una ciencia politizada que deje la supuesta neutralidad para pensar en su contexto.
Estas definiciones implican direccionamientos sin lugar a la ingenuidad. Se trata de pensar como “individuos institucionalizados “buscando un equilibrio entre la libertad para la creación científica personal y la política de la institución. Un juego que sopese el trabajo de I+D (investigación y desarrollo) de las personas con la necesidad institucional de aportar a una política científica que haga a una sociedad más igualitaria.
(*)Lic. Lautaro Massa, ÁCS/Conicet Santa Fe.