Chile quiere ser uno de los principales exportadores de hidrógeno verde
La estrategia se basa en el gran potencial de generación eléctrica solar y eólica que tiene el país, y que le permitiría producir el combustible a un precio muy bajo
por Lorena Guzmán H
Producir el hidrógeno verde más barato del planeta y estar entre los tres primeros exportadores de este combustible es la meta que se fijó Chile para dentro de dos décadas. Pero además, si se cumple con el plan, el hidrógeno verde permitiría reducir el 25% de las emisiones del país, lo que ayudaría a cumplir con su objetivo de carbono neutralidad.
Aunque el hidrógeno es el elemento químico más abundante del universo y fue el combustible del primer motor a combustión interna, no se lo había considerado como una alternativa sustentable sino hasta hace poco.
Esto es porque cerca del 95% del hidrógeno que se produce actualmente a nivel mundial proviene del petróleo, el gas natural y el carbón. Por ello recibe el nombre de «hidrógeno gris”, ya que es una alternativa poco sustentable y que produce emisiones contaminantes.
Pero si es producido por medio de la electrólisis -un proceso que ocupa la electricidad para separar las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno- y, además, esto se hace con energías renovables, el hidrógeno se convierte en un combustible verde.
En los últimos años, la energía solar y eólica han crecido mucho en Chile, pero están lejos de alcanzar su máximo potencial. El desierto de Atacama, en el norte, posee la radiación solar más alta del mundo, mientras que en el extremo sur del país se puede tener una generación eólica considerable y constante. Ambos suman un potencial de energía renovable 70 veces la capacidad de generación eléctrica que Chile tiene hoy, el equivalente a más de 1.800 GW.
Por ello, a principios de noviembre Chile presentó su Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde. Esta tiene como objetivo llegar a contar con 5 GW de capacidad de electrólisis en 2025, producir el hidrógeno verde más barato del mundo en 2030, y convertir al país en uno de los tres principales exportadores para 2040.
“El hidrógeno verde es una oportunidad estratégica para Chile. Nuestro país es el lugar ideal para producir y exportar hidrógeno verde y sus derivados, incluyendo amoníaco, metanol y combustibles sintéticos”, dijo el ministro de Energía Juan Carlos Jobet al momento de presentar la estrategia
Según estimaciones del gobierno chileno, durante los próximos 20 años el desarrollo de esta industria podría crear cerca de 100 mil empleos y generar unos US$200 mil millones en inversión en el país.
Pero esta no sería la única ganancia. En junio de 2019, el Presidente Sebastián Piñera presentó un plan de descarbonización de la matriz energética de Chile para convertir al país en carbono neutral para 2050. El uso a nivel interno de hidrógeno verde podría ayudar a mermar las emisiones contaminantes del país hasta en 25% para esa fecha.
La estrategia presentada tiene tres partes. La primera se centrará en el consumo doméstico a gran escala. Esto permitiría sustituir el hidrógeno gris utilizado en las refinerías del país e incorporar el hidrógeno verde en el transporte de pasajeros y carga pesada de larga distancia.
Distintos países están empujando el hidrógeno verde y lo que estamos haciendo hoy es ir más rápido para ubicarnos en una buena posición a nivel global
En la segunda mitad de la década, cuando Chile comience a exportar el combustible, la producción más competitiva debiera lograr introducir al hidrógeno en nuevas aplicaciones, como en la minería y los combustibles gaseosos en las redes de distribución. Esta será la etapa número dos.
Mientras que en la tercera fase, que será en el largo plazo, sectores como el transporte marítimo y aéreo podrán ser descarbonizados con combustibles derivados del hidrógeno. Además, se espera que a medida que otros países se descarbonicen también crezcan los mercados de exportación.
Situación actual
Hoy el principal uso de hidrógeno se concentra en insumos de procesos industriales, pero de a poco se está dando paso a una transición para convertirlo en una fuente energética primaria a nivel global, explica Patricio Lillo, académico de Ingeniería de Minería de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Pero, aunque el potencial es alto, todavía falta mucho. Además de construir la infraestructura que permita abastecer de hidrógeno comprimido, y así lograr un escalamiento, aún existe la barrera del precio. Actualmente producir hidrógeno verde es de tres a cuatro veces más caro que el convencional.
“Lo mismo ocurrió con las baterías de los autos eléctricos hace 15 años. En ese equivalente, estamos parados en 2005”, dice Lillo.
Lillo sostiene que la reducción del precio no va a venir por el lado de las mejoras en la eficiencia, las que serán marginales, sino por la reducción de los costos. Basado en el potencial de producción de energías renovables que tiene Chile, el gobierno apuesta a que el país producirá el hidrógeno verde más barato del planeta, a menos de US$1,5 el kilo.
“Distintos países están empujando el hidrógeno verde y lo que estamos haciendo hoy es ir más rápido para ubicarnos en una buena posición a nivel global”, asegura Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, la agencia gubernamental a cargo de apoyar el emprendimiento, la innovación y la competitividad en el país, y que además están involucrada en el plan presentado por del gobierno.
Un ejemplo de esta carrera son los US$10.600 millones que Alemania comprometió para crear una industria local de producción de hidrógeno verde en el contexto del Nuevo Acuerdo Verde de la Unión Europea. Mientras que España, por su parte, invertirá otros US$10.500 millones, en la próxima década, para llegar a producir 4 GW.
En China, el grupo empresarial Baofeng Energy está construyendo una planta en la región de Ningxia Hui, al noreste del país, para producir 160 millones de metros cúbicos de hidrógeno verde al año.
La carrera ya empezó porque las proyecciones son más que optimistas. Según Hydrogen Council, la demanda de hidrógeno se incrementará en 40% para 2030, creando un mercado global para el combustible y sus tecnologías de unos US$2,5 trillones al año.
Transformando industrias
El hidrógeno verde también le permitirá a Chile cambiar el perfil una de sus principales exportaciones, el cobre, del cual es el principal productor a nivel mundial. La energía es un insumo central para la minería, por lo que la expansión de los parques solares y eólicos permitirían reducir la huella de carbono del sector.
“La industria minera requiere transformarse en un contexto ambientalmente más exigente. En un futuro cercano podremos lograr la trazabilidad de nuestro cobre”, asegura Terrazas.
Una de las herramientas para ello será el Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), cuya creación es parte del plan presentado por el gobierno y para el cual Corfo llamó a una licitación que debiera resolverse antes de 2021.
La licitación tiene tres propuestas en competencia, entre las que se encuentra la de la Asociación para el Desarrollo del Instituto de Tecnologías Limpias (ASDIT), integrada por la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), ocho centros de investigación y once de las universidades más importantes del país. Su propuesta es instalar el ITL en la región de Antofagasta, zona donde se desarrolla parte importante de la actividad minera del país.
“La minería en Chile alcanza cerca de un 70% de las emisiones contaminantes del país, por lo que la sustitución a fuentes de energía renovables como la fotovoltaica y la eólica, y el reemplazo del uso del diésel por el hidrógeno verde ahorrará unas 7 millones de toneladas anuales de CO2”, dice Víctor Pérez, director ejecutivo de ASDIT.
Y en esto será clave el ecosistema de innovación asociado a la minería verde, agrega. ASDIT tiene en carpeta 200 proyectos asociados con minería sustentable, energía y litio, entre otros. “La tecnología que esperamos desarrollar no solo será trascendental para la industria del hidrógeno verde en Chile, sino también para la mundial”, asegura.
Los especialistas concuerdan que la estrategia del gobierno en el hidrógeno verde es bastante completa, aunque reconocen que hay desafíos por abordar. El desarrollo de capital humano es una, al ser una industria nueva. Además, el país debe decidir qué tipo de rol quiere tener en el hidrógeno verde a nivel mundial.
El futuro Instituto de Tecnologías Limpias ya tiene US$50 millones comprometidos desde el gobierno y tendrá co-financiamiento privado. A ello se suman otros US$190 millones que financiarán el resto de la estrategia del hidrógeno verde.
“Ese monto no es suficiente para cambiar la matriz energética por los próximos 50 años”, dice Lillo. Aún así, estima que la estrategia es una buena hoja de ruta y que le permitirá a Chile ser parte de los 30 países que ya están en la carrera por el hidrógeno verde.
Lorena Guzmán H
Periodista chilena especializada en medio ambiente y cambio climático
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