CHILE. AVANCE NANOTECNOLÓGICO. «UPCYCLING» y NUEVO PRODUCTO

 

Aplicando una disruptiva tecnología, el equipo logró convertir un residuo alimentario como es la cáscara de naranja en un agente de limpieza 1.000 veces más pequeño que un grano de arena, capaz de penetrar y remover más efectivamente cualquier tipo de manchas.

 

Mejorar la vida de las personas a través de la nanotecnología es el propósito de Deysa Nanolab, un laboratorio de investigación chileno pionero en su área, donde se trabaja con ingredientes naturales a escala nanométrica, modificando su estructura para darles nuevos atributos y aprovecharlos de forma más eficiente. Este espacio, conformado por jóvenes ingenieros nacionales, ha sido el epicentro de la creación de Nanolife, la primera línea de productos para la limpieza del hogar, elaborados con nanotecnología natural en formatos de recarga biodegradables. 

Gracias un innovador desarrollo científico, dieron vida a un agente de limpieza 1.000 veces más pequeño que un grano de arena, que permite una penetración más efectiva en todo tipo de manchas y posibilitan su concentración en formatos de recarga más compactos, incentivando la reutilización de botellas para erradicar los plásticos de un solo uso. Todo, a partir del aceite de cáscara de naranja, fomentando además la revalorización de un desecho alimentario.

“Nuestra visión es llevar esta rama de la ciencia a la casa de los chilenos con productos más sustentables y efectivos, mejorando su día a día y el cuidado del medioambiente”, señaló Marcelo Olivares Mundi, CEO de Nanolife, agregando que “nuestro innovador formato, las Nanorecargas, son más pequeñas que la palma de la mano y contienen el producto listo para diluir en agua. De este modo, se puede obtener en menos de 5 minutos un limpiador con aromas naturales, hipoalergénico y libre de químicos nocivos”. 

Cabe destacar que Nanolife representa una propuesta de sustentabilidad circular desde la fabricación hasta su consumo. No sólo promueve el upcycling, al poner en valor un desecho orgánico como es la cáscara de naranja,  sino que también “tenemos una huella ambiental asociada a la distribución mucho menor. Producir formatos compactos nos permite desplazar menos volumen y peso y hacerlo en Chile significa recorrer menores distancias. Todo esto impacta directamente en la huella detrás de cada uno de nuestros productos. Junto con eso, fabricamos localmente botellas diseñadas para ser reutilizadas por hasta 2 años, ayudando a erradicar los plásticos de un solo uso que tanto daño le hacen a nuestros ecosistemas”, comentó Olivares.

 

 

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