Jueves, 20 Abril, 2017
Por:Federico Gaston GUERRA y Debora Andrea MAS
José comienza su día cuando aún el día no comenzó. En la madrugada profunda enciende su camión y en la penumbra maneja desde Florencio Varela, al Sur del Conurbano, hacia donde le toque vender su producción de hortalizas. José es uno de los más de los miles de bolivianos que trabajan la tierra en la Argentina. El director del INTA AMBA, Gustavo Tito, destaca que la tarea de esta comunidad es “fundamental para consolidar una Argentina próspera en la diversidad;cada uno de nosotros es muy importante para los demás”.
El ingeniero del INTA AMBA- Área Metropolitana de Buenos Aires – Pedro Aboitiz puntualiza que el «30 por ciento de todo lo que se come «en fresco» en verduras, frutas y hortalizas proviene de los alrededores de Buenos Aires, donde los bolivianos son responsables del 80 por ciento de la producción”.
Ramiro Argandoña Cuellar, vicecónsul del Estado Plurinacional de Bolivia en La Plata afirma que “el aporte boliviano a la economía Argentina es importante pero muchas veces invisible” y agrega que “a estas alturas de la vida de nuestros hermanos en la República Argentina nadie puede negar que al menos el 80 por ciento de la producción hortícola viene de manos bolivianas, y este hecho nos llena de orgullo en el Viceconsulado de Bolivia en La Plata”.
Cuellar también aclara que “también nos preocupa que al no ser visibilizada esta tarea no es valorada adecuadamente por sectores de la población argentina y, a veces, hasta por los propios compatriotas”.
El último Censo Nacional (2010) arrojó que en la Argentina hay unos 345.272 inmigrantes bolivianos. En esta línea, un informe de la Organización Internacional para las Migraciones en Argentina detalla que el 68,2% se concentran entre el AMBA y la región pampeana y un 14,4% en el Noroeste. No obstante, autoridades de Bolivia en la Argentina destaca que son muchos más los que viven en nuestro país.
Es en este contexto que el INTA AMBA- Área Metropolitana de Buenos Aires- apoya las iniciativas, proyectos y trabajos de la comunidad boliviana. El Área Metropolitana de Buenos Aires concentra unos 14 millones de habitantes “En la actualidad el crecimiento es inevitable y es esta la situación con la que trabajamos por esto fue tan importante la creación de un INTA AMBA que se desarrolla en una región del país tan densamente poblada”, destaca Tito.
El vicecónsul de Bolivia en La Plata, asevera que “hemos encontrado en INTA AMBA un aliado fabuloso, porque juntos en una suerte de complicidad hemos caminado en la búsqueda de visibilización y valoración del aporte de nuestros hermanos y hermanas, en particular en el trabajo hortícola. Considero invalorable el apoyo y sus equipos de trabajo con la comunidad boliviana”.
Agroecológicos
«Surcos de mi tierra», de Ángel Etcheverry, La Plata, se presenta como un grupo de Cambio Rural interesado por las prácticas naturales de desinfección de suelos y de plagas. Cada uno de los ocho productores que lo compone trabaja en este sentido con el mayor de los esfuerzos en sus hectáreas de verduras de hojas y cultivos de fruto: “Participan en todos los cursos del curso de formadores en agroecología”, destaca Celestino Mamani, promotor asesor de Cambio Rural.
Con esfuerzo diario estos pequeños productores, que alquilan hasta tres hectáreas con una a dos bajo cubierta, trabajan verduras de hoja y cultivos de fruto. Así obtienen lechugas mantecosa, criolla y crespa; radicheta, albahaca, espinaca, perejil, rúcula, verdeo, acelga, remolacha, tomate, pimiento y berenjena.
Entre sus objetivos este grupo busca alternativas de desinfección de los suelos que no sean químicos. “Estamos trabajando con ensayos de solarización y biofumigación junto con el control fitosanitario de plagas y enfermedades en el que los productores puedan identificar y aplicar correctamente”, explica Mamani.
El grupo «Sol Naciente» perteneciente a Cambio Rural está compuesto por 15 productores hortícolas del periurbano de La Plata, en las zonas de Los Hornos y Olmos.Entre otras prácticas realizan ensayos en las quintas como con la solarización y biofumigación como una alternativa para la desinfección de los suelos ya que muchos tienen hongos y bacterias que son los responsables de estas enfermedades y paralelamente en presencia de los productores.
Ellos realizan los preparados naturales o biopreparados como el caldo bordeles, macerado de cebolla, tintura de ajo, entre otros como una alternativa para el control de plagas y enfermedades, en el que algunos productores lo realizan por cuenta propia estos preparados, para el control de plagas y enfermedades para salir del uso de agroquímicos
Estos grupos suelen componerse con 4 a 6 integrantes por familia y son, en su mayoría, de origen boliviano con formación primaria, y secundaria. Las viviendas que habitan son de madera y la extensión de terreno que alquilan son por lo general de 1 a 3 hectáreas de los cuales suelen tener cubierto una hectárea.
“Este tipo de avances –agrega Tito– trae tensiones lógicas entre la agricultura y la urbanización sobre todo en una zona donde uno de los actores clave son los agricultores familiares que son quienes viven donde producen y elaboran los alimentos sanos de la canasta familiar que se venden en los mercados de proximidad y, en muchos casos, con tecnología agroecológicamente adecuada.”
Así, la colectividad boliviana es clave en la producción y el abastecimiento de frutas y verduras que llegan a la mesa de los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Leonardo Davies, jefe de la agencia INTA AMBA San Vicente remarcó que “la producción de alimentos del AMBA tiene 14 millones de potenciales consumidores. Por eso es clave que apoyemos la producción de alimentos del Conurbano bonaerense. Productos que están más cercanos, más a la mano y que generan precios más accesibles ya que posibilita que lo producido llegue a la mesa con menos costos de fletes que encarecen su valor”.
Unidos y comunicados
Recientemente en la Asociación de Productores de Saropalca en Pilar, productores bolivianos presentaron la experiencia de la plantación de frutillas que realizan asesorados por INTA AMBA con manejo agroecológico. En este encuentro concurrieron productores frutilleros de la zona con el objetivo central de interiorizarse sobre los avances del ensayo que viene realizando en INTA en la temática.
Con estos ensayos el INTA espera conocer y validar de manera participativa las variedades de frutilla adaptadas a un esquema de manejo agroecológico, desarrollar un protocolo de producción, visibilizar y fortalecer la red institucional de promoción y fomento de la producción agroecológica así como lograr un espacio de articulación entre los productores, el INTA AMBA, la Universidad y el sector privado para conformar grupos de Cambio Rural con este cuidado del medio ambiente.
Por su parte, en el mercado de Escobar miembros de la comunidad boliviana recibieron sus certificados de comunicadores populares luego de realizar un intenso curso en la Universidad Nacional de Luján, organizado por el Centro Regional Buenos Aires Norte (CRBAN), la Estación Experimental Agropecuaria AMBA y el Consulado General del Estado Plurinacional de Bolivia en Buenos Aires.
El Vicecónsul de Bolivia en Pilar, Gonzalo Calderón, remarcó el compromiso en el aprendizaje que tuvieron los participantes: “Fue muy importante para nosotros como comunidad ser parte de este curso que nos permitió elementos para aprender a comunicarnos mejor entre las comunidades, conocer nuestros derechos y, sobre todo, a armar nuestra propia agenda de temas: aquellos que tienen que ver con nuestras problemáticas y que son silenciada por los medios masivos y hegemónicos.”.
FLORES
Otro aspecto en el cual se destacan en el Gran Buenos Aires es en la producción florícola. La producción de flores y plantas se realiza en gran parte del extenso territorio argentino, ubicándose principalmente en áreas periurbanas, estimándose una superficie total en cultivo de 2.500 ha y alrededor de 1.800 establecimientos en actividad.
La mayoría de los productores se encuentran establecidos, desde hace más de cien años, en la denominada Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Los pioneros (floricultores y viveristas), provenían de algunos países europeos y Japón, luego consolidado con una numerosa inmigración portuguesa y japonesa, y más recientemente por la comunidad boliviana.
“En Escobar hay viveros dirigidos por jóvenes bolivianos. Esto suele darse porque para este tipo de cultivos se necesita menos superficie y no hay necesidad de utilizar tractor. El Invernáculo lo saben manejar y las plantas son productos más perecederos que las verduras y si no pueden venderse en la temporada se las pasa a una maceta mayor. Al trabajar bajo invernáculo no dependen de las inclemencias del tiempo”, ejemplifica Aboitiz.
La jefa de la Agencia de La Plata, Camila Gómez destacó en trabajo que se realiza desde el INTA con las diferentes asociaciones de productores en su mayoría migrantes bolivianos a través del Programa Cambio Rural y/o desde la Escuela Periurbana de Agroecología que se desarrolla junto con el IPAF PAMPEANO.“Estos productores no solo trabajan para producir los alimentos que comemos todos los días, sino que además tratan de destinar tiempo para organizarse, capacitarse, de manera de producir cada día mejor, cuidando su salud, la de su familia, pero también la del ambiente y la de los consumidores”, y agregó,“haciendo un mejor manejo de la producción y cuidando el medioambiente.”