Se encuentra en el marco del Desafío Social Horizonte 2020 “Energía segura, limpia y eficiente”, que promueve la Unión Europea con un presupuesto de tres millones de euros. En la Argentina, su implementación está a cargo del INTA y buscará relevar y potenciar las capacidades de los actores de la industria nacional del biogás.
Como parte del Desafío Social Horizonte 2020 “Energía segura, limpia y eficiente” impulsado por la Unión Europea, se creó el proyecto Cooperación Mundial Digital en Biogás (DiBiCoo, según su sigla en inglés) del que participan consorcios de 13 organizaciones de cuatro continentes.
En la Argentina, la implementación de la iniciativa –cuyo presupuesto global asciende a tres millones de euros– está a cargo del INTA y buscará relevar y potenciar las capacidades de los actores de la industria nacional del biogás.
Jorge Hilbert, investigador del Instituto de Ingeniería Rural del INTA, explicó que “el proyecto –surgido de la convocatoria ‘Soporte de absorción de mercado’– tiene como objetivo general mejorar el desarrollo e inclusión de tecnología de biogás/biometano en países en desarrollo y emergentes”.
En esta línea, el especialista indicó que el proyecto –titulado Digital Global Biogas Cooperation en inglés– “ayudará a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y a aumentar la participación en la generación mundial de energía renovable”. Este aporte a la promoción de energías limpias contribuye también al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, entre otros.
Hilbert ponderó las oportunidades que conlleva la implementación de esta iniciativa para los países emergentes, ya que “podrán adecuar sus procesos en virtud de mejorar sus capacidades tecnológicas y recursos humanos, lo cual les permitirá –en muchos casos– modificar significativamente sus matrices energéticas”.
A su vez, remarcó que “la articulación genera un beneficio mutuo tanto para los países importadores como para los exportadores, que se desprende de facilitar el diálogo entre las industrias europeas de biogás y las partes interesadas o desarrolladores de biogás de mercados emergentes y en desarrollo”.
Además de su ejecución en la Argentina, el proyecto tendrá intervenciones en Etiopía (Iceaddis IT Consultancy PLC); Ghana (Instituto de Energía Sostenible y Soluciones Ambientales); Indonesia (Inisiasi Pengkajian Resiliensi – Iniciativa de desarrollo de resiliencia); Sudáfrica (GreenCape y Selectra CC).
Se trata de países importadores de tecnología con instituciones asociadas, que fueron seleccionados debido al alto potencial de mercado para proyectos de biogás, entorno regulatorio y esquemas de apoyo.
El proyecto es implementado por los miembros del consorcio y es coordinado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH de Alemania. En tanto, la Agencia Ejecutiva de Redes (INEA) supervisa el proyecto en representación de la Comisión Europea.
Primeros pasos en la Argentina
A escala global, el consorcio trabajará para avanzar en la transferencia de conocimiento y el intercambio de experiencias, con el objetivo de mejorar las políticas locales hacia la creación de condiciones que permitan una mayor aceptación del mercado por parte de los países objetivo.
En la Argentina, el INTA comenzó a trabajar en el diseño de un mapa de actores ligados al desarrollo del biogás en todas las áreas de su proceso de generación. Quienes estén interesados pueden participar del relevamiento a través de la siguiente encuesta: https://forms.gle/27AMzFguUFLs5jaj6
Sumado a eso, se apuntará al desarrollo de sistemas informáticos de asistencia, la realización de talleres y seminarios en todo el país, viajes de entrenamiento y perfeccionamiento y estudio de casos piloto.
Los primeros talleres de trabajo comienzan en marzo sobre las áreas residuos urbanos y aguas residuales y agrícola y agroindustrial. Para mayor información, se sugiere comunicarse por correo electrónico a hilbert.jorge@inta.gob.ar
Como parte de los productos del proyecto, se identificarán cinco casos de demostración hasta las etapas de pre-inversión en cada uno de los cinco países importadores de tecnología.