Los expertos piden prudencia con la edición de embriones humanos . – Este comunicado, publicado en The American Journal of Human Genetics, sucede al estudio publicado en Nature sobre el experimento realizado en EE UU que ha logrado, por primera vez con éxito, corregir en embriones humanos una mutación genética que causa miocardiopatía hipertrófica.
Un grupo internacional con experiencia en genética ha emitido hoy una declaración sobre las políticas a seguir en materia de edición del genoma de las células germinales (óvulos, esperma y embriones en etapas iniciales) en humanos.
Este comunicado, publicado en The American Journal of Human Genetics, sucede al estudio publicado en Nature sobre el experimento realizado en EE UU que ha logrado, por primera vez con éxito, corregir en embriones humanos una mutación genética que causa miocardiopatía hipertrófica.
Los expertos que respaldan esta declaración se muestran en contra de la edición del genoma que culmina en embarazo humano, pero apoyan la investigación in vitro sobre sus posibles aplicaciones clínicas, financiada con fondos públicos. Asimismo, han descrito los pasos científicos y sociales que se deberían seguir antes de considerar tales usos.
El comunicado es una iniciativa conjunta de la Sociedad Americana de Genética Humana (ASHG, por sus siglas en inglés), la Asociación de Enfermeras y Asesores Genéticos, la Asociación Canadiense de Asesores Genéticos, la Sociedad Internacional de Epidemiología Genética y la Sociedad Nacional de Asesores Genéticos de EE UU, respaldada por la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, la Sociedad Asia-Pacífico de Genética Humana, la Sociedad Británica de Medicina Genética, la Sociedad de Genética Humana de Australasia, la Sociedad Profesional de Asesores Genéticos de Asia y la Sociedad Sudafricana de Genética Humana.
“Nuestro grupo de trabajo sobre la edición del genoma incluye expertos en varios subcampos de genética humana, así como de países con diferentes sistemas de salud e infraestructura de investigación», declara Kelly E. Ormond, autora principal de la declaración y profesora de genética en la Universidad de Stanford (EE UU).
«Dada esta diversidad de perspectivas –añade la científica–, nos sentimos alentados por el acuerdo que hemos podido alcanzar y esperamos que represente la solidez y aceptación de nuestras recomendaciones».
Un sistema éticamente complejo
La técnica CRISPR Cas9, una herramienta de edición del genoma presentada en 2013, ha pasado a utilizarse rápidamente de forma amplia en investigación genética debido a la facilidad con la que se puede personalizar y su eficacia a través de tipos diferentes de células y especies.
Existe un gran interés para su uso en células somáticas –todas las células del cuerpo a excepción de espermatozoides y óvulos– para desarrollar, por ejemplo, terapias basadas en células. Sin embargo, también es relevante su aplicación en células germinales, una cuestión éticamente más compleja debido a los efectos potenciales, no solo para el individuo que sea tratado con este sistema, sino también para las generaciones futuras.
«Aunque la edición genómica de la línea germinal podría teóricamente ser usada para prevenir que un niño nazca con una enfermedad genética, su uso potencial también plantea una multitud de cuestiones científicas, éticas y políticas que debe ser debatida por la sociedad», apunta Derek T. Scholes, director de Política Científica en la ASHG.
Después de considerar estos temas y el estado actual de la ciencia en edición del genoma de la línea germinal, los autores de la declaración acordaron que en este momento, «no es apropiado realizar la edición de genes de la línea germinal que culmine en el embarazo humano». «Actualmente no existe ninguna razón para prohibir la investigación de edición del genoma de la línea germinal in vitro (fuera de un organismo vivo), con la debida supervisión y consentimiento, o para que la financiación sea pública”.
Además, pactaron que antes de que se lleve a cabo cualquier aplicación clínica futura de edición de genoma de la línea germinal debe haber: una razón médica convincente para utilizar este enfoque; una base de evidencia para apoyar su uso clínico; una justificación ética; y un proceso transparente y público para solicitar e incorporar el aporte de las partes interesadas.
«A medida que progrese la investigación científica básica en la edición del genoma en los próximos años, instamos a los interesados a tener en cuenta estas importantes discusiones éticas y sociales en su conjunto”, concluye Ormond.
Un grupo internacional con experiencia en genética ha emitido hoy una declaración sobre las políticas a seguir en materia de edición del genoma de las células germinales (óvulos, esperma y embriones en etapas iniciales) en humanos.
Este comunicado, publicado en The American Journal of Human Genetics, sucede al estudio publicado ayer en Nature sobre el experimento realizado en EE UU que ha logrado, por primera vez con éxito, corregir en embriones humanos una mutación genética que causa miocardiopatía hipertrófica.
Los expertos que respaldan esta declaración se muestran en contra de la edición del genoma que culmina en embarazo humano, pero apoyan la investigación in vitro sobre sus posibles aplicaciones clínicas, financiada con fondos públicos. Asimismo, han descrito los pasos científicos y sociales que se deberían seguir antes de considerar tales usos.
El comunicado es una iniciativa conjunta de la Sociedad Americana de Genética Humana (ASHG, por sus siglas en inglés), la Asociación de Enfermeras y Asesores Genéticos, la Asociación Canadiense de Asesores Genéticos, la Sociedad Internacional de Epidemiología Genética y la Sociedad Nacional de Asesores Genéticos de EE UU, respaldada por la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, la Sociedad Asia-Pacífico de Genética Humana, la Sociedad Británica de Medicina Genética, la Sociedad de Genética Humana de Australasia, la Sociedad Profesional de Asesores Genéticos de Asia y la Sociedad Sudafricana de Genética Humana.
“Nuestro grupo de trabajo sobre la edición del genoma incluye expertos en varios subcampos de genética humana, así como de países con diferentes sistemas de salud e infraestructura de investigación», declara Kelly E. Ormond, autora principal de la declaración y profesora de genética en la Universidad de Stanford (EE UU).
«Dada esta diversidad de perspectivas –añade la científica–, nos sentimos alentados por el acuerdo que hemos podido alcanzar y esperamos que represente la solidez y aceptación de nuestras recomendaciones».