Santiago, Chile.- Durante las últimas décadas, el sistema de la Corriente de Humboldt produjo más peces por unidad de superficie que cualquier otro sistema marino; sin embargo, el cambio climático podría sacar a este sistema fuera de su actual estado favorable de productividad, advierte un nuevo estudio de la FAO.
Esto podría significar cambios significativos para los países que más se benefician de este sistema –Chile, Ecuador y Perú– ya que los eventos de El Niño y La Niña pueden volverse más frecuentes con un clima más cálido, con grandes cambios en los regímenes de las pesquerías y una disminución general de la abundancia de plancton.
Mientras que el informe de la FAO Impactos del cambio climático en la pesca y la acuicultura: Síntesis del conocimiento actual, opciones de adaptación y mitigación advierte que estas proyecciones tienen un alto nivel de incertidumbre, sus consecuencias potenciales son considerables y los países deben considerar una serie de cambios de política para enfrentar ellos.
Institucionalizar sistemas participativos de gobernanza, promover estudios científicos especializados y mejorar el monitoreo, por ejemplo, aumentaría la capacidad de adaptación de la pesca en pequeña escala para hacer frente al cambio climático.
Un control más estricto sobres las pesquería y una reducción de la capacidad pesquera a niveles sostenibles, particularmente de la pesca marina, podría tener un efecto social negativo a corto plazo, pero son medidas indispensables para salvaguardar la sostenibilidad a largo plazo.
Aumentar la proporción de peces para el consumo humano directo aumentaría la seguridad alimentaria y el desarrollo social y económico, mientras que el fomento de la acuicultura sostenible, reduciendo los descartes y desperdicios de pescado a través de políticas podría mitigar la reducción proyectada en la productividad del sistema de la Corriente de Humboldt.
El estudio también destaca que el uso de gas natural en lugar de combustibles pesados podría ayudar a mitigar la huella de carbono del sector pesquero, como lo haría la introducción de fuentes de energía renovables.
Un ecosistema marino clave
En promedio, 9,35 millones de toneladas de peces marinos, moluscos y crustáceos fueron atrapados cada año en Chile y Perú, de 2005 a 2015, con una tendencia decreciente notable, principalmente debido a la aplicación de planes de gestión más estrictos, pero también debido a la variabilidad climática y, en algunos casos, a la sobreexplotación.
La región norte-centro de Perú registró el 75 por ciento de las capturas totales, el sur de Perú y norte de Chile respondió por casi un 20 por ciento, y el centro de Chile aportó menos del 5 por ciento.
La publicación de la FAO indica que, según modelos globales, se pronostica una disminución moderada del potencial de captura de Chile y Perú para 2050, ya que el cambio climático puede reducir significativamente el éxito de desove de los pequeños peces pelágicos que captura el sector industrial.
Cambios problemáticos en el sistema de la corriente de Humboldt
Según el informe de la FAO, en el sistema de la corriente de Humboldt (SCH) la productividad de los peces está controlada principalmente por el clima, y sus efectos en la producción de fitoplancton (la base de toda la cadena alimentaria marina)
Se proyecta una disminución general en la abundancia de fitoplancton y zooplancton para el SCH, como resultado de un agotamiento de nutrientes a gran escala en el agua subsuperficial, debido a un clima más cálido. Se espera que la extensión media del área rica en zooplancton disminuya en aproximadamente un 33 por ciento en las zona norte y central del SCH, y alrededor del 14 por ciento en el sur de dicho sistema marino.
Se pronostica también una mayor estratificación (que ocurre cuando masas de agua con diferentes propiedades forman capas que actúan como barreras la mezcla de nutrientes) y un fuerte calentamiento de la superficie de las aguas peruanas (y en menor medida de las aguas chilenas).
Otra característica clave de este sistema es la presencia de una zona extendida de oxígeno mínimo; una gruesa capa de agua a unas decenas de metros por debajo de la superficie donde la concentración de oxígeno es tan baja que, a excepción de las bacterias, solo algunas especies pueden sobrevivir temporalmente. Esta capa también podría expandirse en un mundo más cálido.
Eventos más frecuentes de El Niño y La Niña
El sistema de la corriente de Humboldt es también la región donde los efectos de los eventos de El Niño y La Niña son más notables.
Aunque no hay consenso sobre los cambios en frecuencia o amplitud estos fenómenos, se espera que los eventos extremos de El Niño y La Niña sean más frecuentes en toda la región en un clima cálido, mientras que evidencia del Plioceno temprano (hace 23 millones a 5.3 millones de años ), cuando las temperaturas eran más altas que las actuales, sugiere posibles condiciones permanentes de El Niño para esta región.