El barbecho se puede definir como el período entre la cosecha de un cultivo y la siembra del siguiente. Técnicos de la Unidad Integrada Balcarce (INTA-FCA UMdP) , Argentina,explican cómo manejarlo para lograr una condición favorable para el normal crecimiento y desarrollo de los cultivos, y un uso eficiente de insumos externos (pesticidas, fertilizantes y riego).
La importancia relativa de cada uno de los objetivos del barbecho es dependiente de las características del clima de la zona, durante el mismo y en los primeros estadios de los cultivos de cosecha fina, y del relieve y el suelo.
En el Sudeste Bonaerense (SEB), las temperaturas medias a bajas que generalmente ocurren en tal período provocan una baja actividad microbiana y, en consecuencia, una escasa liberación de nutrientes para los cultivos. Por otro lado, las marcadas pendientes en algunos sectores del relieve y las precipitaciones frecuentes y, a veces, de importante intensidad que normalmente suceden, hacen que la cobertura con residuos durante el barbecho cobre vital importancia para disminuir riesgos de erosión.
Asimismo, el barbecho es una fase propicia para el desarrollo y subsistencia de malezas, plagas y enfermedades, siendo éste una instancia decisiva para su control. Por último, si bien tradicionalmente uno de los motivos más importantes del barbecho fue la acumulación de agua en el suelo, en esta región, las precipitaciones que ocurren en otoño, invierno y principios de primavera recargan el suelo independientemente de lo que se haga durante el barbecho.
“Los barbechos son necesarios para generar las condiciones adecuadas para los cultivos, pero siempre está la prioridad de proteger el suelo. Por lo tanto, las prácticas a emplear tienen que estar dirigidas a eso y a un uso racional de los insumos. La sustentabilidad de los sistemas de producción, dependen de eso” explica el Dr. Guillermo Studdert, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias que conforma la Unidad Integrada Balcarce.
El docente puntualiza que una gran parte de la dinámica de los nutrientes más importantes (nitrógeno, fósforo y azufre) depende del balance que el suelo pueda lograr entre la liberación de nutrientes a partir de su materia orgánica (mineralización) y de la inmovilización de los mismos que los organismos del suelo realicen para descomponer los residuos.
“La intensidad de estos procesos contrapuestos se maneja con la intensidad de laboreo y las características de los residuos de los cultivos antecesores (calidad, cantidad, posición, tamaño)” concluye Studdert.
Los barbechos, en planteos con mínima remoción del suelo y residuos del cultivo anterior sobre la superficie, generan condiciones que provocan una lenta liberación de nutrientes, por la reducción en la intensidad de mineralización y una inmovilización incrementada por la presencia de residuos no incorporados al suelo, especialmente si son del tipo de maíz o trigo.
También reduce la temperatura del suelo. Estas condiciones disminuyen la actividad microbiana y la dinámica de los procesos asociados. Esto reduciría la disponibilidad de nutrientes en momentos donde el cultivo más lo necesita y hace necesaria la fertilización externa con dosis más elevadas.
“El barbecho con presencia de los residuos sobre la superficie tiene una ventaja en el relieve del Sudeste de la provincia de Buenos Aires”, comenta el Ing. Agr. Santiago Tourn, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias integrante de la Unidad Integrada Balcarce, y continua “permite disminuir el efecto de agentes erosivos y la consecuente pérdida de suelo. Asimismo, indirectamente, favorecerían al mejoramiento de las condiciones superficiales del suelo y disminuirían la pérdida de agua desde su superficie por evaporación”.
Tourn explica que los barbechos basados en la remoción del suelo producen una aceleración de los procesos de mineralización de nutrientes, y, que la incorporación de residuos al suelo, genera menores interferencias en la dinámica de los nutrientes para con los cultivos y no entorpece en demasía las tareas de siembra. Sin embargo, las mayores tasas de mineralización y la falta parcial de una cobertura pueden generar condiciones superficiales del suelo que lo expongan a mayor susceptibilidad frente a procesos erosivos.
“La conservación del suelo es prioritaria. Dejarlo expuesto en ciertas situaciones de relieve y lluvias es riesgoso. El uso de labranzas que lo dejen descubierto debería evitarse aunque ello signifique mayor uso de insumos para los rendimientos deseados” cierra el docente.
Barbecho y el control de malezas
Las malezas son una competencia por radiación, nutrientes y agua para los cultivos. La remoción del suelo descalza las malezas, corta y expone sus partes subterráneas. En cambio, en sistemas de labranza mínima o reducida, el control se basa principalmente en la aplicación de herbicidas.
“Para los dos sistemas de labranza, el momento oportuno y la frecuencia de aplicación de producto, van a definir el éxito del control de las malezas. Para algunas malezas de difícil control (por ejemplo rama negra o algunas otras perennes) el control combinando labranzas y uso de herbicidas sería una práctica de manejo recomendable” dice el Ing. Tourn, y explica que para las condiciones de suelo y clima de la región, un control combinado de esas malezas puede significar un riesgo para el suelo. “Por lo tanto, deberá evaluarse el peligro de degradación del suelo para decidir qué tipo de control hacer buscando afectar lo menos posible su integridad” enfatiza el profesional.