Con más de 25 años de trayectoria, el INTA,Argentina, promueve el desarrollo de inoculantes, bioinsecticidas, biofunguicidas y la cría masiva de insectos benéficos para una agricultura más sustentable y eficiente.
Gracias a la tecnología argentina para producir inoculantes de alta calidad, el país no necesita importar esos productos de Brasil o los Estados Unidos. Ese negocio, que involucra unos 75 millones de dólares a escala nacional, es apenas una muestra del potencial que representan los insumos biotecnológicos aplicados en el sector agropecuario.
Si bien los bioinoculantes dominan el mercado local, impulsados por la revolución sojera a partir de la década del 70, también existen otros productos de origen biológico que cada vez ganan más terreno dentro de un nicho en expansión, destacados por sus beneficios productivos, ambientales y mayor efectividad.
A continuación, una pieza gráfica sintetiza los principales conceptos de la materia y explica cómo se desarrollan los bioinsumos –