CHICHARRITA DEL MAÍZ. SITUACION ACTUAL. DESAPARECIO EL PELIGRO?
La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), una plaga de los cultivos de maíz, sigue siendo una preocupación en muchas regiones agrícolas de América Latina. Este insecto no solo daña directamente las plantas al alimentarse de ellas, sino que también transmite enfermedades como el complejo de los achaparramientos (enfermedades causadas por fitoplasmas, espiroplasmas y virus). Aunque se han implementado medidas para controlar esta plaga, su manejo sigue siendo un desafío constante.
Situación Actual
Persistencia del problema: Aunque en algunas regiones los niveles de infestación pueden haber disminuido temporalmente debido a estrategias de manejo integrado de plagas (MIP), condiciones climáticas adversas para la plaga o el uso de variedades resistentes, la chicharrita del maíz no ha dejado de ser una amenaza. Es una plaga endémica en áreas tropicales y subtropicales, lo que dificulta su erradicación total.
Cambios climáticos: El cambio climático puede aumentar las áreas donde la chicharrita puede sobrevivir, al extender las temperaturas favorables para su reproducción y la disponibilidad del maíz como cultivo.
Medidas de control:
Control químico: Uso de insecticidas, aunque su eficacia puede estar limitada por la resistencia desarrollada por las poblaciones de insectos.
Control biológico: Se están investigando enemigos naturales como parasitoides y depredadores para controlar poblaciones de chicharritas.
Manejo cultural: Rotación de cultivos, eliminación de residuos de maíz infectados y manejo de fechas de siembra.
Variedades resistentes: Uso de maíces tolerantes a enfermedades transmitidas por la plaga.
Avances en investigación: Se están desarrollando técnicas más sostenibles, como el uso de trampas con atrayentes y la edición genética de cultivos para resistencia.
¿Desapareció el peligro?
No. El peligro no ha desaparecido. La chicharrita del maíz sigue siendo una amenaza constante para los cultivos de maíz, especialmente en regiones donde las condiciones son favorables para su proliferación. Si bien las estrategias de manejo han reducido su impacto en algunos casos, su control requiere esfuerzos continuos y sostenibles, combinando diversas herramientas de manejo integrado.
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