MAÍZ TRANSGÉNICO COMO ALIMENTO. LUZ VERDE de NUTRICIONISTAS

 En Argentina, casi todo el maíz que se siembra es transgénico. Gracias a eso, es más difícil encontrar un gusanito cuando abrís el choclo que comprás en el super o la verdulería amiga. Como el choclo está presente en una amplia variedad de comidas, nos pareció interesante contarte qué características tiene. Se lo conoce como maíz resistente a insectos (maíz Bt), lo consumimos hace más de 25 años, y se defiende solito muy bien de las principales plagas por lo que, para cuidarlo, se reduce mucho el uso de insecticidas. En este artículo enterate cómo funciona este mecanismo de defensa y qué beneficio ofrece a los que nos gusta comer choclo.

 

Ahí viene la plaga 
El cultivo de maíz tiene dos insectos plaga principales que amenazan la capacidad del cultivo de producir choclos. Antes de que existiera el maíz Bt, se requerían varias aplicaciones de insecticidas para controlar a estos insectos y proteger el rendimiento y la calidad de esos choclos. Los maíces Bt tienen protección incorporada, y se autoprotegen de las principales plagas, reduciendo así la cantidad de insecticida que se aplica sobre el cultivo. De esta forma se logra un cultivo sano y rendidor y más amigable con el medio ambiente.

Adicionalmente, el maíz Bt tiene choclos de mejor calidad, por tener menos granos dañados, reduciendo las posibilidades de colonización de hongos que producen micotoxinas. Para poner las cosas en contexto, las micotoxinas son sustancias naturales, producidas por algunas especies de hongos, que contaminan nuestros alimentos. Representan un grave peligro para la salud de las personas y del ganado. Varios hongos, que quizás viste alguna vez en una fruta podrida o en un alimento mal almacenado, producen micotoxinas. Los granos de maíz dañados por insectos son frecuentemente infectados por el hongo Aspergillus flavus y otros del género Fusarium que producen micotoxinas como fumonisinas, aflatoxinas, ácido ciclopiazónico y zearalenona, entre otras. Por lo tanto, con el maíz Bt, a menor cantidad de granos dañados por insectos, tenemos menos puertas de entrada para estos hongos que producen micotoxinas nocivas para nuestra salud.

No pasar
¿Cómo fue posible brindarle al maíz esta capacidad de autoprotegerse de los insectos plaga? La característica “resistencia a insectos” se logró por ingeniería genética, sumándole al maíz uno o más genes que le dan instrucciones a la planta para producir proteínas insecticidas y así protegerse frente al ataque de insectos plaga. El nombre “Bt” deriva de la bacteria Bacillus thuringiensis, que es el organismo de origen de los genes que aportan la característica de resistencia a insectos. Esta bacteria, que normalmente habita en el suelo y es también muy conocida entre quienes hacen agricultura orgánica, produce proteínas muy específicas (genéricamente llamadas proteínas Bt), que son tóxicas solo para ciertos insectos plaga y son inocuas para el resto, como por ejemplo los insectos benéficos (mariposas, vaquitas de San Antonio, etc.). El maíz resistente a insectos produce estas proteínas Bt en sus tejidos y, cuando las larvas de los insectos plaga que son blanco de la tecnología Bt se alimentan de hojas u otras partes del maíz Bt, se mueren. Así, los insectos no pueden construir esas galerías o dañar los granos que serían las “puertas de entrada” para los hongos que producirían las toxinas perjudiciales para nuestra salud. Como el maíz se defiende solo, el uso de insecticidas se reduce muchísimo.

El maíz Bt es seguro para ser consumido por el ser humano y los animales. Adicionalmente, ayuda a que la exposición de las personas y los animales a las micotoxinas se mantenga tan baja como sea posible. Este es uno de los grandes beneficios para la inocuidad alimentaria que nos aporta el maíz Bt: un maíz con granos de mejor calidad y libres de sustancias potencialmente peligrosas para nuestra salud. 

PARA SABER MÁS: ¿CÓMO SE HACE UN CULTIVO TRANSGÉNICO? EL PASO A PASO:
Para obtener un cultivo transgénico como el maíz Bt (u otro) se siguen varios pasos. Hay una primera etapa de exploración e identificación de características deseadas y organismos que las expresan. Después el desafío de encontrar el gen que tiene las instrucciones para que se manifiesten esas características. Le sigue la etapa de sumar el o los genes elegidos a la planta a transformar, mediante herramientas como Agrobacterium tumefaciens (un microorganismo que transfiere genes de forma natural a las plantas) o la pistola génica. Luego, se identifican las plantas modificadas, y se evalúan desde el punto de vista de sus propiedades y de su seguridad para el ambiente y para el consumo humano y animal. Finalmente, se suma esa planta transgénica al programa de mejoramiento, donde la nueva característica se integra en las mejores variedades. Una vez que el cultivo transgénico tiene la luz verde de las entidades regulatorias, recién ahí puede salir al mercado para ser sembrado por los productores. Todos estos pasos, desde el laboratorio hasta la comercialización del cultivo, llevan aproximadamente 16 años de investigación, desarrollo y evaluación. 

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