«Está circulando en el mercado algo que no es miel». Repercusión en Europa
La manipulación de alimentos se ha convertido en el pan de cada día. Y las prácticas turbias también afectan a uno de los alimentos más naturales que van quedando: la miel de abejas. De acuerdo con una investigación de la Unión Europea (UE), un 46 por ciento de las muestras examinadas de mieles importadas (sobre todo de China) despertaron sospechas de no cumplir con las normativas europeas que prohíben añadir cualquier aditivo a la miel.
No es nada nuevo que haya quienes intenten maximizar sus beneficios económicos agregando jarabes más baratos a la miel, que son difíciles de detectar. Pero el problema parece ir en aumento. El informe titulado From the hives («Desde las colmenas»), da cuenta de los resultados de una acción coordinada en los países europeos, llevada a cabo en 2021 y 2022, para evaluar mieles procedentes de terceros países. Y ha provocado inquietud en el sector.
«Compartimos la preocupación por acciones fraudulentas en el mercado de la miel; es un problema para todos, también para nosotros, los comerciantes, porque naturalmente nos vemos expuestos así a una competencia desleal», dice a DW Frank Filodda, presidente del consejo de la Federación de la Miel, que representa a los importadores y envasadores del producto en Alemania.
Argentina y México, grandes proveedores
También en Argentina hay preocupación. «Está circulando en el mercado algo que no es miel. El problema es que esta miel adulterada entra a muy bajo precio a Europa. Y nos baja los precios de la miel argentina», indica Roberto Imberti, tesorero de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA).
Argentina es uno los principales abastecedores de Alemania, que importa cerca del 80 por ciento de la miel que consume. Los otros grandes proveedores son México (noveno productor a nivel mundial y décimo tercer mayor exportador, de acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural mexicana) y Ucrania, cuyas exportaciones se han visto afectadas por la guerra.
«De Argentina y México importamos desde hace décadas mieles de buena calidad, que son controladas», dice Filodda. Y agrega que «también Uruguay, Chile y Brasil tienen una gran variedad de mieles que son muy apropiadas para el mercado alemán».
Controles severos en los países de origen
El directivo de la asociación alemana destaca que existen reglas de control muy severas para la importación de miel. En primer lugar, solo puede adquirirse en países autorizados por la UE. Además, tanto los exportadores como los apicultores deben estar registrados y deben realizarse los monitoreos dispuestos por las autoridades europeas.
«Los controles se llevan a cabo en los países de origen, donde los exportadores conocen las exigencias de calidad y examinan la mercancía antes del envío. Luego, cuando arriba a Alemania, (la miel) es controlada adicionalmente. Es un procedimiento que se lleva a cabo desde hace muchos años», explica Filodda.
«Lo que nosotros podemos garantizar desde acá son los análisis que se hacen a la miel», afirma el argentino Imberti. Según explica, los modernos métodos utilizados permiten detectar incluso la presencia de jarabe de arroz, que hasta hace unos años no se lograba identificar.
Aún así, los análisis son complejos y Filodda sostiene que «no existe un único método fiable para descubrir alteraciones de la miel». Adicionalmente, subraya que se necesitan conocimientos de fondo para poder interpretar correctamente los resultados. «Precisamente en Argentina hemos constatado en los últimos años, con frecuencia, cambios en las mieles debido a que la naturaleza ha cambiado, y eso también debe ser tomado en cuenta en los análisis», explica.
Mezcla de mieles exportadas a granel
Al ser un producto natural, la miel puede variar de temporada en temporada. Pero los consumidores europeos quieren que mantenga siempre el mismo sabor y apariencia. Por eso, se recurre a la mezcla de mieles, con el fin de garantizar características permanentes. Esa es una práctica aceptada, como puede ocurrir con las mezclas de café, según indica el directivo de la federación alemana, haciendo hincapié en que no está permitido añadir ninguna otra sustancia a la miel.
Imberti, sin embargo, es partidario de defender el origen. «Nosotros tenemos muy buena trazabilidad, pero no sé como será en Europa, donde mezclan miel», señala. El problema es que cerca del 90 por ciento de la miel argentina exportada se vende a granel, de manera que «se pierde el control de lo que se hace con esa miel», dice el tesorero de SADA. De ahí el esfuerzo por aumentar la exportación del producto envasado, de modo que el consumidor sepa que se trata de miel argentina.
Pero no es tarea fácil abrirse paso en el mercado de la miel, máxime si lo distorsionan casos de adulteración, como se desprende del informe de la UE. Filodda aplaude la investigación, pero puntualiza que el problema de From the hives es que plantea sospechas, pero no casos concretos: «A todas luces, hay empresas que están ya envueltas en procesos judiciales. Pero desgraciadamente no han sido nombradas».
(rml)