DÍA DE LA MADRE/CIENTÍFICA. Son Posibles la Ciencia,el Hogar y la Maternidad…

curie con hijasMarie Curie decidió investigar en más profundidad los rayos de los que hablaba Becquerel. Se instaló en un pequeño depósito en la Escuela de Física, donde trabajaba Pierre, y armó ahí su laboratorio. A pesar del precario ambiente, Marie logró hacer un descubrimiento cuya trascendencia jamás hubiese imaginado.

Imagen: Marie Curie y sus hijas Irene y Eve

 

Allí, notó que los minerales que contenían uranio producían rayos, pero que la magnitud de éstos no se correlacionaba directamente con la presencia del uranio, por lo que probablemente estaban presentes otros elementos aún no determinados(3). Marie llama a esta propiedad «radioactividad», término que es usado hasta hoy en día. Esta pequeña observación le permitió, con la ayuda de Pierre, quien había dejado de lado sus propias investigaciones para ayudar a su mujer, separar y constatar la existencia de dos nuevos elementos con propiedades radioactivas. Los llamaron Polonio, en honor de su país natal, y Radio, por su alto nivel de radioactividad.

Los esposos Curie, junto a Becquerel, recibieron el Premio Nobel de Física en 1903 «en reconocimiento de de los extraordinarios servicios que han prestado con sus investigaciones de la radioactividad, descubierta por el profesor Henri Becquerel». Marie fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel.

A pesar de la gran envergadura de sus descubrimientos, Marie y Pierre continuaban viviendo en condiciones muy modestas. La situación empeoró con la llegada de su hija mayor, Irene, y posteriormente de Eve . Los Curie se vieron obligados a tomar una de las decisiones más radicales de su vida. ¿Patentaban su descubrimiento para asegurarse un buen sustento económico de por vida o bien publicaban sus resultados para que cualquiera que quisiese seguir investigando pudiese hacerlo? Se miraron a los ojos y supieron qué hacer: optaron por la pobreza con tal de ver crecer la ciencia: «Es imposible, sería contrario al espíritu científico», argumentó Marie.

Los descubrimientos no terminaron ahí. Posteriormente Pierre investiga los efectos del radio sobre su piel y nota que produce una quemadura que evoluciona rápidamente a herida. Estas investigaciones conllevan a que se comience a usar el radio en el tratamiento de tumores malignos, naciendo así la «Curieterapia», posteriormente llamada radioterapia.

Debido a sus grandes aportes, Pierre y Marie eran reconocidos y admirados mundialmente. Incluso el gobierno de Francia le dio dinero a Pierre para que le armara un laboratorio más digno a su mujer, pero Pierre nunca llegó a conocer ese laboratorio.

Un día lluvioso y oscuro de abril de 1906, Pierre se dirigía de vuelta a su hogar para contarle a su esposa que el laboratorio estaba prácticamente listo, pero todos los años en que ingenuamente se expuso a los nocivos rayos no habían pasado en vano y él estaba muy debilitado. Fue así como cruzó descuidadamente una calle y fue arrollado por una carreta de caballos. La muerte fue prácticamente instantánea. Cuando amigos fueron a darle la triste noticia a Marie, ella sólo logró articular: «¿Ha muerto Pierre? ¿Muerto? ¿No hay ninguna esperanza de vida?».

A partir de ese día, la tristeza pasó a ser parte de Marie. Cayó en una profunda depresión de la cual le costó salir, pero eso no le impidió continuar las investigaciones pendientes, encargarse de la solvencia del hogar, la educación de sus hijas y ocupar el trabajo que dejó Pierre libre en la Universidad de la Sorbonne, donde fue la primera mujer en tener una cátedra. El primer día, todos sus alumnos estaban ansiosos por saber cómo iba a comenzar la clase, pero en vez de agradecer a la institución o presentarse, Marie simplemente retomó la clase con las últimas palabras que había dicho su marido. Fue su forma personal de homenajearlo .

Por sus grandes logros, Marie recibió un sillón en la Academia Francesa de Medicina, pero el machismo y la xenofobia estaban muy presentes en Francia, como en el resto del mundo y le fue negada la merecida entrada a la Academia de Ciencias. Pero no faltaban quienes sí valoraran la entrega y dedicación de Marie y por ello en 1911 recibió, por primera vez en la historia, un segundo Premio Nobel. Esta vez fue el de Química, por el descubrimiento del peso atómico del radio.

Con el pasar de los años, la salud de Marie fue empeorando, pero ella no parecía verlo y seguía exigiéndose el máximo a diario. Incluso, durante la Primera Guerra Mundial, junto a su hija Irene, organizaron equipos de rayos X portátiles para que los médicos pudieran atender con más precisión a los soldados heridos. Lograron formar 200 unidades estacionarias y 20 autos equipados con las máquinas correspondientes, que fueron conocidos como los «Petit Curie»
Marie dedicó de lleno sus últimos años al recién creado Instituto del Radio. Incluso dejó de lado su timidez y viajó a Estados Unidos para juntar fondos y continuar investigando. Pero llegó el día en que los 35 años de manipulación del radio, las múltiples emanaciones y los 4 años de la guerra con permanente contacto con los rayos X, cobraron su cuenta. En mayo de 1934, ya no pudo ignorar más la constante fatiga, los mareos y la fiebre, así que cayó en cama y no volvió a levantarse. Los médicos le diagnosticaron una leucemia con anemia perniciosa severa. El 4 de julio de 1934, a los 74 años de edad, Marie dejó de existir por culpa de su preciado radio.Fue enterrada junto a Pierre en una ceremonia íntima. En su honor, el Instituto de Radio pasó a llamarse Instituto Curie.

Marie Curie fue una de las primeras feministas de la historia. Con su valentía, inteligencia y tenacidad logró destacarse a nivel mundial, a pesar del entorno machista que reinaba en esa época. Pero lo más destacable es que jamás perdió su humildad ni su forma sencilla de ver la vida. Las investigaciones que realizó con su esposo llevaron a la creación de una nueva disciplina científica: la física anatómica, con una impresionante variedad de aplicaciones: tratamientos para el cáncer, técnicas para determinar la edad de objetos y usos en biología nuclear y genética. También han dado fruto en creaciones menos gloriosas como la bomba atómica.

En 1995, el gobierno francés decidió homenajearla junto a su marido «por su dedicación y entrega a la ciencia» y los restos de ambos fueron trasladados al Panteón de París. Hoy descansan junto al escritor Víctor Hugo y el político Jean Jaurés, entre otros. Desde ese día, la inscripción del Panteón que dice «La patria, en reconocimiento a los grandes hombres» incluye a una mujer.

Con esta publicación hemos pretendido traer a la luz la imagen de una científica sobresaliente y también una mujer extraordinaria.

-De un trabajo de Daniela García y Cristian García, para Rev.Chilena deRadiología.2006

 

 

 

 

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