Etiqueta que clasifica los alimentos según su grado de procesamiento
El índice Siga es un etiquetado desarrollado por la startup Siga, que clasifica los alimentos según su grado de procesamiento. Se trata de un etiquetado que pretende ser una ayuda para proveedores y minoristas, para que puedan seguir un enfoque hacia la calidad de los alimentos, facilitando a consumidores elegir productos más naturales y saludables de los estantes de los supermercados.
La startup francesa Siga ha desarrollado una etiqueta que clasifica los alimentos según su grado de procesamiento, la empresa explica que el etiquetado se basa en métodos científicos y con él se espera mejorar y promover la calidad de los alimentos, ayudando a la industria a construir un suministro alimentario más simple y saludable. Se puede decir que el etiquetado actúa como un índice que evalúa el grado de transformación, identificando aquellos alimentos ultraprocesados que se deben consumir con moderación.
El denominado Índice Siga es un sistema de puntuación científica sin precedentes que permite a los consumidores elegir los alimentos menos procesados, más simples y naturales, dentro de cada categoría alimentaria. Cada producto alimenticio se evalúa en base al grado de transformación de todos los ingredientes presentes en él, la evaluación del riesgo de los aditivos y otras sustancias utilizadas, y los umbrales nutricionales establecidos por la FSA (Food Standards Agency), Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido.
Los análisis permiten crear un índice basado en letras y una clasificación numérica, por ejemplo “A0” corresponde a los productos sin procesar, verduras, frutas, pescado, cereales, etc., productos que no han sido sometidos a ningún proceso, salvo el corte o el pelado. “A1” corresponde a aquellos alimentos que han sido poco procesados y mediante procesos simples como la cocción. La etiqueta “B1” se utiliza en aquellos productos a los que se les han añadido grasas, sal o azúcares, donde los ingredientes del producto no se procesan o se procesan poco. El último nivel son dos puntos “(..)”, el etiquetado se coloca en los alimentos ultraprocesados de nivel 2 y 3, cuyo consumo se recomienda de forma muy ocasional. En la siguiente fotografía podéis ver el sistema de clasificación.
La empresa Siga comenta que la relación entre la dieta, la obesidad y la salud se consolida año tras año, las dietas poco saludables combinadas con la falta de ejercicio influyen en los factores de riesgo metabólico asociado a las enfermedades cardiovasculares. Por ello, en un esfuerzo por combatir la tasa de obesidad y reducir el riesgo de las enfermedades no transmisibles, cada vez son más las organizaciones, los gobiernos y los activistas que hacen hincapié en la necesidad de que se utilice un etiquetado en el frontal de los envases alimentarios como el etiquetado semáforo, el etiquetado NutriScore, etc.
Sin embargo, el CEO de Siga comenta que el etiquetado existente se centra demasiado en la composición nutricional de los productos alimenticios y no lo suficiente en la transformación que sufren durante el proceso de fabricación. Según las últimas investigaciones, el consumo de alimentos ultraprocesados se asocia a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer, y cada vez más agencias reguladoras reconocen la relación entre estos alimentos y las enfermedades, considerando que es necesario y prioritario concienciar a la población para que reduzca el consumo de alimentos ultraprocesados.
Siga propone el uso de su etiquetado o sistema de clasificación resultante del análisis científico de la lista de ingredientes y la información nutricional, el resultado será de gran ayuda para proveedores y minoristas, ya que permite que puedan seguir una línea hacia la calidad de los alimentos, facilitando que los consumidores puedan elegir los productos más naturales y saludables de los estantes de los supermercados.
La startup se fundó con la premisa de que la comida es mucho más que la suma de nutrientes, y que la información sobre su procesamiento es necesaria para evaluar su carácter saludable, además del sistema clasificatorio, se incluyen dos medallas (una de oro y otra de plata) que se colocan en aquellos productos de cada categoría alimentaria que se consideran los mejores.
No se trata de un sistema gratuito, las empresas deben contratarlo, por lo que, quizá, como ayuda gratuita al consumidor, hay que elegir alternativas .