El término “ataque de pánico” generalmente se refiere al comienzo repentino e impredecible de miedo intenso que aumenta en intensidad durante algunos minutos, con una sensación de catástrofe o muerte inminente, en ocasiones acompañado por síntomas neuropsicológicos, gastrointestinales o cardíacos.
El Centro de Farmacovigilancia Regional de Toulouse (Francia) analizó 163 casos de ataques de pánico registrados en la base francesa de datos de farmacovigilancia. Se atribuyeron a una variedad de fármacos, a menudo al comienzo del tratamiento, pero en ocasiones tras la retirada del fármaco. Los más comunes fueron: los fármacos psicotrópicos; anti-infecciosos como mefloquina, antirretrovirales, macrólidos y fluoroquinolonas; isotretinoína; y corticoides.
Los fármacos que pueden producir trastornos similares a los síntomas de ansiedad también tienden a desencadenar ataques de pánico, por ejemplo, los fármacos conocidos por aumentar la frecuencia cardíaca.
El término “ataque de pánico” se emplea para referirse al comienzo repentino e impredecible de miedo o malestar intenso que se agrava con rapidez durante un periodo inferior a 10 minutos . Un ataque de pánico dura entre unos minutos y una hora . Consiste en una sensación de catástrofe o muerte inminente, junto con síntomas como: sensación de dificultad respiratoria o asfixia; mareos o sensación de desmayo; palpitaciones o taquicardia; sudoración; dolor o malestar torácico; sensación de ahogo; sofocos o escalofríos; náuseas o malestar abdominal; miedo a “volverse loco” o perder el control; despersonalización o desrealización. Tras un ataque de pánico, el miedo a tener otro ataque de pánico es una fuente adicional de ansiedad
¿Los ataques de pánico podrían estar relacionados con los fármacos? El siguiente artículo es un breve análisis de 163 casos de ataques de pánico registrados en la base francesa de datos de farmacovigilancia, realizado por el Centro de Farmacovigilancia Regional de Toulouse (Francia), así como sus principales hallazgos.
163 casos en la base de datos de farmacovigilancia francesa. El análisis de Toulouse se basó en casos clínicos de ataques de pánico registrados entre 1985 y 2014. Se trata de 104 mujeres y 59 hombres con una edad media de 42 años . Aproximadamente 3 de cada 4 pacientes no tenían antecedentes psiquiátricos previos En 27 casos (17%), el efecto adverso fue grave: 25 pacientes requirieron ingreso hospitalario o prolongaron su estancia hospitalaria, y 2 pacientes desarrollaron secuelas .
La mayoría de los ataques de pánico se produjeron al poco tiempo de comenzar el tratamiento con el fármaco, bien el mismo día (37% de los casos) o durante la misma semana (59%). Dos tercios de los pacientes experimentaron varios ataques de pánico. 48 pacientes (30%) recibieron tratamiento sintomático, y 19 recibieron seguimiento psiquiátrico.
En 13 pacientes (8% de los casos), se produjo un ataque de pánico durante la semana siguiente a la retirada del fármaco, siendo los fármacos implicados una benzodiacepina (principalmente prazepam) en 5 casos, o un opioide (principalmente tramadol) en 5 casos .
Fármacos psicotrópicos, anti-infecciosos y corticoides. Los ataques de pánico se atribuyeron a fármacos conocidos por sus efectos psicotrópicos en el 36% de los casos .
A veces estos efectos psicotrópicos se emplean de forma terapéutica. Éste fue el caso de los antidepresivos (22 casos), incluyendo los denominados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (12 casos) y mianserina (4 casos); antiepilépticos (8 casos), principalmente pregabalina (5 casos); y metilfenidato, una anfetamina empleada para el trastorno de déficit de atención y algunos tipos de narcolepsia (3 casos).
Los fármacos sospechosos cuyos efectos psicotrópicos son conocidos, pero no de forma terapéutica incluyeron principalmente: agentes anti-infecciosos como el antipalúdico mefloquina (14 casos), antirretrovirales (8 casos), antibióticos como macrólidos o fluoroquinolonas (7 casos); isotretinoína, un retinoide empleado para el acné severo (9 casos); y corticoides como predinisona (3 casos) y budesonida inhalada (3 casos) [3,4].
Entre los ataques de pánico notificados, algunos fueron secundarios a otros efectos adversos, como reacciones alérgicas atribuidas a fármacos oncológicos o fármacos que actúan sobre el sistema inmunitario [3]. Parecían seguir a una sensación de malestar intenso.
Fármacos que pueden producir síntomas similares a la ansiedad. El comienzo de síntomas semejantes al estado de ansiedad parece precipitar un ataque de pánico en algunos pacientes [5]. Por ejemplo, con el uso de levotiroxina, una hormona tiroidea con un margen terapéutico estrecho, aparecen signos de sobredosis incluso con un ligero incremento en la concentración plasmática, y consisten esencialmente en palpitaciones, nerviosismo, temblores, hiperactividad, aumento de la sudoración e insomnio .
Los casos de ataques de pánico identificados en los resúmenes de acceso público de la base de datos de farmacovigilancia europea implican a fármacos que pueden producir en ocasiones una taquicardia marcada como salbutamol, pseudoefedrina, metilfenidato, bupropión y los nitratos [6-8].
Los ataques de pánico casi nunca se mencionan en la Ficha Técnica de los fármacos implicados .
En la práctica. Los ataques de pánico rara vez se atribuyen a los fármacos. Sin embargo, cuando un paciente sufre un ataque de pánico, sería de ayuda plantear la posibilidad de que un fármaco esté implicado y considerar su retirada. De forma similar, vale la pena enfatizar la importancia de disminuir de forma gradual la terapia con benzodiacepinas antes que interrumpir el tratamiento bruscamente.
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Referencias
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creado el 13 de Mayo de 2019
Revue Prescrire 2018; 38(419):672-673
Traducido por Salud y Fármacos