Identifican uno de los tipos más agresivos del virus del papiloma humano. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) junto con profesionales del Hospital José María Cullen de la capital santafesina son capaces de identificar este virus a nivel del material genético
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) se incorporó al calendario obligatorio en 2011. El objetivo es inmunizar a las niñas ante los serotipos más agresivos del virus que se asocian directamente con el desarrollo de cáncer de cuello de útero. Si bien ese fue el blanco de la acción, se esperan repercusiones en otros cánceres asociados a este mismo virus.
El VPH tiene más de doscientos serotipos que incluyen los denominados de «bajo riesgo», que son los que causan las verrugas genitales, y los de «alto riesgo», que pueden provocar diferentes cánceres. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) junto con profesionales del Hospital José María Cullen de la capital santafesina son capaces de identificar este virus a nivel del material genético.
Mediante el uso de técnicas moleculares lograron identificar uno de los serotipos más agresivos, el VPH16, en una lesión papilomatosa ubicada en el esófago de un hombre que fue atendido en el Hospital Cullen. “Nos preguntábamos si se trataba de un genotipo oncogénico y supimos que efectivamente era del tipo 16”, explicó Fabián Tedeschi, docente e investigador de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB).
“Nos interesaba conocer el genotipo porque en la literatura no está determinado, por ejemplo, cada cuánto hacer los controles en un paciente portador de una lesión compatible a un papiloma. Si bien el papiloma tiene una tasa de malignización muy baja, mucho va a depender de qué tipo de virus intervenga”, detalló Yanina Barbaglia, médica del servicio de gastroenterología del hospital y docente de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM).
Desde el laboratorio
Todo comenzó cuando un hombre de 36 años llegó al hospital Cullen quejándose de dolor en la boca del estómago. Buscando la causa de este malestar, los médicos realizaron una endoscopía y fue allí que hallaron una lesión papilomatosa en el esófago del paciente. “Este papiloma no produce síntomas y no estaba vinculado con el dolor que presentaba el paciente. Fue un hallazgo secundario, por lo cual se procedió a la polipectomía y se envió el material a Anatomía Patológica”, contó Barbaglia.
El análisis patológico confirmó que se trataba de un papiloma, pero no es posible identificar solamente con la histopatología el serotipo del virus que lo provocó, por lo tanto se debe recurrir a la información genética para ser analizado en el laboratorio de Biología Molecular. Según explicó Tedeschi, hasta el momento no hay técnicas serológicas o moleculares validadas para estos casos. Se puede mandar a secuenciar el genoma para identificar el agente viral, pero pudieron hacer algo mucho más sencillo con una técnica de Reacción en Cadena la Polimerasa acoplado a un análisis con enzimas de restricción (PCR- RFLP, por su sigla en ingles). “Teniendo un laboratorio montado es fácil y los costos son mínimos, de modo que con poco podemos dar estos resultados”, subrayó Tedeschi.
En esófago
La transmisión del virus del papiloma humano es directa por lo que afecta principalmente a los genitales y las zonas directamente expuestas a ellos. Este virus está asociado a una variedad de cánceres como el de cuello de útero, pene, ano, vagina, vulva y en la cavidad bucal (orofaríngea).
En el caso del cáncer de esófago, la infección por VPH no es la principal causa sino un factor de riesgo. “Si bien se encuentra VPH en un porcentaje importante de los pacientes con cáncer esofágico, la mayoría tienen otros factores de riesgo asociados, entre los que se destacan el tabaco y el alcohol”, amplió Barbaglia.
Para disminuir la incidencia del cáncer escamoso de esófago, los especialistas recalcan la necesidad de disminuir los factores de riesgo por lo que insisten en abandonar el hábito de fumar, el alcohol, en la vacunación contra el VPH y el uso de preservativo.
El equipo de Investigación esta formado por Yanina Barbaglia y Félix Jiménez del Servicio de Gastroenterología del hospital Cullen y, por la UNL, Fabián Zalazar y Fabián Tedeschi del Laboratorio de Práctica Profesional de la FBCB-UNL.