Estimular el cerebro mediante estímulos magnéticos o eléctricos permite mejorar el movimiento de pacientes que han sufrido lesiones cerebrales, según las investigaciones que realiza el Dr. Máximo Zimerman en el Hospital Universitario de Hamburgo y que proseguirá en INECO a partir del próximo año.
El stroke (comúnmente conocido como accidente cerebrovascular), junto a traumatismos encefalocraneanos como consecuencia de accidentes de tránsito, constituyen las causas principales de morbimortalidad e invalidez funcional en países desarrollados, lo que repercute en forma directa en el entorno social, familiar y laboral de la persona afectada.
Si bien no existen datos epidemiológicos, en la Argentina se calcula una incidencia de 100.000 nuevos strokes por año, es decir una persona cada 20 minutos es víctima de un accidente cerebrovascular. Y, de acuerdo a proyecciones actuales de la OMS, esta cifra continuará en aumento especialmente en países en vía de desarrollo. Datos recientes revelan que luego del primer año únicamente 20% de los pacientes puede retornar a una vida normal, y en la mayoría de los casos el nivel funcional alcanzado a los 6 meses es semejante al observado luego del quinto año del episodio.
Gracias a los recientes progresos en neurología, en la actualidad contamos con mayor y más efectivas opciones en el abordaje terapéutico inicial de pacientes con stroke: unidades de cuidados intensivos especializadas (stroke units) con personal idóneo, entrenado en el complejo manejo de estos pacientes y el uso de medicación específica que, oportunamente aplicada siguiendo criterios definidos, puede mejorar el pronóstico del cuadro agudo. Pero, a pesar de estos avances, muchos pacientes siguen abandonando el hospital o la clínica con significativas secuelas motoras y cognitivas comenzando una larga y difícil etapa de recuperación signada, en su mayoría, por avances lentos y el empleo de técnicas con limitada evidencia científica.
Sin embargo, investigaciones recientes sobre la capacidad adaptativa de nuestro sistema nervioso, junto con el uso de tecnologías y disciplinas emergentes, como la robótica, la biomecánica o la realidad virtual están permitiendo un gran salto en el tratamiento de pacientes con lesiones y enfermedades neurológicas, permitiendo que un número cada vez mayor se beneficien de nuevas terapéuticas.
La aplicación de pequeñas dosis de corriente y/o estímulos magnéticos en regiones específicas cerebrales contribuye a incrementar su actividad, acelerando la capacidad de aprendizaje y mejorando el desempeño en diferentes actividades cognitivas y motoras.
Médicos del Departamento de Neurología de la Universidad de Hamburgo estudian los cambios estructurales y funcionales que sobrevienen a diferentes lesiones cerebrales, como por ejemplo el stroke. El empleo de técnicas modernas de neuroimágenes, como la resonancia magnética funcional y el análisis de conectividad basado en electroencefalografía, permiten identificar las diferentes regiones cerebrales involucradas en el proceso de recuperación. Luego, a través de la aplicación de estimulación cerebral no invasiva en conjunto con un programa de rehabilitación especialmente diseñado para cada paciente, es posible incrementar y/o suprimir la actividad en dichas regiones, fomentando así el proceso de recuperación neurológica.
Si bien estas técnicas son usadas en el ámbito científico, cada día mayor cantidad de estudios controlados, doble-ciego, demuestran su eficacia en el tratamiento de síntomas derivados del accidente cerebrovascular; tales como dificultad en el movimiento, trastornos del lenguaje y disturbios atencionales. La reciente investigación llevada a cabo por el Dr. Zimerman y publicada en la prestigiosa revista STROKE, demostró que pacientes con secuelas motoras mejoran su destreza mediante la aplicación de estimulación transcortical con corriente directa (tDCS), a través de dos electrodos en la piel de la cabeza del paciente. En el presente estudio, los pacientes realizaron una secuencia motora con la mano afectada durante la aplicación de tDCS. Los resultados evidenciaron un incremento en la velocidad y en la exactitud de la ejecución de los movimientos, pero la mayor sorpresa llegó cuando los presentes beneficios se mantuvieron luego de haber finalizado el tratamiento, interactuando directamente con procesos ligados al aprendizaje motor.
Este y otros estudios relevantes en el tema sirvieron para sentar las bases de un estudio multicéntrico actualmente en curso en la Unión Europea (Alemania, Austria, Suiza, Francia e Italia), que evalúa la combinación de tDCS y terapia física en el tratamiento inicial de pacientes con stroke (NETS trial, Neuroregeneration Enhanced by Transcranial Direct Current Stimulation in Stroke) y cuyo centro de referencia es el Hospital Universitario de Hamburgo.
Otra modalidad es la estimulación magnética transcraneal (TMS). A diferencia de la anterior, consiste en utilizar campos magnéticos para generar una corriente en distintas áreas del cerebro. Tiene utilidad diagnóstica para evaluar la conectividad del tejido nervioso, y su aplicación con una frecuencia e intensidad específica permite modificar el nivel de actividad neuronal. Aunque su desventaja radica fundamentalmente en ser una técnica compleja, que precisa de un gran aparataje y tiene un alto costo, y que de acuerdo a los parámetros y el tipo de lesión del paciente, puede desencadenar crisis epilépticas si no es correctamente administrada.
La introducción de nuevas estrategias terapéuticas en la práctica clínica augura un futuro promisorio en la rehabilitación de enfermedades neurológicas. Nuestro mayor desafío consiste en trasladar lo observado a la práctica clínica a través de estudios multicéntricos y así poder cuantificar su impacto terapéutico.
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Estos y otros avances en Neurología fueron presentados en el simposio internacional sobre neurorehabilitación organizado por la Fundación INECO, el 29 de Octubre en el Museo MALBA, que contó con la presencia de los líderes mundiales en el tema.