Más ecológico: aprovechan los efluentes de feedlot para nutrir el suelo – Investigadores del INTA Concepción del Uruguay –Entre Ríos– Argentina, aplican un modelo intensivo de engorde en un establecimiento santafesino. Registran ganancias de peso similares a las de un feedlot convencional y mejoras productivas, de bienestar animal y ambientales.
Luego de adoptar el modelo de Cría Bovina Intensiva –propuesto por el INTA Venado Tuerto, Santa Fe–, la empresa agropecuaria “El Casco” –ubicada en la localidad santafesina de Chañar Ladeado– tomó la decisión de seguir innovando e implementó un novedoso modelo de engorde intensivo que desarrollaron investigadores del INTA Concepción del Uruguay. Además de aumentar el bienestar animal y obtener ganancias de peso similares a las de un feedlot convencional, pero en una superficie mayor, aprovechan el estiércol descargado por los animales para mejorar la nutrición de los suelos destinados a agricultura.
De acuerdo con Sebastián Vittone, especialista del INTA Concepción del Uruguay, el modelo fue evaluado en condiciones experimentales, en establecimientos agrícolas ubicados en Santa Fe y Córdoba y en diferentes situaciones agroecológicas. “En todos los casos, el nivel fósforo incorporado al suelo a través de las heces en un ciclo de engorde de 100 días fue compatible con las necesidades de un cultivo agrícola de alto potencial de rendimiento”, indicó.
En el sur de Santa Fe, los ensayos se realizaron en zona altamente competitivas para la producción de cultivos industriales. Estos suelos, molisoles con buen drenaje y napas freáticas a un metro de profundidad, garantizan rendimientos 120 y 45 quintales por hectárea en maíz y soja, respectivamente. “Para lograr estos rendimientos, la fertilidad del suelo es un pilar fundamental”, reconoció Vittone.
No obstante, advirtió que, durante los últimos 10 años, la zona sufrió una marcada disminución en el contenido de nutrientes del suelo, debido a la alta demanda de estos cultivos, que comprometió a los agricultores a incorporar más fertilizantes –y a elevar el costo de producción– para compensar la situación.
En este sentido, el sistema de engorde intensivo desarrollado por el INTA Concepción del Uruguay permite integrar la actividad agrícola y consiste en asignar un mínimo de 100 metros cuadrados por cabeza y rotar los animales entre las parcelas.
“De esta manera, se reduce la formación de barro, se minimizan los olores desagradables y no se contamina el agua de napa o de cauces superficiales”, enumeró Vittone, quien destacó que, por el bajo impacto ambiental del sistema, se lo conoce como “feedlot ecológico”.
Para el especialista, este modelo permite alcanzar resultados de eficiencia animal similares a los de un feedlot industrial, con una ganancia diaria de peso por encima del kilo, gastos mínimos de infraestructura y baja carga operativa. “Mantiene las reglas de sistema intensivo de producción de carne, pero preservando el bienestar animal y el ambiente”, aseguró.
El modelo de engorde con bajo impacto ambiental fue evaluado en condiciones experimentales y en establecimientos agrícolas ubicados en Santa Fe y Córdoba.
Experiencia en Chañar Ladeado
En el “El Casco”, el rodeo de cría es manejado bajo el modelo de Cría Bovina Intensiva, mientras que las vacas pastorean rastrojos de cosecha gruesa en otoño-invierno y pasturas en primavera-verano, época de mayor demanda nutricional de los vientres. La tasa de preñez es de entre el 92 y 96 % y realizan creep feeding – el ternero recibe algún tipo de suplementación en su alimentación, además de consumir la leche materna y el forraje del potrero–.
Luego del destete, los terneros ingresan con más de 200 kilos al engorde terminal hasta alcanzar los 340 kilos de peso vivo, aproximadamente. Con el objetivo de “preservar la tierra”, la empresa adoptó el sistema de “Feedlot Ecológico Rotativo” (FER) –como lo rebautizaron localmente– en lugar de realizar el engorde en un feedlot convencional.
Tras un ciclo de producción en el sistema FER, el aumento de peso vivo se estableció en el orden de un kilo por animal por día y el promedio general de conversión fue de 5,9 kilos de alimento por kilo de peso vivo ganado.
En tanto, “el resultado más esperado fue el de fertilidad de suelo obtenida por la acumulación de las deyecciones animales”, señaló Vittone.
El vínculo con los productores surgió hace más de diez años y, “actualmente, el objetivo es continuar con la transferencia de información y de resultados productivos del engorde terminal”, explicó el técnico, quien anticipó: “En adelante, está previsto realizar análisis de suelo para evaluar la fertilidad remanente luego del encierre y su impacto en el rendimiento de los cultivos de maíz y soja que se implantarán en la próxima campaña agrícola”.