“Me siento profundamente preocupado por la reacción popular que observaremos en los años por venir”, expresó Baldwin a su audiencia en Ginebra.
Por Simon Bradley
Los Correos Suizos yatienen en marcha un programa piloto de envío de paquetes robotizado en Berna, Zúrich, Köniz (cerca de Berna) y Biberist (cantón de Solothurn). Ver imagen más abajo
Suiza se manifestará enérgicamente contra la globalización, la inteligencia artificial y la paulatina automatización de los empleos conforme las tecnologías sigan avanzando y se vuelvan más disruptivas y abarquen más campos de acción. El país, conocido por su estabilidad y sólida estructura, “experimentará un fuerte revés con dichos cambios”.
Esta es al menos la predicción que hizo Richard BaldwinEnlace externo, profesor de Economía Internacional del ‘Graduate Institute de Ginebra’, para Suiza durante una conferencia sobre el futuro laboral que organizaron este instituto y la revista ‘The Economist’ en días pasados.
“Me siento profundamente preocupado por la reacción popular que observaremos en los años por venir”, expresó Baldwin a su audiencia en Ginebra.
Las máquinas están aprendiendo tareas cada vez más complejas en los diversos centros de trabajo, como la traducción de textos o el diagnóstico de enfermedades. Asimismo, los robots amplían sus capacidades para realizar labores manuales que antes solo eran desempeñadas por humanos.
Richard Baldwin, profesor de Economía Internacional.
Para Baldwin, este proceso de automatización se verifica, además, a una velocidad “increíble”, mientras la mayoría de la gente “niega lo que sucede o aún no es consciente del impacto que esto tendrá”.
“En un lapso de tres a cinco años, observaremos que al menos el 10% de los empleos actuales habrán sido desplazados sin que existan claras alternativas de actividades para las personas que perderán su trabajo. Esto será muy disruptivo. Estamos por ver una suerte de huracán político”, advirtió.
Futuro incierto
Baldwin anticipó que el rechazo será tan airado como el que provocaron en su momento el servicio de transporte compartido Uber o el alquiler internacional de apartamentos Airbnb, ya que son numerosos los grupos que se oponen al cambio que suponen las nuevas tecnologías.
“Cuando un número importante de personas finalmente se dé cuenta de que es la tecnología la que desplaza a la gente, y no trabajadores extranjeros, veremos violentas reacciones sistémicas en contra de este fenómeno”, predice.
Los Correos Suizos tienen en marcha un programa piloto de envío de paquetes robotizado en Berna, Zúrich, Köniz (cerca de Berna) y Biberist (cantón de Solothurn).
Diversos estudios alertan sobre la inquietud que despierta el llamado ascenso de los robots. Los economistas de la Universidad de Oxford, Carl Frey y Michael Osborne,anticiparon en 2013 que el 47% de los empleos de Estados Unidos correrían el riesgo de desaparecer al tratarse de tareas que puede realizar sin problemas un ordenador o un robot.
Más moderado, un informe publicado en 2016 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) concluye que alrededor del 9% de los empleos podrían ser automatizados en 21 de los 34 países que conforman la OCDE. Suiza no forma parte de este análisis, a pesar de ser miembro de este organismo con sede en París.
Otros economistas coinciden en que el impacto no será tan dramático. Algunos auguran, incluso, que la expansión en la automatización hará desaparecer algunas plazas, pero también generará nuevos empleos.
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El Instituto Global McKinsey considera que solo el 5% de los trabajos pueden ser suplidos al 100% por la tecnología existente en este momento. Y en vez de hablar de destrucción de empleos y creación de otros, este instituto considera que la inteligencia artificial y la automatización simplemente cambiarán el tipo de actividades en las que se enfocan hoy los trabajadores dentro de sus empleos.
El impacto para Suiza
En su conferencia, Baldwin anticipó una gran turbulencia en el mercado laboral por la automatización. Y aseguró que, según el tipo de empleo, el impacto será desde “elevado hasta profundamente inquietante”.
La mitad de los trabajos actuales serán desempeñados por algoritmos en el futuro, refirió, aunque esto “no forzosamente conducirá a un recorte del 50% del personal, pero sí a un ajuste sustancial”.
¿Cómo afectará esta nueva realidad tecnológica a Suiza y cuál será la reacción de su gente?
Baldwin aseguró que el particular perfil de Suiza, con las multinacionales que la han elegido como sede, pero con un amplio número de sectores protegidos, la han convertido en un país “ordenado y estructurado”. Pero a medida que los trabajos hoy protegidos “comiencen a verse aún más afectados por la llegada de la inteligencia artificial, la gente se molestará. Sospecho que algunos cantones y ciudades incluso intentarán prohibir esta tendencia, y algunos tendrán éxito, pero otros, no”.
Es previsible que “Suiza se defienda enérgicamente” ante estos cambios tecnológicos, añadió.
Pero la tormenta tecnológica que se avecina podría dejar bien librada a la banca, según el experto, ya que las estrictas reglas a las que debe apegarse y la información confidencial que maneja hacen muy difícil subcontratar servicios en el extranjero, y eliminar puestos en Suiza vinculados al manejo de estos datos sensibles.
¿Cómo adaptarse?
Si el cambio que produce la transformación tecnológica es inminente, la pregunta es cómo debe adaptarse la gente. Baldwin considera que las personas deberán reflexionar sobre las habilidades que los ordenadores no pueden desarrollar fácilmente, pero sin cerrar los ojos al hecho de que deberán adaptarse a los desafíos que imponen la tecnología y la automatización en todos los centros de trabajo.
«¿Qué no pueden hacer los robots?”, preguntó a la audiencia.
Y les dio algunas ideas de las habilidades que no puede suplir la tecnología: “lidiar con lo desconocido, desarrollar empatía y conectar con las necesidades de la gente”. Por ello, para evitar el impacto de la subcontratación de servicios a distancia (frecuentemente, ubicados en otros países como las centralitas telefónicas que venden productos u ofrecen atención a los clientes), deberá reforzarse la importancia del contacto cara a cara en algunas funciones y fortalecer el trabajo de equipo y el concepto de la confianza que supone apoyarse en personal humano.
Cerró su participación afirmando que el futuro empresarial será una combinación de trabajadores remotos, inteligencia artificial y personas que sí trabajen en una oficina. Y estas, detalló, deberán ser capaces de gestionar equipos laborales y de ser móviles. Pero dada las funciones que desempeñarán, su presencia física será realmente importante en sus centros de trabajo.
Traducción del inglés: Andrea Ornelas, swissinfo.ch
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